El Sumo Pontífice se reúne con migrantes en Lesbos y quiere llevar a un grupo al Vaticano
El papa conversó el sábado con refugiados del centro de registro de Moria durante una visita a la isla griega de Lesbos, de donde quiere llevarse a un grupo de migrantes al Vaticano, según fuentes locales.
Según el órgano griego de coordinación de la política migratoria (SOMP), el papa tiene la intención de llevarse a refugiados de "grupos vulnerables" que "llegaron a Lesbos antes de la entrada en vigor (el 30 de marzo) del acuerdo entre la UE y Turquía", que permite la expulsión de migrantes.
Se trata, según la televisión pública ERT, de tres familias alojadas en el campamento de Kara Tepe elegidas por sorteo.
"Help" (ayuda) se leía en las pancartas del campamento de Moria, al que el papa llegó acompañado por sus dos principales anfitriones del día: Bartolomé, el patriarca de Constantinopla, líder honorífico de los ortodoxos, y Jerónimo, arzobispo ortodoxo de Atenas y de toda Grecia.
Los tres saludaron a cientos de migrantes, muchos de ellos con niños de corta edad. "Bendígame", le imploró llorando y de rodillas uno de ellos.
Alrededor de 3.000 migrantes están encerrados en este centro en medio de colinas plantadas de olivos y donde las condiciones de vida son terribles, según las oenegés. Muchos dieron al papa Francisco dibujos, cartas y hablaron con él con la ayuda de traductores.
Los tres prelados almorzarán con ocho migrantes y tres traductores en uno de los múltiples contenedores prefabricados del centro. Luego acudirán a la sede de los guardacostas en el puerto de Mitilene para conversar con los habitantes de Lesbos y la pequeña comunidad de católicos de las islas cercanas.
El papa fue recibido en Grecia por el primer ministro de izquierda Alexis Tsipras, quien aprovechó para criticar a "algunos socios europeos que han levantado muros en nombre de la Europa cristiana".
En Lesbos, puerta de entrada de los migrantes en Europa, el papa quiere insistir en la necesidad de acogida y caridad con los que huyen de la guerra y la miseria. Un mensaje que ha repetido hasta la saciedad sin que acabe de calar en Europa, ni siquiera entre todos los católicos.
"Vamos a ver a tanta gente que sufre, que huye y que no sabe adónde ir. Y vamos también a un cementerio, el mar. Hay tanta gente que nunca llegó", declaró a los periodistas que viajaban con él en el avión, refiriéndose a "la peor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial".
"Quizá al menos el papa entienda lo que nos ocurre", dijo por teléfono a la AFP Farydoon, un afgano de 23 años que ha sido testigo -cuenta- de varios intentos de suicidio entre sus compañeros de infortunio.
El año pasado, más de medio millón de migrantes pasaron por Lesbos y en lo que va de 2016 ya llegaron casi 90.000, de los cuales más de un tercio son niños, según la ONU.
Humanitaria, no política
Cientos de migrantes, en su mayoría niños, se ahogaron en el mar Egeo, dejando imágenes estremecedoras que dieron la vuelta al mundo. Por ellos y por las víctimas de las migraciones, el papa y sus anfitriones recitarán una oración y cada uno de ellos lanzará una corona de flores al mar.
"Es una visita estrictamente humanitaria y ecuménica, no política", afirmó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Lesbos emprendió una limpieza generalizada de los lugares de la visita del papa -quien regresará a Roma a las 15H15 (12H15 GMT)- y se afanó en borrar las pintadas que denunciaban la política europea con los refugiados.
"Papa don't preach", se leía en una de ellas, retomando una canción de Madonna, bajo la inscripción "el Estado asesina a los refugiados".
Algunos no ocultan su deseo de que el papa, nieto de inmigrantes italianos, denuncie el acuerdo entre la UE y Turquía.
En 2013 Jorge Bergoglio visitó la isla italiana de Lampedusa, por aquel entonces principal puerta de entrada de migrantes, para fustigar "la mundialización de la indiferencia" ante los náufragos.
El pasado otoño, cuando Europa central empezaba a levantar muros contra el flujo de migrantes el papa pidió a cada parroquia del continente que acogiera a una familia, sin diferenciar entre los que huyen de la violencia y los que escapan de la miseria.
El mensaje papal tropieza con los movimientos xenófobos en pleno auge en Europa, pero también con las reticencias de muchos cristianos frente a la llegada masiva de musulmanes. (I)