El porqué del golpe en Paraguay y los escenarios para el 2013
La derecha paraguaya, quizás una de las mas retrógradas, reaccionarias y serviles de América Latina, producto del particular desarrollo capitalista en Paraguay y de su histórica vocación autoritaria, planificó –muy probablemente asesorada por la embajada norteamericana– este golpe de Estado, perfeccionando el que ya habían estrenado en Honduras, y lo ejecutó en tiempo récord. La masacre de Curuguaty fue un plan montado de antemano, implementado cuando pudieron juntar los votos necesarios en el Parlamento.
El nuevo formato de golpe de Estado ya no requiere tanquetas militares, hoy se da con la grandilocuencia mentirosa de quienes compraron su banca en el Parlamento Nacional, con el apoyo logístico de los medios comerciales de desinformación, voceros de los gremios empresariales. No importa de qué partido sean, no es una alianza partidaria, es una clara alianza de la clase dominante.
La dirigencia del partido Liberal Radical Auténtico, al traicionar a sus propias bases y a la histórica lucha de este partido por la democracia en épocas de la dictadura, cavó su propia tumba política. Cayeron en la trampa del Partido Colorado por las ansias de Federico Franco de ser presidente, aunque sea por nueve meses, aunque sea a costa de quebrar el proceso democrático.
Los parlamentarios –representantes de los grandes capitales antes que de sus bases– recurriendo a artilugios para destituir ilegítimamente al gobierno del presidente Lugo, violaron los más mínimos requerimientos legales para dotar de cierta formalidad a la payasada realizada por ambas cámaras del Parlamento, acompañados por la desfachatez de ministros que hasta hacía días habían sido parte activa del Gobierno que destituyeron y al que acusaron de “mal desempeño”.
El régimen de Lugo tuvo el mismo “mal desempeño” que gobiernos que lo antecedieron, pero fue el único juzgado. Si bien tuvo algunos avances en políticas públicas, prometió mucho más de lo que hizo, no avanzó en su promesa de reforma agraria, durante su gobierno los agronegocios y la lógica extractivista del capital siguieron avanzando, permanentemente desoyó los reclamos de los sectores populares, y hasta contribuyó con su desmovilización, aunque estos fueron los únicos que en estos cuatro años dieron todo de sí para mantener su gobierno.
Ciertamente la víctima fue el presidente constitucional Fernando Lugo, pero el golpe está orientado a desmovilizar e intentar desmantelar la fuerza electoral que la izquierda paraguaya, aglutinada en el Frente Guazú, ha logrado acumular en estos cuatro años de democracia en el país. Desde que Lugo asumió, amenazaban con el juicio político –con el golpe de Estado institucional– ante el mínimo atisbo de implementar políticas que tocaran los intereses económicos de los latifundistas y/o de los señores de la soja. Paradójicamente lo juzgaron por mal desempeño, quienes impidieron que cumpla con sus promesas electorales.
El “mal desempeño” fue la excusa para romper el proceso democrático; los motivos reales porque montaron el juicio político fueron:
- El veto del gobernante a una ampliación presupuestaria para la contratación de operadores políticos (150.000 millones de guaraníes: un poco más de 50 millones de dólares) a meses de las elecciones.
- La puesta en debate de las cerca de ocho millones de hectáreas de tierras malhabidas (distribuidas ilegalmente por el dictador Stroessner y sus sucesores colorados) que actualmente son utilizadas para el cultivo de soja transgénica y las acciones del Senave que frenaron la liberación comercial de otros cultivos transgénicos. No podían poner en peligro los intereses de las grandes corporaciones de los agroneogocios, como Cargill y Monsanto.
- Porque el apoyo popular al gobierno de Fernando Lugo sería capitalizado por el Frente Guazú en las próximas elecciones de abril de 2013.
Contrariamente al objetivo, pareciera que el golpe podría generar las condiciones para fortalecer a los sectores democráticos, progresistas y de izquierda, que ya se han aglutinado en el recientemente conformado Frente por la Defensa de la Democracia, que rechaza y condena al gobierno golpista de Federico Franco y convoca a defender el proceso democrático y la institucionalidad de la República con movilizaciones permanentes.
La lucha por la restitución de la democracia se ha iniciado con múltiples asambleas de diferentes grupos y organizaciones por todo el territorio nacional, con la defensa de la televisión pública, con ocupaciones de tierra y paredes pintadas en el centro de la ciudad, acciones que vienen acompañadas con una inmensa solidaridad internacional.
Los escenarios que se abren son muchos, y si bien aún es muy reciente el golpe, varios elementos dan indicios para pensar que si el golpista Franco logra ocupar el Palacio de Gobierno hasta 2013 –a pesar de las movilizaciones por la restauración democrática y la presión internacional– las elecciones van a polarizarse entre las fuerzas democráticas y el Partido Colorado (que estuvo 60 años en el poder y sostuvo al dictador Stroessner). Difícilmente los demás partidos golpistas logren levantar cabeza. Una variante podría ser que las clases dominantes continúen actuando como tales y conformen un único frente liderado por los colorados para intentar vencer a las fuerzas democráticas. El adelantamiento de las elecciones no modificaría esta tendencia.
El golpe no está consumado, las organizaciones populares y la población democrática van a continuar movilizándose y desconociendo a quienes hoy pretenden erigirse en autoridades nacionales. Por eso debemos estar en alerta para que la oleada represiva y de descabezamiento de las organizaciones populares ocurrida en Honduras no se repita en Paraguay.