Emisario de la ONU en Siria insiste en diálogo entre partes
El nuevo emisario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Lakhdar Brahimi, comenzó ayer su primera visita a Siria y resaltó la necesidad de detener la violencia tras considerar que la crisis en el país se “está agravando”, tras 18 meses de devastador conflicto.
A su llegada al aeropuerto de Damasco, Brahimi, que sucedió en el cargo el 1 de septiembre a Kofi Annan, tras su dimisión, calificó de “grave” la crisis que sacude Siria y añadió: “Creo que se está agravando”, según las declaraciones ofrecidas por la agencia oficial Sana.
“Creo que todo el mundo está de acuerdo en subrayar la necesidad de detener el derramamiento de sangre y esperamos conseguirlo”, añadió.
Tras ser recibido por el viceministro de Relaciones Exteriores y los Expatriados, Faisal al-Miqdad, el enviado también de la Liga Árabe declaró que vino a este país para consultar fraternalmente con los sirios.
Durante su visita, el emisario debe reunirse con el presidente sirio Bashar al Asad. Brahimi debía entrevistarse ayer con el jefe de la diplomacia, Walid Mualem, y se reunirá también con los miembros de la oposición en el interior, tolerada por el régimen, según el portavoz del emisario, Faisal Meqdad.
“Confiamos en que Brahimi comprenda el desarrollo (de la crisis) y la manera de solucionar los problemas a pesar de las complicaciones”, afirmó el viceministro sirio de Asuntos Exteriores, Faisal Meqdad, al dar la bienvenida a Brahimi en un hotel de Damasco. “Somos optimistas y deseamos a Brahimi todo el éxito posible”, añadió el responsable sirio.
En tanto, la violencia dejó ayer 57 muertos, de los cuales 36 eran civiles, según un balance provisional del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que informó de bombardeos en los bastiones rebeldes y de encarnizados combates, especialmente en Alepo (norte), donde los insurgentes avanzaron hacia el centro de la ciudad. Se estima que el conflicto ha causado la muerte de al menos 20.000 personas.