El sueño americano de los cristianos de Egipto
Para labrarse un futuro mejor y alejado de la discriminación que sienten en Egipto, cada vez más cristianos ponen tierra de por medio y se lanzan a cumplir sus sueños en lugares tan remotos como Norteamérica o Australia.
Si durante años los cristianos egipcios han dejado su país natal en busca de más oportunidades, la reciente muerte de al menos 25 personas en una manifestación de coptos en El Cairo les ha hecho replantearse aún más la emigración como vía de escape de la violencia.
"Antes, tenía ganas de salir al extranjero en un porcentaje del 60 por ciento; después de los últimos disturbios, estoy seguro al 90 por ciento", admite a Efe Hany Marduk, un cristiano de 25 años que trabaja en una empresa de telecomunicaciones.
Marduk estudia desde hace cuatro años francés en El Cairo. Más allá de su pasión por la literatura francesa, sabe que la lengua de Voltaire le será muy útil para encontrar trabajo en Canadá, considerado el paraíso de la emigración copta.
El joven niega haber sufrido persecución por motivos religiosos pero opina que el "fanatismo existe en Egipto, donde una serie de hechos tanto planeados como espontáneos se van acumulando hasta que el conflicto estalla".
Así, por ejemplo, la reciente quema de una iglesia en la provincia sureña de Asuán fue el detonante de las últimas protestas, que han vuelto a poner de relieve las dificultades que vive esta minoría religiosa, que representa menos de una décima parte de los más de 80 millones de habitantes egipcios.
En Egipto, se denomina copto a cualquier cristiano, aunque la iglesia mayoritaria es la ortodoxa egipcia, una de las más antiguas del mundo y cuya presencia se remonta a poco después de la muerte de Jesús de Nazaret.
Su larga presencia en el país no ha evitado que desde la década de 1960, tras las reformas impulsadas por el entonces presidente Gamal Abdel Nasser, el porcentaje de coptos haya disminuido gradualmente, explica el director del Centro para el Diálogo Intercultural de Egipto, Cornelis Hulsman.
Entonces, los coptos formaban parte de esa elite liberal propietaria de tierras e industrias que les fueron expropiadas y luego redistribuidas por el Estado, apunta Hulsman.
Aunque no existen datos oficiales sobre el llamado éxodo de los coptos, las peticiones de visados arrojan luz sobre las preferencias de esta comunidad.
Canadá, Estados Unidos y Australia, además de otros países europeos como el Reino Unido o Francia, son los destinos más atractivos, señala el director de la revista copta "Watani", Yusef Sidhom, que de acuerdo a sus investigaciones periodísticas "cerca de 10.000 personas han solicitado un visado este año para residir en esos lugares".
Muchos de los que se asientan en el extranjero son personas de alto nivel educativo, aunque también los hay que no pueden costearse el viaje y recurren a iniciativas como la "lotería" que cada octubre pone en marcha la Embajada de Estados Unidos en El Cairo.
Este sorteo sirve para repartir un número limitado de visados entre las miles de personas que suelen presentar las solicitudes para trabajar en EEUU.
Para rellenar los formularios, muchos egipcios necesitan la ayuda (previo pago) de agentes intermediarios, si bien también hay iglesias que ponen a disposición de los fieles este servicio.
Todo con tal de emigrar, una aspiración que los coptos explican con un variado cóctel de argumentos.
Entre ellos, figuran los obstáculos que tienen para acceder a altos cargos de la Administración y el Ejército o el miedo al auge de los movimientos islamistas tras la revolución del pasado 25 de enero.
A esto se suman "la falta de derechos iguales a los de los musulmanes o la escasa participación en la esfera política", lamenta el activista copto Raed al Sharqawi, que se muestra pesimista por el futuro de los cristianos egipcios en los próximos años.
Una visión distinta a la del estudiante Hany Marduk que, pese a querer marcharse, tiene fe en que musulmanes y cristianos vuelvan a unirse como hicieron en aquellos días de revolución prodemocrática.