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Elecciones españolas, vistas desde América Latina

Elecciones españolas, vistas desde América Latina
15 de diciembre de 2015 - 00:00

La izquierda latinoamericana siempre tuvo lazos profundos con la izquierda europea. Fue de las experiencias históricas de la izquierda en Europa que nacieron gran parte de las corrientes de izquierda en América Latina: anarquismo, socialismo, comunismo. Gran parte de los partidos de izquierda latinoamericanos y las centrales sindicales pertenecieron o todavía pertenecen a organizaciones políticas o sindicales internacionales centradas en Europa.

Solo recién, a la par de las grandes transformaciones en el mundo, se dieron distanciamientos entre las izquierda de un lado y de otro del Atlántico. Todo ha empezado cuando, después de su primer año de gobierno con las tesis clásicas de la izquierda francesa, Mitterrand dio un vuelco hacia la adhesión a modalidades del neoliberalismo. Felipe González ya empezó su gobierno con ese modelo.

Con ese cambio radical, la izquierda europea –por lo menos sus corrientes más fuertes– prefería una alianza subordinada con el bloque EUA-Gran Bretaña, distanciándose de América Latina y del Sur del mundo, duramente penalizados por la globalización neoliberal.

Los aliados de la socialdemocracia europea en América Latina siguieron en camino aportando por los socialistas franceses y españoles, adhiriéndose a modalidades del neoliberalismo. Así, después de llegar al continente por las manos virulentas de Pinochet, el neoliberalismo fue adoptado por el PRI mexicano, por los socialistas  chilenos, por el peronismo de Menem en Argentina, por Acción Democrática en Venezuela, por el PSDB en Brasil, entre otros.

Pero otras formas de acercamiento fueron siendo construidas entre las izquierdas de Europa y de América Latina. Los gobiernos antineoliberales en países como Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, apuntaron hacia la superación del modelo que se ha había vuelto hegemónico en Europa y en la misma América Latina. El antineoliberalismo tejió lazos de las nuevas fuerzas políticas latino-americanas con las nuevas fuerzas emergentes de Europa.

Syriza o Podemos luego aparecieron como las fuerzas que apuntaban hacia un camino similar al nuestro, con la conciencia de que las políticas de austeridad son la encarnación más clara del neoliberalismo en Europa y que, como tal, debían ser el adversario fundamental a derrotar. Han inmediatamente recogido los apoyos de los principales líderes y fuerzas políticas de la nueva izquierda latinoamericana que, tal como las europeas, sufren los peores ataques de la midia tradicional y de sus partidos y gobiernos.

España llega a estas elecciones de forma muy distinta de las anteriores. Era una tristeza ver a España relegada al bipartidismo, adherido en bloque a las políticas de austeridad, con protestas marginales, pero sin expresión política nacional. De ahí la inmensa alegría de ver surgir a Podemos y disputar la hegemonía a nivel nacional, con propuestas alternativas, mientras los partidos tradicionales, asustados, se han dedicado a generar rechazos para intentar imponer límites a la espectacular irrupción de Podemos como expresión de la esperanza en la que se va transformando la indignación de todos los que no se conforman con que España y Europa destruyan el Estado de bienestar social, penalicen a los más frágiles y se subordinen definitivamente a los Estados Unidos.

Por ello es una elección muy distinta de las anteriores. Ya no se trata de buscar, tantas veces infructuosamente, el mal menor.  Ahora, con Podemos, sí hay alternativa al bipartidismo, a la austeridad, a la Europa cerrada sobre sí mismo. Así sentimos las elecciones españolas desde América Latina. (O) 

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