El año pasado, François Houtart, sociólogo belga y profesor honorario del Instituto de Altos Estudios Nacionales (Iaen) del Ecuador, fue parte de una misión de paz en Damasco (Siria), en representación de la sociedad civil para llevar, como él mismo describe, “una palabra de paz a este país donde la población está sufriendo tantas situaciones devastadoras” y advierte que la única esperanza recae en una solución política.

Houtart, quien ofreció una conferencia en Quito la noche del martes, en su artículo ‘El Conflicto Sirio: Análisis y Reflexiones’, describe la guerra en tres grandes aspectos: el interno, en el que explica la denominada ‘primavera árabe’ o también la revolución democrática árabe; la figura regional que son los países conservadores que temen la constitución de un eje chiita y que desean restablecer el Emirato en el conjunto del Medio Oriente; y el aspecto internacional, que en parte se compone del neocolonialismo y del imperialismo vinculado con los recursos energéticos.

El sociólogo explica que el conflicto interno inició en 1947 cuando Siria obtuvo su independencia y continúa 16 años más tarde, cuando el Partido Nacionalista Baas, de carácter laico y con orientación social-demócrata, toma el poder en el país, siendo una alternativa al islam político. Como algunos de sus antecedentes, en el ámbito económico la república de Siria es interesante por su petróleo “a pesar de que no tiene tanto como nosotros pensamos”, dice Houtart, pero posee gas. Además, es un punto geoestratégico por ser ideal para transportar estos recursos naturales.

En el aspecto político hubo una gran concentración de poder cuando Hafez al-Asad, el padre del actual presidente, produjo un golpe de Estado e instaló un régimen bastante autoritario. Sin embargo, actualmente el gobierno tiene 19 ministros sunitas, 6 alauitas, dos cristianos y un chiita.

A partir de 2005 se produce un cambio en la política económica, cuando se adopta el socialismo de mercado que significó el neoliberalismo, y como consecuencia de ello seis años más tarde el 35% de la población queda desempleada.

Esta inconformidad llevó a varias protestas que sí fueron legítimas, pero que también correspondían a intereses de las fuerzas políticas islámicas y de países extranjeros.

François Houtart explica que con esto se inicia una polifacética guerra civil en la que las fuerzas interiores se mezclaron con los poderes externos. La oposición política externa e interna representa a la clase media-urbana y no hay una representación de las masas rurales.

Debido a esta oposición la respuesta del gobierno fue aplastar a los rebeldes, especialmente a aquellos con apoyo exterior.

Esta reacción del gobierno, cuenta, al principio suave, se volvió sumamente brutal, perpetrando grandes masacres.

Houtart, por otro lado, destaca que tanto los países de la región como los otros tienen grandes intereses geopolíticos, religiosos y económicos dentro del conflicto. Una sumisión de Siria también podría significar la posibilidad de controlar a Irán.

Rusia, por ejemplo, ha tenido un papel diplomático formidable -según el sociólogo belga- al negociar la no intervención militar por parte de los Estados Unidos (EE.UU). Aunque también tiene intereses importantes en el país sirio, por ejemplo una base de apoyo naval en ese territorio, parte de un convenio con la antigua URSS en 1979 que permite su presencia en el mar Mediterráneo, como contrapeso a la presencia estadounidense.

En este contexto también destacan los papeles que muchas fundaciones han jugado en la historia del país, como la National Endowment for Democracy, fundada por Ronald Reagan, que está directa e indirectamente financiada con fondos públicos de los Estados Unidos.

La única salida que divisa Houtart recae en una solución política, como la Conferencia de las Naciones Unidas de Ginebra II, prevista para el próximo 22 de enero, en la que el gobierno sirio ha aceptado participar y ha designado un ministro para este efecto. De igual forma, el G8 ha dado su poyo unánime al Ginebra II, aunque la oposición siria se manifiesta a favor de la intervención militar.

Otra propuesta es una conferencia de la sociedad civil para la reconciliación y la reconstrucción del país.