Gobierno y oposición se acusan por nueva masacre en Siria
Damasco.-
La masacre de más de doscientas personas en la localidad siria de Tremseh, que podría ser una de las más sangrientas desde el comienzo de la rebelión en 2011, vuelve a generar acusaciones entre el Gobierno y la oposición, que volvió a pedir una intervención militar externa urgente en Siria.
Opositores informaron que unos 220 civiles murieron el jueves cuando tanques y helicópteros atacaron el poblado de Tremseh, situado 30 kilómetros al noroeste de Hama, antes de que milicianos progubernamentales ingresaran y ejecutaran a quienes hallaron con vida, en lo que definieron como uno de los días con más muertes en casi 16 meses de virtual guerra civil en Siria.
La agencia de noticias siria Sana, por su parte, citó a habitantes de Tremseh que denunciaron que “grupos terroristas” tomaron ayer por asalto el poblado y mataron a más de 50 personas e hicieron explotar numerosas viviendas, antes de la llegada de las autoridades a la zona.
Tropas enviadas por el Ejército se enfrentaron con los agresores, les infligieron “enormes pérdidas”, detuvieron a algunos y secuestraron armas, agregó un habitante de Tremseh, Abou Aref al-Khaled, citado por Sana, que agregó que tres soldados murieron en los enfrentamientos.
“Una mujer y su hijo fueron asesinados ante los ojos de todos”, añadió Al-Khaled, lamentando la ausencia del Ejército sirio o el personal de seguridad de la aldea.
El jefe de una misión de observadores de la ONU desplegada en Siria informó ayer en Damasco que su equipo podía confirmar que las fuerzas del gobierno del presidente Bachar Al Assad lanzaron ataques por aire y tierra contra Tremseh.
El general noruego Robert Mood precisó que observadores que se hallaban a 5 kilómetros del lugar vieron que helicópteros y “unidades mecanizadas” participaron en la ofensiva. Agregó que irán al poblado a investigar cuando estén dadas las condiciones.
Los cerca de 300 observadores de la ONU fueron desplegados en abril para supervisar un plan de paz elaborado por el enviado Kofi Annan, pero el mes pasado suspendieron su actividad por la creciente violencia.
Annan dijo ayer que se sentía “conmocionado y horrorizado” por las denuncias de la matanza, que no es la primera ocurrida en el curso del conflicto, pero sí la de mayor número de muertos reportados.
Además, el enviado de la ONU y la Liga Árabe para Siria criticó a Damasco por continuar usando armamentos pesados en zonas pobladas, lo que supone “una violación de los compromisos del Gobierno sirio” respecto del plan de paz internacional elaborado por el emisario.
La masacre sucedió a la víspera de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que ayer empezó a debatir dos resoluciones rivales sobre Siria para renovar el mandato del equipo de observadores de la ONU, algo que debe aprobar antes de la fecha de expiración de la misión, el 20 de julio.
Una fue elaborada por Estados Unidos y sus aliados y abre la puerta a sanciones o al uso de la fuerza contra Damasco si no aplica el plan de paz de Annan, que exige una tregua, una retirada de armamentos pesados del Ejército de zonas urbanas, seguido de un cese de hostilidades de la oposición y un diálogo político.
Sin embargo, Rusia, que junto con China ya bloqueó dos intentos previos del Consejo de sancionar al Gobierno sirio, advirtió que vetará esa propuesta por considerar que solo impone obligaciones a Damasco y no dice ni una palabra sobre la creciente militarizada y radicalizada oposición.
Rusia también pide extender la misión de la ONU en Siria, pero no menciona sanciones. El país condenó ayer la masacre de Tremseh y pidió una investigación, informó el vocero de la cancillería de este país, Alexander Lukashevich.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que el Consejo debe enviar “un mensaje fuerte a todos de que habrá serias consecuencias” si no se observa el plan de paz del emisario Kofi Annan.
La principal coalición de grupos opositores sirios, el Consejo Nacional Sirio, urgió al Consejo de Seguridad a aprobar una resolución contra Siria bajo el capítulo 7 de la Carta de Naciones Unidas, que permite el uso de la fuerza.
“Para detener esta locura sangrienta que amenaza a Siria y la paz y la seguridad en la región y en el mundo, se requiere una resolución urgente y fuerte del Consejo de Seguridad de la ONU bajo el capítulo 7 que proteja al pueblo sirio”, dijo el Consejo Nacional Sirio en un comunicado.
La ONU estima que más de 10.000 personas han muerto en Siria desde que estalló el conflicto, en marzo de 2011, aunque los opositores cifran las víctimas fatales en más de 17.000.