Bamako.-

Aviones de transporte de las Fuerzas Armadas estadounidenses iniciaron el traslado de tropas y abastecimiento logístico desde Francia hasta Malí, para respaldar la intervención gala en ese país. El apoyo de Estados Unidos se suma al de una veintena de países, que ayudan militarmente, en particular con medios de transporte, en la operación francesa de Malí.

La crisis política en el país africano comenzó, el pasado 21 de marzo, con la rebelión de elementos de las Fuerzas Armadas que anunciaron la disolución de las instituciones gubernamentales y la suspensión de la Constitución, derrocando al entonces presidente, Amadou Toumani Touré. Los conspiradores del golpe lo justificaron como una reacción ante la incompetencia del gobierno en la lucha contra los miembros de la etnia Tuareg, que controlaban el norte del país.

El pasado 11 de enero, la aviación francesa, con el apoyo del Ejército de Malí, lanzó la Operación Serval y logró contener la ofensiva de los grupos insurgentes que se han unido contra el régimen. El operativo cuenta con 2.150 soldados franceses, cifra que aumentará a 2.500, y un contingente de 3.300 militares de las tropas africanas de la misión de apoyo a Malí (Afisma) que llegarán en los próximos días.

La intervención francesa en Malí, solicitada por las autoridades de Bamako y presentada como una guerra contra el terrorismo que concierne a la comunidad internacional, ha recibido el apoyo verbal unánime de sus aliados europeos.

También ha tenido apoyo logístico de Gran Bretaña, Dinamarca, Bélgica, Alemania y España, que pusieron una decena de aviones de transporte militar y de equipo sanitario a disposición del Ejército francés. Pero no se habla de una participación en el campo de batalla, aunque hasta el momento París no la ha pedido oficialmente.

Muchos países, por otro lado, participantes en la intervención en Afganistán, consideran “lógico” que Francia, ex potencia colonial, intervenga en Malí, “su espacio histórico”, mencionó un oficial que pidió el anonimato. Sin embargo, varios analistas y observadores políticos creen que los ricos recursos naturales en Malí, especialmente el uranio, son la principal razón de la intervención militar francesa.

Gran Bretaña, en primera línea junto con Francia en 2011 para intervenir en Libia, “está más presente a raíz de conexiones individuales, familiares, comerciales e históricas, en los países de Somalia o Kenia que en África occidental francohablante”, recordó en la BBC el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague.

En Italia hubo al principio una “sospecha de neocolonialismo respecto a la intervención francesa”, pero después prevaleció el consenso sobre la necesidad de apoyar política y logísticamente a Francia, sostuvo Jean-Pierre Darnis, del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma. Pero “hay una cierta inercia” en particular porque Italia está en campaña electoral para las legislativas del 24 y 25 de febrero, agregó.

En cuanto a Alemania, su apoyo es discreto (envío de dos aviones), en el mismo momento en que París y Berlín celebran el 50 aniversario del Tratado del Elíseo, que selló en 1963 la reconciliación franco-alemana. “Alemania no quiere ser más una gran potencia en política exterior”, dijo el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.
“Me choca la inercia y la falta de imaginación de la UE, y el retroceso alemán”, declaró François Heibsbourg, de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS).

Al frente del batallón, Polonia, que dispone de un aguerrido Ejército hace oídos sordos. “Los polacos no están dispuestos a apoyar ni mucho menos ir a Malí. Esto es claro y preciso”, escribió en su blog Bruxelles2 Nicolas Gros, periodista especializado en la defensa europea.

Hace meses que París trata de movilizar a sus aliados en el asunto maliense. Francia obtuvo en parte su objetivo con la aprobación de la Unión Europea al envío de 500 hombres para formar el Ejército malí, pero el grueso de los efectivos de este contingente serán franceses.

“Lo que hemos decidido es formar urgentemente el Ejército maliense y es Europa la que paga”, recordó el domingo el canciller francés, Laurent Fabius, sin ilusiones respecto a una participación militar de los europeos.

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