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Florida se prepara para despedir a víctimas de ataque en escuela secundaria
La ciudad de Parkland en Florida sepultará este viernes a las víctimas de más reciente tiroteo en Estados Unidos, en medio de una creciente indignación que se sumaba al desconsuelo por sospechas de negligencias en seguridad escolar y señales de que las autoridades podrían haber pasado por alto pistas sobre los planes del agresor.
El miércoles de San Valentín -o de ceniza- el joven Nikolas Cruz abrió fuego en la escuela Marjory Stoneman Douglas de Parkland, 80 Km al norte de Miami. Mató a 17 personas e hirió a más de una docena. Arrestado poco después, fue inculpado el jueves de 17 cargos de homicidio premeditado.
De las 1,4 millones de personas que viven en el condado de Broward, al que pertenece Parkland, 500.000 son latinos. La mayoría colombianos, cubanos, venezolanos y puertorriqueños. "Me siento tan mal por los niños que murieron", dice Stacey Sayers, una sobreviviente de 15 años.
El mediodía del jueves, cientos de personas se habían congregado en una misa en la vecina ciudad de Coral Springs.
Florida suma récords. En 2016, la ciudad de Orlando vivió el atentado terrorista más mortífero desde el 11 de septiembre de 2001, cuando un hombre abatió a 49 personas en un club gay. Fue superado un año después por el ataque de Las Vegas.
Ahora, Parkland padeció el segundo peor tiroteo en una escuela secundaria después de Columbine en 1999.
"Es ilógica la ley de que un menor de edad no puede tomarse un trago pero sí puede comprarse un arma", opina Mavy Rubiano, la madre de 47 años de una sobreviviente del tiroteo.
El presidente Donald Trump también ha evitado el tema.
Pero hay perros terapéuticos. Son entrenados para dar consuelo y organizaciones caritativas estadounidenses los despliegan cuando ocurre una masacre.
En la misa del jueves, un Golden Retriever recibió con entusiasmo y mansedumbre las caricias de niños y adultos.
"Todo el mundo ama a los perros. Es muy difícil, incluso en tiempos de gran tristeza, no sentirse mejor cuando acaricias un perro", dice Sharon Flaherty, que vino desde Chicago con el magnífico Jacob.(I)