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FARC-EP y la para-política del izquierdismo

FARC-EP y la para-política del izquierdismo
02 de octubre de 2015 - 00:00

Por todos es conocido que la oligarquía colombiana, latinoamericana y el imperialismo norteamericano continúan generando obstáculos y sabotajes para detener el proceso de paz en Colombia; sin embargo, el infantilismo de izquierda o ultra-izquierdismo también juega un rol perjudicial y peligroso para alcanzar este anhelado objetivo.

Desde que el comandante Timoleón Jiménez y el presidente Juan Manuel Santos estrecharon sus manos, las reacciones a nivel mundial no se han hecho esperar.

Anticipado era el modo de actuar de la derecha más conservadora y reaccionaria. Su política de instigar para que se sancione con todo “el rigor de la ley” a quienes han “violado” - solo desde el lado de la insurgencia- la paz social y el orden establecido, pretende torpedear el proceso mediante la tergiversación. Quieren convertir a la guerrilla colombiana y sus revolucionarios en comunes delincuentes para poder juzgarlos desde esa lógica. Afortunadamente, dentro de los acuerdos previos, han logrado establecer, en la “Jurisdicción Especial para la paz”, un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, que se espera sea lo más serio y verídico posible.

Sin embargo, existe un enemigo que se oculta dentro de los sectores revolucionarios y causa daño, muchas veces mayor que el mismo enemigo de clase. Este peligro es el ultra-izquierdismo. Mientras desde la derecha fascista se despotricaba contra los acuerdos generados en La Habana y desde la izquierda revolucionaria saludábamos y ratificábamos el compromiso por consolidar el proceso de paz con justicia social, distintos grupos del extremo lejano de la izquierda se han sumado a despotricar en contubernio con la derecha.

Los argumentos de la ultraizquierda son viejos y muy conocidos: traición, revisionismo y pacto con el imperialismo. Estos epítetos -fácil de decir pero imposibles de comprobar- son en la actualidad utilizados contra los máximos dirigentes de las FARC-EP.

La ultraizquierda se presenta una vez más protagonizando el papel más deplorable e irresponsable. Olvidó -si alguna vez lo tuvo- la ortodoxia (desde la concepción lukacsiana) del método marxista para comprender científicamente la realidad y transformarla. Intentar organizar la revolución desde la adjetivación, la retórica o la simple voluntad es regresar, en tiempo y pensamiento, a las proyecciones de socialismo utópico, peor aún, cuando se encuentran en juego miles de vidas y el destino de los pueblos.

Es menester cuidar el proceso de paz frente a todo tipo de infiltración e intento de deslegitimación, no solo de la derecha y el imperialismo -que con toda seguridad realizarán- también de la ultraizquierda.

La historia nos ha enseñado que cuando la derecha actúa ofensivamente contra cualquier proceso, es porque afecta a sus intereses por mínimos que estos sean. Sin embargo, es una señal -para la izquierda- que el camino es correcto. Por eso, cuando la derecha actúa como una fiera herida y a esto se suman tácitamente otros sectores, como la ultraizquierda, solo hay dos opciones: no saben lo que hacen o saben perfectamente para quien trabajan. Coincidencia o no, es alarmante ver que los mismos sectores de la “izquierda radical” que atentan y entorpecen la paz en Colombia, sean los mismo grupos que atentan y entorpecen los gobiernos progresistas de la región. No se puede olvidar que muchos de los gobiernos progresistas han sido los impulsores y garantes del proceso de paz, principalmente la Venezuela Bolivariana del comandante Chávez.

Tanto la paz en Colombia como la radicalización y profundización de los procesos democráticos, soberanos y anti-imperialistas, por los que atraviesan distintos países de América Latina, convocan y dependen de una izquierda revolucionaria, responsable con la historia y con los sectores oprimidos, y radical por la concordancia de su práctica bajo la irrenunciabilidad de los principios, convicción y objetivos del socialismo. No por la aplicación mecánica de una sola forma de lucha.

Los cantos de sirena -de la parapolítica y paramilitarismo- de la izquierda infantil, son obstáculos que deben ser superados. (O)

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