El futuro político de Donald Trump está en manos del Senado
La esperada decisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos de llevar a juicio político al presidente Donald Trump puso fin abruptamente a dos meses de audiencias y recriminaciones mutuas entre demócratas y republicanos, que ahora deberán verse las caras en el Senado.
El país amaneció este jueves 19 de diciembre de 2019 con Trump acusado por los legisladores en virtud de la Resolución 755 por dos artículos, abuso de poder (I) y obstrucción del Congreso (II).
Los expertos y observadores aún debaten la claridad de estas imputaciones, basadas en denuncias y testimonios, pero algunos coinciden en que nunca surgió una prueba contundente contra el presidente.
Pasada esta primera etapa, ahora hay un respiro, una sensación de alivio en medio de la tormenta. Culminaron las audiencias y los debates. Ya se decidió lo que hasta el miércoles se daba por sentado. Lo que muchos ansiaban y lo que muchos repudiaban.
¿Qué viene ahora?
De acuerdo con los procedimientos establecidos, la Cámara de Representantes debe enviar los artículos de juicio político al Senado, donde el presidente será juzgado.
Este paso que luce tan simple, parece haberse complicado después de declaraciones de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de que la cámara podría retener temporalmente ese proceso hasta saber cómo el Senado conducirá el juicio político.
Se da por sentado que el Senado, de mayoría republicana, absolverá a Trump. El propio líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, prometió recientemente trabajar en “total coordinación” con la Casa Blanca para el juicio político, lo que generó críticas de que planea cubrir a Trump en un proceso amañado.
Esta desconfianza entre los dos partidos pudiera dilatar irremediablemente el juicio al presidente en el Senado, algo que no desean ni demócratas ni republicanos y que también sería perjudicial para el clima político de la nación en un año electoral.
Un problema es que la Constitución no detalla cómo debe ser el proceso, algo que ya salió a relucir en los medios de prensa durante las audiencias en la Cámara de Representantes, y que ahora en el Senado toma otra dimensión.
En las “reglas de procedimiento y práctica en el Senado para casos de juicios políticos”, dice que una vez que la Cámara de Representantes presente los artículos, el Senado procederá a su consideración hasta que llegue a un fallo final. Sin embargo, el Senado opera bajo sus propias reglas establecidas por sus miembros y puede cambiarlas en cualquier momento por votación mayoritaria.
Los demócratas quieren que el Senado llame a testigos que ellos no pudieron interrogar en las audiencias en la Cámara, pero los republicanos están renuentes a hacerlo. Esa es una de las causas por las que demandan de antemano una previsión de cómo será el juicio político y amenazan con retener los artículos.
Si no llegan a un acuerdo, el juicio podría retrasarse de forma interminable e impedir una rápida absolución del presidente.
El panorama externo
En las calles, los estadounidenses siguen divididos entre los que consideran que el juicio político a Trump es una expresión justa de la Constitución y los que opinan que es víctima de una persecución política.
El día anterior a la votación en la Cámara de Representantes, miles de opositores al presidente expresaron su apoyo al juicio político en actos organizados en varias de las principales ciudades de Estados Unidos, como Nueva York, Chicago y Miami.
Las encuestas sugieren que Trump no ha perdido el apoyo de su base electoral y algunos especialistas opinan que si es absuelto por el Senado, saldrá reforzado y que los demócratas son los que sufrirán por sus esfuerzos para juzgarlo, aunque esto es algo que se decidirá en las urnas en noviembre.
Un análisis publicado este jueves por la agencia Associated Press indica que el legado de Trump quedará empañado por el juicio político.
Según AP, los dos cargos de juicio político resaltarán como un reproche constitucional que acompañará a Trump y serán parte de su historial, como fueron los casos de los otros presidentes sometidos a un proceso similar, Bill Clinton y Andrew Johnson.
Sin embargo, agrega también que el resultado de la campaña electoral de 2020 podría alterar la forma en que se recordará el juicio político.
“Si gana”, dijo Douglas Brinkley, historiador presidencial en la Universidad de Rice, “de alguna forma el juicio político se verá un poco más pequeño. Significaría que lo desafió y transformó al Partido Republicano a su propia imagen y los mantuvo leales”. (I)