En la embajada estadounidense se recibió a los disidentes
"Vine a dejar atrás los últimos vestigios de la Guerra Fría"
Con su camiseta de los Dodgers que lleva en la espalda el apellido Puig, Félix Antonio ‘Tony’ Salazar camina apurado por las bulliciosas y pintorescas calles del Centro Habana para no perderse el partido que disputaban la selección de Cuba y los Tampa Bay Rays, un encuentro cargado de simbolismo.
No solo se trataba del primer juego del combinado nacional contra un equipo de las Grandes Ligas de EE.UU. en 17 años, sino que se jugaba con estadio lleno y ante la atenta mirada de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama en el cierre de la visita del mandatario estadounidense a la isla. “Eso no pensé verlo ni soñando, ni siquiera mis tataranietos”, comenta ‘Tony’, un fanático del béisbol que puede recordar nombres, jugadas, años, récords y la información más variada sobre la pelota, por su genuina y profunda afición.
Tras más de medio siglo de enfrentamiento, Cuba y EE.UU. han dado pasos para normalizar las relaciones. Y el béisbol -popular deporte en ambos países- no podía faltar en la fiesta. “En este juego confluyen dos sociedades diferentes. El béisbol, la cultura, son marcos propicios para unir a los países, más cuando no son las sociedades, sino los gobiernos los que tienen posiciones encontradas”, afirma ‘Tony’ a EL TELÉGRAFO frente a la pantalla de un televisor que muestra imágenes de Castro y Obama entrando juntos al estadio en medio de aplausos.
El partido se jugó en el Estadio Latinoamericano, que fue remodelado para la ocasión, ante unas 55.000 personas. Todas ingresaron con invitación. El encuentro fue transmitido por medios locales e internacionales.
‘Tony’ buscó la casa de una amiga para ver el partido, pero de un momento a otro tuvo que salir en búsqueda de otra casa cercana. En Cuba, la población prefiere ver ‘la antena’ (televisión internacional) y no la televisión nacional, y el canal que transmitía la llegada (de última hora) de los presidentes volvió a su programación habitual cuando empezó el juego. Y con ‘antena’ fue imposible sintonizar el canal por donde se exhibía el partido.
Con calma y ya empezado el encuentro, ‘Tony’ salió hacia su excasa, donde quedan amigos, y ahí siguió el juego que inició con la victoria de los visitantes.
‘Tony’, al igual que otros conocedores del deporte, se reúne con frecuencia en la ‘esquina caliente’, la famosa zona del Parque Central, ubicado justo al frente del Gran Teatro de La Habana, donde Obama pronunció su discurso para el pueblo cubano.
En ese sitio, gente de todas las edades comenta partidos y debate sobre ‘pelota’. Allá fue ‘Tony’ después del juego. Y fue a esa misma ‘esquina caliente’ (llamada así porque, en el terreno de béisbol, la esquina caliente es el área más importante del juego) a donde acudió el lunes Evan Longoria, figura del Tampa Bay Rays, para hablar de béisbol con los cubanos, incluido ‘Tony’.
“Yo le dije: ‘tu velocidad (al batear) oscila entre 95, 96 km/h’. Me dijo: ‘No, hasta 98 km/h. Me rectificó”, cuenta este hombre de 60 años, nacido en Santiago de Cuba (extremo oriental de la isla), que vive en La Habana desde hace 46.
Con orgullo muestra la camiseta informal de los Tampa, regalada por Longoria, y explica que la de los Dodgers, que no se encuentra en el mercado cubano, fue un presente de una visitante estadounidense que llegó hasta la ‘esquina caliente’.
‘Tony’ sabe que la selección cubana es joven y sin mucha experiencia y está consciente del golpe que ha significado para el deporte la deserción de peloteros cubanos que salieron ilegalmente del país (a consecuencia del embargo) y hoy triunfan en las Grandes Ligas, como es el caso de Yasiel Puig, el de la camiseta que lleva ‘Tony’.
“Es indudable que eso ha debilitado el béisbol cubano porque ahora mismo en el equipo nacional hay muchachos que debían ser el relevo y tienen que apurarlos inmediatamente porque se van los connotados. Tienen que optar por muchachos muy nuevos que no tienen experiencia; talento sí tenemos”, afirma este hombre que critica el crecimiento del fútbol en la isla en detrimento del béisbol entre los más jóvenes.
Pese a ello, el béisbol, que dejó de ser profesional en la década del 60 en Cuba, sigue siendo fundamental para los cubanos, pero también para los estadounidenses.
“El béisbol está en el alma y la identidad de estos países tan próximos y en ocasiones tan distantes”, recordó el reconocido escritor cubano Leonardo Padura en una columna escrita en el diario español El País, a propósito de la llegada de Obama a La Habana.
Y mencionando sus expectativas ante la visita del mandatario, el primer presidente estadounidense en llegar a Cuba en 88 años, añade: “Quizás el partido del 22 de marzo con la intervención honorífica del presidente Obama no quede solo como un gesto diplomático, sino que también ayude a lograr una normalidad en esa relación tan visceral y activa que por más de un siglo y medio han sostenido Cuba y EE.UU. a través de un juego que constituye una forma compartida de ser y estar en el mundo. Porque si algo debe cambiar en las relaciones entre los dos países, ese cambio tiene que incluir algo tan trascendente como es el béisbol”.
Más allá del resultado del ‘histórico’ juego hay algo más importante para ‘Tony’. “Usted me pregunta: ¿quién va a ganar? Yo no soy un erudito. La balanza debe inclinarse para el mejor equipo. ¿A quién yo le voy? Es otra cosa. ¿Quién va a ganar? El Tampa Bay Rays. ¿Y a quién le voy? Que gane el béisbol”, afirma.
Padura y ‘Tony’, como buenos cubanos saben de béisbol y apuestan por su crecimiento. El uno escribió su famosa novela El hombre que amaba a los perros; el otro es
El hombre de la ‘esquina caliente’ que ama el béisbol.
Pero antes de este partido, Obama pronunció un histórico discurso. “Vine aquí a dejar atrás los últimos vestigios de la Guerra Fría. Vine aquí extendiendo la mano de la amistad al pueblo cubano.
En el discurso, aplaudido repetidas veces por el público que colmó el Teatro Nacional de La Habana, Obama aseveró que el embargo “hiere a los cubanos” y a la vez llamó en español a los jóvenes de este país a “construir algo nuevo”.
“El embargo es una carga obsoleta sobre el pueblo cubano”, dijo. Y añadió que los cubanos “no van a alcanzar su potencial si no se hacen cambios aquí en Cuba”.
En el discurso, en el cual citó varias veces al poeta y héroe cubano José Martí, también hizo un llamado a la reconciliación entre los mismos cubanos, y se refirió al “sufrimiento y al dolor de la diáspora que ama a Cuba”. (I)
DATOS
Justo después del discurso, Barack Obama se trasladó a la sede de la embajada de Estados Unidos, donde se reunió con un grupo de 13 disidentes, lo que era solicitado por el exilio cubano de la Florida.
“Quiero agradecer a todos los que han venido aquí. A menudo se requiere mucha valentía para hacer activismo en Cuba”, manifestó Obama.
A la cita, que se extendió por poco más de una hora, acudieron -entre otros- Berta Soler, de Damas de Blanco; Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional; y Guillermo Fariñas, Premio Sajarov 2010 para los Derechos Humanos.
“El mandatario se mostró muy receptivo y muy paciente. Escuchó todas las diversas opiniones de los participantes”, indicó el opositor Manuel Cuesta Morua.
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Las FARC piden a Kerry su reconocimiento
Paralelamente a la visita de Barack Obama a Cuba, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, mantuvo otra reunión histórica. El diplomático estuvo con la delegación de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), incluido el líder máximo de la guerrilla, Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko‘. Él se encuentra en La Habana para negociar un acuerdo de paz con Bogotá.
De acuerdo con la guerrilla: “Nos asisten razones para creer que EE.UU. está en condiciones de ver en las FARC un socio confiable en la construcción de la paz continental y esperamos que, en consecuencia, nos reconozcan como una fuerza política empeñada en la expansión de la democracia y el progreso social de Colombia”.
En el encuentro participaron los miembros del Secretariado Mayor Central de la guerrilla que son negociadores plenipotenciarios. En el grupo están ‘Iván Márquez‘, ‘Pablo Catatumbo‘, ‘Pastor Alape‘, ‘Ricardo Téllez‘, ‘Joaquín Gómez‘ y ‘Carlos Antonio Lozada‘.
El grupo agradeció al Gobierno estadounidense su compromiso para “poner fin al más largo conflicto armado” del continente y el nombramiento, el año pasado, de un enviado especial al proceso de paz, Bernard Aronson, quien les ha ayudado a “comprender la visión de EE.UU. sobre Colombia”.
La agrupación solicitó directamente a Kerry que ayude a “frenar la violencia paramilitar, que en medio del proceso de paz sigue impunemente segando la vida de defensores de derechos humanos y dirigentes sociales”.
Kerry, quien también se reunió con los negociadores del Gobierno colombiano, liderados por Humberto de la Calle, dijo: “El rumbo de este proceso hace augurar el fin de más de medio siglo de guerra en Colombia”. Admitió las dificultades de los asuntos que centran ahora las negociaciones, como el cese el fuego bilateral y definitivo.
El Departamento de Estado publicó un comunicado en el que instó a las partes “a redoblar sus esfuerzos para resolver estos problemas difíciles que son necesarios para la conclusión de un acuerdo final”.
Las FARC afirmaron: “En fecha no lejana daremos la buena nueva al país y al mundo que Colombia ha llegado a la paz”.
El senador Iván Cepeda calificó como trascendental la reunión. En Twitter el congresista aseguró que las pláticas evidencian el apoyo internacional a las gestiones para finalizar el conflicto.
Mientras que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, agradeció a sus pares cubano y estadounidense, Raúl Castro y Barack Obama, por el apoyo a los diálogos de paz.
Gustavo Veloza, corresponsal en Bogotá. (I)
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El agasajo en Buenos Aires será en Centro Kirchner
Después de su histórica visita a Cuba y en un claro guiño al cambio político ocurrido en Argentina, el presidente estadounidense, Barack Obama, iniciará hoy una visita oficial al país austral, en coincidencia con el 40 aniversario del último golpe militar del 24 de marzo de 1976, respaldado en su momento por Washington.
Decenas de miles de argentinos planean copar la Plaza de Mayo el jueves, para honrar a las víctimas de la dictadura en un acto que tendrá un marcado tinte opositor al gobierno de Mauricio Macri y después de que Obama realice una polémica visita al Parque de la Memoria.
La llegada de Obama, prevista en las primeras horas de hoy, causó un fuerte rechazo en organismos de derechos humanos por la fecha elegida. Algunos de sus miembros, como la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, consideró como una provocación esta visita.
Para apaciguar los ánimos, Obama desclasificará archivos sobre la dictadura. El mismo gesto prometió hacer la Iglesia católica argentina, muchos de cuyos miembros fueron acusados de cómplices del régimen militar. “Es una herramienta más para ayudar a sanar a la Argentina”, afirmó el jefe de gabinete del Gobierno, Marcos Peña.
Pero la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, expresó: “Esperamos que a corto plazo tengamos algunas informaciones y que no estén con tachaduras porque si no, no podremos ver nombres, y nosotros queremos todo clarito para no equivocarnos”. La visita de Obama representa un espaldarazo al presidente Mauricio Macri y, al mismo tiempo, un claro mensaje a la región tras 12 años de gestión kirchnerista, considerada por Washington como populista y antiestadounidense.
Será la primera visita de un mandatario norteamericano a Buenos Aires desde la realizada por George W. Bush en 2005 cuando recibió un contundente rechazo a la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Obama tendrá una agenda cargada de compromisos. Tras honrar al prócer José de San Martín, se reunirá con Macri en la Casa Rosada, sede del Gobierno, donde ambos brindarán una rueda de prensa conjunta. Luego mantendrá un encuentro en la Cámara de Comercio de Estados Unidos y se reunirá con jóvenes emprendedores en el teatro Usina del Arte, en el barrio La Boca.
Por la noche, Macri lo agasajará con una cena oficial en el Centro Cultural Kirchner, el más grande de América Latina y foco de polémicas por el despido de cientos de sus empleados en los últimos meses.
Marcelo izquierdo, corresponsal en Buenos Aires. (I)