Daniel Díaz, analista del Vaticano, indicó que, pese a que las expectativas de la cumbre sobre la “Protección de los Menores en la Iglesia” son grandes, duda mucho que se logren medidas concretas a favor de las víctimas. “Es muy poco tiempo para tratar un tema tan delicado. Son más de 20 años de casos y grandes escándalos”.

Sin embargo, el analista venezolano mencionó a EL TELÉGRAFO que la reunión ya es un gran paso, pues reconoce públicamente el problema y una disposición a escuchar.

A la cumbre histórica, que concluirá mañana, asisten 191 personas entre ellas: la jerarquía eclesiástica, las víctimas y representantes de las organizaciones de ayuda a los abusados.

Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, que se encuentra en Roma, expresó que desconfía de lo que hagan los obispos después de que concluya la cumbre del Vaticano. “Porque se sabe que al Papa le asienten todo y luego hacen lo que quieren”, sentenció el también comunicador chileno en referencia al encubrimiento que ha tenido la Iglesia para abordar los abusos sexuales.

Él junto a otras once víctimas fueron invitados a la cumbre para ofrecer su testimonio durante la inauguración. “Algunas lágrimas -de los que escucharon los testimonios- son sinceras, pero también creo que hay mucha lágrima de cocodrilo”, se refirió Cruz sobre la reacción de los obispos.

El argentino Claudio Fantini, analista internacional, enfatizó que aunque no cree que este pequeño sínodo marque un punto de inflexión, “no hay duda de que constituye un hecho inédito en la historia de la Iglesia”.

El periodista y politólogo indicó que esto ayudará a que termine ese milenario secretismo que permitió que la perversión
de muchos sacerdotes con menores de edad se convirtiera en un flagelo.

Al respecto, el director editorial de la cadena radial española COPE, José Luis Restán, opinó que, aunque este encuentro es muy importante, no será el punto final. “Es importante señalar que este es el comienzo de un camino, es un hito muy importante, muy destacado que quedará marcado en rojo, pero dentro de una historia muy larga, ardua, con vaivenes, que ha tenido momentos álgidos”.

El español considera que la cumbre no es una varita mágica que cambie la profundidad del tema. Agregó que el daño es muy profundo porque afecta directamente a la confianza en la Iglesia, que es, quizás, lo más terrible y lo más grave. “Esto compromete la credibilidad y la misión de la institución”.

La responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia son los tres ejes de la cumbre en la que también participan expertos de distintas áreas. (I)