El actual canciller David Choquehuanca es visto como posible candidato
Evo Morales: "No porque perdimos esta batalla el proceso se ha caído"
Luego de un escrutinio de 3 días, el presidente boliviano Evo Morales admitió ayer su derrota en el referéndum del domingo pasado. Los bolivianos rechazaron una reforma constitucional que lo habilitaba como candidato a un cuarto mandato consecutivo.
Para el gobernante fue una experiencia de la cual salió fortalecido porque le sirvió para constatar que el voto duro para su partido -Movimiento Al Socialismo- fue del 50%, y enfatizó que perdió solo una “pequeña batalla, pero no la guerra” y que el proceso de cambio continúa en su país. “Respetamos los resultados, es parte de la democracia”, afirmó el gobernante durante una conferencia de prensa en el palacio presidencial llamado popularmente “Quemado”. “No porque perdimos esta batalla el proceso se ha caído. No porque el ‘No’ ganó, se acabó la vida de Evo. La lucha sigue”, añadió.
El escrutinio oficial del Órgano Electoral Plurinacional, al 99,72% del cómputo de actas, confirmó una victoria del ‘No’ con el 51,30% frente a 48,70% del ‘Sí’.
“No es como una derrota, es una gran fortaleza tener 50% después de 10 años” de gobierno, aseveró el gobernante, quien atribuyó los resultados en su contra a “una guerra sucia en las redes sociales” impulsada por sectores de derecha. Hoy se reunirá con su gabinete ampliado para realizar una evaluación y trazar una estrategia para posicionar su plan de gobierno.
Por primera vez el Presidente se enfrenta a un escenario en el cual su mandato tiene fecha de expiración: 2020. En la misma situación se encuentra el vicepresidente Álvaro García Linera, quien no puede optar por la presidencia debido a sus reelecciones consecutivas.
Por eso es que el MAS, además de evaluar las causas de su derrota, deberá enfocarse en objetivos concretos para los próximos años y la tarea más difícil será encontrar un candidato para las elecciones de 2019.
Entre las posibles cartas oficialistas figura el canciller David Choquehuanca y Gabriela Montaño, presidenta de la Cámara de Diputados.
La directora de la encuestadora Perfiles de Opinión, Paulina Recalde, asegura que las razones de la derrota son diversas y complejas. Un factor sería la existencia de “un rechazo, no necesariamente a la figura presidencial de Evo Morales sino a la posibilidad de abrir una nueva reelección”. Otro “el agotamiento o desgaste de la figura principal del partido y la necesidad de la población de ver nuevos rostros”.
Para la experta, la unión de la oposición, que en el último tramo de campaña logró posicionar en el escenario mediático los escándalos de corrupción debilitó la imagen del MAS y el gobierno.
Humberto Cholango, expresidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y amigo personal de Morales, destaca que las mentiras –a falta de propuestas y proyectos- en las que trabajó la oposición calaron y convencieron fácilmente a los bolivianos.
Para el dirigente indígena se evidenció un plan organizado y financiado desde las grandes empresas transnacionales y potencias extranjeras que quieren desestabilizar la región, impidiendo la unión de los países del Sur. Por otra parte, reconoce que las organizaciones sociales y políticas de izquierda se confiaron mucho en la figura del presidente Evo Morales.
“Evo tiene una aceptación impresionante en Bolivia (75%) y pensaron que eso iba a ser fácilmente endosado en el ‘Sí’. Las organizaciones sociales por un exceso de confianza no lograron organizar una campaña con la misma importancia que en las elecciones anteriores”. A eso suma algunos errores que afectaron la imagen del partido en general, como las denuncias de corrupción.
Otro elemento importante en los resultados es la articulación de todos los sectores de la oposición en torno a la opción del ‘No’. Así también lo señaló el analista y exdirector de la edición boliviana de Le Monde Diplomatique, Pablo Stefanoni. “La primera dificultad, obvia, de un referéndum de esta naturaleza es que unifica a todos los oponentes en la opción del ‘No’. Un conglomerado que va desde los racistas que nunca quisieron un gobierno campesino-indígena hasta quienes critican lo contrario: que (el de Morales) no es un verdadero gobierno indígena sino un sucedáneo de matriz ‘blancoide’ o directamente un gobierno antiindígena”.
Stefanoni explica que el ‘No’ en las urnas también tiene rostro de agrupaciones juveniles, pensadores de izquierda, dirigentes sindicales y políticos que empezaron su carrera en el mismo gobierno del actual presidente y que ahora están en la disidencia.
El futuro del MAS está abierto
Paulina Recalde señala que pese a que el ‘No’ ganó en el referéndum, el futuro del MAS está abierto. “Todo va a depender de la gestión que desarrolle el partido político durante estos años de mandato. Seguramente va a ser complicado para el presidente y el partido en general asumir esta derrota, pero también hay que destacar que no es una pérdida apabullante (no es lo mismo perder con un 60% o 40% que perder ante un margen tan estrecho). Además fue en medida de su vocación democrática, es decir, convocando en una consulta a su pueblo”.
La analista destaca que el futuro del MAS va a estar marcado en su gestión económica y luego en cómo solucione internamente este cambio: cuando Evo Morales no sea más la figura central del movimiento.
Por su parte, Cholango destaca a las organizaciones sociales, que a diferencia de Ecuador y otros países de la región, están empoderadas en este proceso de cambio. “El pueblo sacará sus propias conclusiones. El movimiento reconducirá algunos errores que haya tenido, como esta campaña, y se pondrá a trabajar en este proyecto revolucionario”.
Iván Arias, analista político, afirmó en un artículo de la BBC que los desafíos para la oposición boliviana en adelante son “titánicos” si quiere convertirse en una “alternativa de poder creíble y viable. La alternativa tiene que oler y saber a poder y no a dispersión y división. Esto les obliga a construir una opción que enamore al país a partir de nuevos liderazgos, propuestas reales e inclusivas, certidumbres económicas, sueños de futuro y completa renovación de la forma de hacer política y de gestionar la cosa pública”. (I)