Culminado el largo proceso de oficialización de resultados, el electo presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), prepara, sin pérdida de tiempo, las líneas generales de lo que será su administración estatal hasta 2021.

Kuczynski, quien proviene del mundo de los negocios, tuvo como fortaleza en campaña su relación con el mundo empresarial de Perú. Banqueros, inversionistas y especialistas en la movilización de capital, conforman parte de su círculo de asesores más cercanos.

Alfredo Thorne, por ejemplo, reconocido economista y uno de los principales asesores en la campaña, será su Ministro de Economía. Cuatro temas urgentes deberá tratar desde esta cartera: alcanzar un crecimiento económico de hasta el 5% anual (una de las mayores promesas de Kuczynski), destrabar una serie de proyectos que se mantienen paralizados (minería e infraestructura como principales rubros), generar vías adecuadas para el financiamiento de la lucha contra la delincuencia, y capitanear, en el centro del poder económico del país, una frontal campaña contra la corrupción.

Thorne, académico y asesor de bancos en Latinoamérica y Estados Unidos, deberá ser capaz de diseñar estrategias políticas que permitan, además, la circulación de las iniciativas económicas a través del Congreso, mayoritariamente fujimorista y declarado, en palabras de su líder Keiko Fujimori, como la oposición al régimen. Temas elementales para cumplir el modelo económico que propone Kuczynski pasarán por este terreno. Entre ellos, las leyes necesarias para la reducción en dos puntos porcentuales del IVA (de 12 a 10), la progresiva disminución de 3 puntos porcentuales del Impuesto General a las Ventas (IGV), estas dos acciones buscando, como telón de fondo, la reactivación económica local y teniendo, como efecto esperado, la formalización de al menos 3 millones de peruanos en los próximos 5 años.

Ante la necesidad de ampliar el universo de contribuyentes a la caja fiscal, el equipo económico del nuevo gobierno ve a los pequeños y medianos empresarios -en quienes reposa cerca del 60% del empleo en este país- como un grupo de trabajo urgente. Allí está la opción de formalización. Allí también la posibilidad de movilizar recursos para aumentar el consumo interno. Dos condiciones que se incorporarían a la recuperación económica prometida por PPK.  

Kuczynski, de 77 años de edad, ha mencionado que una de las fortalezas para dirigir Perú durante el lustro siguiente es su equipo de trabajo. Mercedes Aráoz, su segunda vicepresidenta, ha sido voceada como potencial Canciller, lo que deja entrever una disposición amplia a la hora de organizar el gabinete.

En esa misma línea el electo mandatario ha declarado su voluntad de integrar un equipo ministerial inclusivo, capaz de ocupar miembros del gobierno saliente y de otros partidos políticos incluyendo el fujimorismo.

Jaime Saavedra, actual Ministro de Educación ha sido, por ejemplo, uno de los nombres que Kuczynski ha mencionado con la idea de continuidad en esa cartera, una de las que más reconocimientos ha merecido en los últimos cinco años. La ratificación además de todo el equipo del Banco Central de Reserva, el órgano encargado de manejar las inversiones del país, ha significado una reafirmación en la política aperturista que se vive en este país desde inicios de los 90.

En el terreno político, sin embargo, el horizonte es menos claro. Kuczynski, quien en 2011 apoyó firmemente a Keiko Fujimori, en segunda vuelta contra Humala, no hace un deslinde radical en contra de la idea de otorgarle beneficios carcelarios a Alberto Fujimori. Condenado a 25 de cárcel por delitos de lesa humanidad, Fujimori es todavía una figura política de influencia en el país. En una de las primeras entrevistas concedidas como presidente electo Kuczynski dejó entrever que pondrá en manos del Congreso, de mayoría fujimorista, la posibilidad de generar una ley que beneficie a los reclusos de la tercera edad para que, en determinados casos, puedan cumplir su condena en sus hogares. La posible ley beneficiaría de forma directa a Fujimori, cumpliendo uno de los anhelos más altos de sus seguidores: verlo fuera de la cárcel.

Transacciones como esta solo anticipan la forma de manejo que PPK imprimirá en el Estado. Con un congreso en contra y un margen de ganancia tan estrecho, no existe posibilidad de ruptura o distanciamiento con ninguna fuerza política. Esto, sin embargo, deberá soportar un fuerte cuestionamiento desde la sociedad civil. El voto masivo que terminó por llevar a Kuczynski al poder no provino mayoritariamente del efecto logrado por su propuesta presidencial, tanto como del rechazo a un posible retorno del fujimorismo a la administración estatal. Cualquier tema que implique flexibilidad frente al encarcelamiento de Alberto Fujimori, por ejemplo, significará polarización de criterios, enfrentamiento en el debate y rechazo radical de un amplio porcentaje de peruanos.

Políticamente además, Kuczynski debe demostrar capacidad para enfrentar conflictos sociales en los que predomina el enfrentamiento contra la idea extractivista, uno de los pilares del nuevo régimen cuando se piensa en el crecimiento económico acelerado. Kuczynski sabe que de llegar a movilizar de nuevo estos grandes proyectos su idea económica logrará efecto inmediato en la sociedad peruana. Y hacia eso apunta sin perder el tiempo. (I)