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La mandataria está impedida por la Constitución de ir por un tercer periodo consecutivo

El tablero electoral para 2015 empieza a trazarse en Argentina

La presidenta Cristina Fernández (centro) con seguidores en la inauguración de un centro de control de transporte ferroviario en Buenos Aires. Foto: EFE.
La presidenta Cristina Fernández (centro) con seguidores en la inauguración de un centro de control de transporte ferroviario en Buenos Aires. Foto: EFE.
10 de junio de 2014 - 00:00 - Por Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

En Argentina pocos hablan hoy de política, tomando en cuenta que está a punto de arrancar al Mundial de fútbol. A menos de un año y medio de las elecciones presidenciales de octubre de 2015 ya comienzan a delinearse 4 grandes polos políticos que buscarán suceder a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, impedida por la Constitución de ir por un tercer mandato consecutivo.

El primero, según coinciden todas las encuestas, es el peronismo renovador que lidera el diputado y exalcalde de la localidad bonaerense de Tigre, Sergio Massa, ex jefe de gabinete de la mandataria y triunfador en las últimas elecciones legislativas del año pasado.

Según el último sondeo de Giaccobe y Asociados, si las elecciones fueran hoy Massa obtendría el 28,1% de los votos, insuficientes para vencer en primera vuelta. La Constitución prevé que para ser electo un candidato debe alcanzar al menos el 45% de los votos y sacar 10 puntos de ventaja sobre su principal seguidor. En caso contrario, habrá balotaje.

El peronismo renovador es una de las tantas vertientes en que está dividido el Partido Justicialista (PJ), fundado por el 3 veces presidente Juan Domingo Perón. La mayoría de sus dirigentes participó en algún momento de los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) o Cristina Fernández, en muchos casos en puestos clave. Pero también se nutre del ala derecha del peronismo, en especial de huestes surgidas del sector liderado por el exmandatario Eduardo Duhalde (2002-2003).

Hoy la principal lucha del peronismo renovador es arrebatar al oficialismo el respaldo de los caudillos bonaerenses que gobiernan en los principales distritos de la provincia de Buenos Aires, donde se disputará la principal batalla de las elecciones. Este territorio reúne al 40% del electorado total del país, por lo que se considera que quien triunfe allí vencerá las elecciones. Varios alcaldes bonaerenses, en especial del cordón industrial que rodea a la capital, ya se han pasado al equipo de Massa.

Pero Cristina Fernández aún “mantiene alineados a la mayoría de los gobernadores y también a la mayor parte de los intendentes peronistas bonaerenses”, asegura el analista político Rosendo Fraga, director del centro de estudios de la Nueva Mayoría.

El principal problema del ‘kirchnerismo’, el segundo gran polo político con vistas a las elecciones presidenciales, es elegir al ‘delfín’ que buscará suceder a la presidenta. El gran candidato es el gobernador bonaerense Daniel Scioli, un aliado incómodo del oficialismo debido a sus posturas ideológicas, que son juzgadas por las bases como ‘débiles’ y más alejadas del pensamiento progresista y de izquierda. Scioli ha estado alineado con el gobierno desde el 2003 y ha dado muestras de lealtad en los últimos años, como cuando se negó a unirse a las huestes de Massa.

Scioli, según la encuesta de Giaccobe y Asociados, reúne el 10,7% de los votos, aunque otros sondeos lo ubican cerca del 20%. Según fuentes de la Casa Rosada, la presidenta intenta apuntalar la candidatura de su hombre de confianza, el gobernador de la provincia de Entre Ríos (frontera con Uruguay), Sergio Urribari, quien en el sondeo aparece con el 3,3% de los votos. También apoya por lo bajo al ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, quien no aparece en la encuesta, pero que ha ganado terreno a raíz de un ambicioso plan de renovación ferroviaria. El ‘cristinismo’ tendrá ante sí el difícil desafío de respaldar o no a Scioli en caso de que el gobernador bonaerense triunfe en las elecciones internas obligatorias.

El tercer polo que se asoma es la derecha, comandada por el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, titular de Propuesta Republicana (PRO). Según el sondeo de Giacobbe y Asociados, reúne el 15,4% de las intenciones de voto. Pero Macri carece de un armado político a nivel nacional y ha coqueteado en el pasado con Massa, a quien respaldó en las últimas elecciones parlamentarias.

El último bloque político es el de centroizquierda denominado Frente Amplio Unen (Faunen), conformado por la Unión Cívica Radical (UCR), de los expresidentes Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa; la Coalición Cívica de la diputada Elisa Carrió; el Partido Socialista del legislador Hermes Binner y otras agrupaciones menores. Según el sondeo de Giaccobe, Binner es su principal candidato con el 5,1% de las preferencias, aunque sus adhesiones aumentan sumando las intenciones de voto de todos sus referentes superando con creces el 10%.

En contra, el Faunen debe lidiar con la división de sus principales dirigentes que suelen contradecirse y criticarse en público.

“La oposición –dice Fraga- sigue funcionando con 3 ejes diferenciados (Massa, Macri y Faunen), sin posibilidades de convergencia entre ellos en el corto plazo”. 

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