Los gobiernos apuestan por la arquitectura verde
Para los turistas es posible pasar días y noches en la ciudad alemana de Friburgo reduciendo al máximo su huella de emisiones de dióxido de carbono o CO2.
Con 230.000 habitantes, es un lugar donde no se ven automóviles por las calles. Una red de tranvías eficiente y una ciclovía que abarca más de 450 kilómetros lograron que el número de personas que se mueve en automóvil disminuyera 30%. También la producción de electricidad solar al año supera los 420.000 kWh, lo que cuadriplica los volúmenes de consumo anuales.
Como consecuencia, las emisiones de CO2 se redujeron 20% menos que en la década de 1990 cuando surgió un movimiento a favor de métodos sustentables energéticos. También se puede pasear tranquilamente, sin escuchar ruidos molestos de velocidad, bocinas y frenos.
Así, esta urbe, que quedó en ruinas tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial (1939 y 1945), ahora combina cultura y naturaleza, tradición y modernidad. Las autoridades locales apuestan por un modelo de arquitectura orientada al futuro de la llamada “Ciudad Verde”, un enfoque sostenible que cada vez cobra más popularidad mundial.
Esta nueva manera de construir se basa en la creación de un diseño sustentable que va dirigido a la conservación ambiental, así como la mejora en un nivel social y económico.
Especialistas en el tema consideran que el ser “verde” no es solo usar estos colores o sembrar árboles alrededor de nuestro edificio. Este modo de vida va más allá, ya que la arquitectura verde abarca desde la elección del solar que usará sobre la proyección de la estructura, hasta qué materiales reciclados, cómo se podrá ahorrar energía en las viviendas, qué pintura y diversos elementos se empleará para no alterar los cánones de este modelo sustentable.
Otra de las reglas para este modo de construcción, conocida también como arquitectura verde, es bloquear la radiación solar con vegetación, toldos, cristales, además de abrir claraboyas a modo que se pueda escapar el aire caliente.
Generación de empleo
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) espera que la arquitectura verde genere más de 6,5 millones de empleos para 2030, siendo el segundo sector de mayor crecimiento para empleos amigables con la naturaleza después de la energía.
La OIT dice que este crecimiento se explica en la necesidad de edificios que puedan hacer frente a los desafíos del cambio climático, entre ellos, el aumento de costos de energía, la escasez de agua y un mayor riesgo de condiciones climáticas extremas.
En 2000 solo 41 nuevos proyectos de construcción fueron calificados oficialmente como “edificios ecológicos” en Estados Unidos. El año pasado, esa cifra creció a más de 65.000.
En otros lugares del mundo se da un aumento similar y se espera una continuidad en esta tendencia.
“Los gobiernos de todo el mundo se comprometieron a limitar el calentamiento global a 2°C como parte del Acuerdo de París”, dice Terri Wills, directora ejecutiva del Consejo Mundial de la Construcción Verde.
En China, el Gobierno marcó fuertes metas como parte de su plan de cinco años que requiere que el 50% de todos los nuevos edificios urbanos sean certificados como verdes.
“Los edificios generan actualmente alrededor del 38% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Esto significa que no cumpliremos con el objetivo de 2°C a menos que todos nuestros edificios sean más ecológicos en cuanto a la forma en que se construyen y operan.
“La industria de la construcción se está volviendo mucho más interesante debido a todas las soluciones que se necesitan para enfrentar este desafío”, dice Wills.
La OIT predice roles como los ecodiseñadores -encargados de crear productos con el fin de ser más eficientes-. Asimismo, los ingenieros en eficiencia energética serán cada vez más importantes en lugares como China e India, donde la construcción actualmente está en auge. (I)