El Premio Nobel de la Paz rinde homenaje a la lucha de las mujeres y la “Primavera Árabe”
La ceremonia de entrega del Nobel de la Paz 2011, que por primera vez distinguió ayer a tres representantes del género femenino, se convirtió en un homenaje a la lucha de las mujeres de todo el mundo y a la “Primavera Árabe”.
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y su compatriota Roberta Gbowee, reivindicaron los movimientos de mujeres de África y Asia y recordaron a todas las que han obtenido antes el Nobel, con especial atención a la keniana Wangari Maathai, la primera africana que lo obtuvo -en 2004- y que falleció este año.
Sin dejar de destacar la lucha de las mujeres, la yemení Tawakkol Karman, la última de las tres en hablar en el Ayuntamiento de Oslo, centró su intervención en defender las revueltas del mundo árabe.
Las tres fueron distinguidas con el centenario galardón por el Comité Nobel noruego “por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y sus derechos a una participación plena en el trabajo de construcción de la paz”.
Los laureados en literatura, química, física, medicina y economía también tenían previsto recibir su galardón en Suecia.