Tras 20 años de financiamiento a organizaciones no gubernamentales y opositoras, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, siglas en inglés) cesó ayer de manera oficial sus actividades en Rusia por disposición del Gobierno.          

Al argumentar la postura rusa, el presidente Vladimir Putin acusó a Washington de fomentar la ola de malestar en Rusia, surgida al calor de los comicios legislativos y presidenciales de este año, con abierto apoyo a través de las ONG, cuya actividad se acrecentó en la década del 90.  

Desde entonces el Departamento de Estado de Estados Unidos invirtió cerca de dos mil 700 millones de dólares para incrementar la actividad opositora, con el pretexto de apoyar las instituciones de la sociedad civil y supuestamente la democracia.

Un comunicado de la Cancillería, divulgado en septiembre, asegura que Estados Unidos utilizó su “misión” en Moscú para influir en la política interna y en las elecciones presidenciales rusas. Se trata de los intentos de influir en los procesos políticos, incluidas elecciones de diversos tipos y en varios sectores.