El “círculo rojo” -un eufemismo creado por el candidato presidencial opositor y alcalde derechista de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, para aludir al poder económico- quedó preocupado tras las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo pasado en Argentina.

Son “distintas personas del mundo del hacer, del pensar. Lo que yo llamo el ‘círculo rojo’. Un montón de gente que quería terminar con el ciclo de prepotencia, autoritarismo, falta de espíritu democrático que ha tenido el kirchnerismo”, aseguró Macri en una entrevista con el diario Perfil hace dos años.

El “kirchnerismo” vincula a este enigmático “círculo rojo” con el “poder real” -económico y mediático- que ha intentado varias veces desestabilizar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, según las denuncias del propio ejecutivo.

Este “círculo rojo” ha presionado en los últimos meses para unir a toda la oposición en torno a una sola candidatura presidencial que enfrente al postulante del oficialista Frente para la Victoria, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, vencedor de las primarias del último domingo con más de 14 puntos de ventaja sobre Macri (38,4% a 24,3%).

Pero cuando sus intenciones de unidad chocaron con las ambiciones personales de Macri y del otro gran rival opositor, el peronista disidente Sergio Massa, este “círculo rojo” se alineó sin tapujos con el alcalde porteño y presionó al exjefe de gabinete y actual diputado nacional para que baje su candidatura. Incluso instaló la idea de una gran polarización en torno a Scioli y Macri. 

Massa entonces se desplomó en todas las encuestas previas a los comicios. Pero los resultados de las primarias desmintieron esa hipótesis.

Scioli obtuvo el 38,4% de los votos, Macri el 24,6% (30,07 si se suman los votos de sus rivales en la interna de la alianza Cambiemos) y la coalición peronista disidente Una Nueva Argentina (UNA) de Massa el 20,63%.

“Rompimos la polarización del ‘círculo rojo’. A los grupos económicos solo les importa el dinero y los negocios que puedan hacer”, dijo la legisladora “massista” Mónica López. Pero, ¿quiénes integran este enigmático “círculo rojo”?

El diputado “kirchnerista” Edgardo Depetris responde: “Clarín, (el poderoso grupo empresario) Techint y la mesa de enlace” conformada por distintas entidades rurales que llegó a paralizar el país en el 2008 en un conflicto con el campo por retenciones impuestas por el gobierno a las exportaciones de granos.

El filósofo Ricardo Forster fue el que mejor definió a este “círculo”: “Es la expresión de grupos de poder y económicos que influyen notablemente en la política actual, pero operan desde atrás de bambalinas”.

“Fijan el sentido común, la opinión pública y tienen un gran poder de influencia. Son quienes deciden detrás de los candidatos opositores. Ese círculo está ligado a las esferas de poder y actúan por fuera de las estructuras democráticas”, sostuvo Forster, secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional. En las primarias del domingo –dijo el diputado Depetris- perdió el círculo rojo”. (I)

El método se efectuó por segunda vez

Las PASO definen los postulantes presidenciales

Los votantes eligieron el domingo pasado a las 6 fórmulas presidenciales que competirán en los comicios generales del 25 de octubre para suceder a la mandataria Cristina Fernández de Kirchner a partir del 10 de diciembre y en los próximos cuatro años.

Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) se realizaron por segunda vez en el país austral. Las primeras se desarrollaron en el 2011, como resultado de una reforma política sancionada en el 2009 a través de la “Ley de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral”.

Hasta entonces en las elecciones internas de cada agrupación o alianza solo participaban sus afiliados. La ley convirtió a estas primarias en abiertas y obligatorias.

El método es muy simple: cada elector elige en qué interna participar ya que solo puede hacerlo en la primaria de un solo partido o coalición.

Los partidos pueden presentar varios postulantes a la presidencia o incluso un candidato único que tiene igualmente obligación de ir a primarias.

La contienda no solo se da a nivel de candidatos presidenciales sino también para cargos electivos (gobernador o alcalde) y legislativos.

Las PASO sirven también para depurar candidatos sin gran representación popular. A cada uno se le exige un piso mínimo de 1,5 por ciento de votos del padrón electoral.

Además, al ser obligatoria, la elección se convierte en una gran encuesta nacional, sin margen de error, de cara a las elecciones presidenciales.

La reforma política además modificó los requerimientos de los distintos partidos políticos para poder presentarse en elecciones, como la cantidad de afiliados que deben tener para no perder su personería jurídica.

La reforma dejó fuera del sistema a varias agrupaciones al perder su personería en algunas provincias, como la Democracia Cristiana, el partido Humanista y el Comunista, entre muchos otros.

En las primarias del domingo se presentaron 15 fórmulas presidenciales, de las cuales solo quedaron seis. Ellas son: Daniel Scioli-Carlos Zannini (Frente para la Victoria), Mauricio Macri-Gabriela Michetti (Cambiemos), Sergio Massa-Gustavo Sáenz (Una Nueva Argentina) Margarita, Stolbizer-Miguel Olaviaga (Progresistas), Adolfo Rodríguez Saá-Liliana Negre de Alonso (Compromiso Federal) y Nicolás Del Caño-Myriam Bregman (Frente de Izquierda de los Trabajadores).

Ahora comienza la campaña con miras a las elecciones del 25 de octubre en las que se decidirá la sucesión presidencial. (I)