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Los analistas estiman que el Jefe de Estado es partidario de un acuerdo entre PP y PSOE

El Rey de España decidirá a quien encarga la formación de gobierno

El rey español Felipe VI (izq.) se reunió ayer con el presidente electo del Parlamento, Patxi López.
El rey español Felipe VI (izq.) se reunió ayer con el presidente electo del Parlamento, Patxi López.
Foto: AFP
19 de enero de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

El plan de Pedro Sánchez de buscar un amplio pacto de gobierno con Podemos, con otras fuerzas de izquierda y con grupos nacionalistas como los catalanes de ERC y los vascos de Bildu ha desatado tanta preocupación en ciertos sectores que hasta el propio rey de España ha insinuado que el acuerdo ideal es entre socialistas y los conservadores del PP.

Las recientes declaraciones del monarca recomendando un “gobierno de máxima estabilidad política” y la casi segura anulación del viaje oficial previsto a Arabia Saudí por “la actual situación política que atraviesa España” ha sido interpretada por varios analistas como un gesto del Jefe del Estado a favor a un acuerdo entre el PP y el PSOE.

El recelo por su posición, siempre neutral desde que los Borbones asumieron la jefetura del Estado, ha provocado que dos partidos políticos como ERC y EH Bildu no acudan a la tradicional ronda de consultas que el rey comenzó a realizar ayer con todos los partidos con representación parlamentaria. Son cinco días de audiencias reales en los que los 15 grupos que componen el Congreso irán desfilando por el Palacio de la Zarzuela para exponer sus intenciones de cara a la formación de un posible gobierno.

Posteriormente la máxima autoridad del país tendrá unos días para proponer un candidato a la presidencia del Gobierno. La Constitución española no indica nada más y eso es el primer problema al que se enfrenta Felipe porque nunca antes se había tenido un parlamento tan fragmentado que hace complicada la elección de un aspirante con garantías de éxito.

De ahí que la presión de la Casa Real para que los principales partidos alcancen un acuerdo de mínimos se haya incrementado en los últimos días, sobre todo desde que el Gobierno de Cataluña decidió retomar el proceso de separación de España.

El único diputado obtenido por el partido Nueva Canarias, Pedro Quevedo, fue testigo de la incertidumbre que se vive en el palacio. Tras un breve encuentro privado de 15 minutos, el político reconoció que Felipe VI es plenamente “consciente” del complejo panorama al que tiene que enfrentarse y que no descarta la celebración de nuevas elecciones este mismo año.

El diputado canario desveló que fue despedido con un apretón de manos y un significativo “puede que nos tengamos que volver a ver pronto”. El viernes será el turno de Mariano Rajoy y es más que probable que el Jefe del Estado confirme su nombre como candidato a presidir el ejecutivo. Ese es el deseo del líder del PP que el domingo reafirmó su intención de intentarlo, pese a no tener garantizados los apoyos que necesita.

La segunda fuerza más votada, el PSOE de Pedro Sánchez, también está de acuerdo en que la responsabilidad recae sobre el PP, pero sus movimientos y contactos con otros partidos se han multiplicado en los últimos días con el fin de acercar posturas con otras fuerzas que hace no mucho hubiera resultado difícil de creer. La más inverosímil es la cesión de dos senadores socialistas, una argucia legal en España, a los independentistas catalanes de ERC y otros dos a DiL, el partido del denostado Artur Mas, para que puedan formar sus propios grupos en la Cámara Alta. Entre ambos partidos suman 17 diputados, que unidos a los 69 de Podemos, los 8 de los vascos y los dos de Unidad Popular, darían a Sánchez la mayoría necesaria para arrebatar al PP y Ciudadanos el gobierno del país.

Pero esa opción requerirá de arduas negociaciones. De hecho la posibilidad de adelantar los comicios continúa siendo la opción más factible pese a que todos los partidos expresan motivos para evitarlos. Según una encuesta publicada el domingo por diario El País, los socialistas podrían sufrir una hecatombe si hay nuevas elecciones y caerían al tercer puesto, siendo superados por Podemos.

El PP prácticamente mantendría idéntico resultado al obtenido en diciembre, pero su oposición ya no sería tan dúctil como lo ha sido el PSOE. Ese es el motivo que está empujando a determinados sectores a incrementar la presión para que los dos principales partidos logren un acuerdo: desde los mercados financieros y económicos, a las instituciones y líderes europeos. Todos se encargan de enviar mensajes más o menos velados de que España “necesita un marco estable y duradero”.

Si la operación de Mariano Rajoy no prospera, el rey tendrá una última carta para evitar las elecciones. O proponer a Pedro Sánchez o ampliar el plazo de la investidura dos meses con un gobierno en funciones. (I)

DATOS

Felipe VI, el monarca de 47 años, en el trono desde junio de 2014, afronta una situación novedosa: por primera vez desde las primeras elecciones democráticas en 1977 -tras 40 años de dictadura franquista- el Parlamento no cuenta con una mayoría.

El Partido Popular (PP, derecha) del jefe del gobierno saliente, Mariano Rajoy, ganó las elecciones, pero con 123 diputados de 350 por lo que está lejos de la mayoría absoluta.

Los socialistas lograron 90 escaños, el nuevo partido de izquierda Podemos y sus aliados alzancó 69 curules y los liberales de Ciudadanos 40.

Para formar el nuevo gobierno, Felipe VI tendrá que desplegar toda su capacidad de diálogo, una habilidad de la que dio sobradas muestras su padre, Juan Carlos I, para pilotar la transición política de la dictadura a la democracia.

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