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El FpV combatirá desde el Congreso con su ala juvenil La Cámpora y su fidelidad a la mandataria saliente, Cristina Fernández

El peronismo acomoda sus fuerzas internas

La pregunta que se hacen hoy los peronistas es: ¿quién se quedará con la conducción del partido y cuál será el rol de la presidenta saliente Cristina Fernández? starmedia.com
La pregunta que se hacen hoy los peronistas es: ¿quién se quedará con la conducción del partido y cuál será el rol de la presidenta saliente Cristina Fernández? starmedia.com
29 de noviembre de 2015 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

El peronismo entró de lleno en un período de transición. Tras la derrota sufrida en el balotaje a manos del empresario derechista Mauricio Macri, comenzó un período de reacomodamiento de fuerzas internas para enfrentar su nuevo rol de oposición. La pregunta que se hacen hoy todos los peronistas es: ¿quién se quedará con la conducción del partido y cuál será el rol de la presidenta saliente Cristina Fernández de Kirchner?

El partido Justicialista, fundado por Juan Domingo Perón y por ello conocido comúnmente como ‘peronismo’ es un fenómeno difícil de definir y más de entender para quien no conoce la política argentina. Una de las definiciones más precisas la dio el escritor Martín Caparrós, cuando dijo que el peronismo se parece mucho a la línea de ómnibus número 60, una de las más extensas, populares y que toma diferentes recorridos en la ciudad de Buenos Aires y su periferia, pero siempre partiendo desde el mismo punto: la terminal ferroviaria de Constitución. Un refrán porteño muy popular afirma: “El 60 te deja bien en cualquier parte”.

En el peronismo conviven fuerzas de izquierda, de centroizquierda, de centro, de centroderecha y de derecha. Y todos conviven bajo una misma bandera, se juntan, discuten, se pelean, se amigan, pasan de un lado al otro, se dividen y al final se unen cuando les toca jugar en la oposición. Con un objetivo común: volver al poder.

Hoy en el peronismo conviven muchos sectores diferenciados. En primer lugar, el Frente para la Victoria (FpV), liderado por la Jefa de Estado y que nuclea a otras agrupaciones menores e independientes. Pero hay otros que se asoman con fuerza tras los comicios, como el Renovador del excandidato presidencial Sergio Massa o el Federal del también expostulante Adolfo Rodríguez Saa. O el ‘sciolista’, del derrotado candidato presidencial Daniel Scioli. Tampoco se puede obviar al poderosísimo grupo sindical, dividido también en varios sectores. El sindicalismo argentino es mayoritariamente peronista y es un factor importantísimo de poder. Hoy, la Confederación General del Trabajo (CGT) está dividida en tres: la oficial, cuyo máximo referente es el camionero Hugo Moyano, exkirchnerista y hoy cercano a Macri; la kirchnerista del metalúrgico Antonio Caló y la ‘renovadora’ del gastronómico Luis Barrionuevo. De los tres, Moyano fue el que quedó mejor parado tras las elecciones y aspira a unificar la central obrera en torno suyo.

“La reconstrucción del peronismo empieza esta noche”, llegó a decir el diputado kirchnerista Carlos Kunkel el mismo día del balotaje y antes de conocerse los primeros resultados. Luego se materializaría la derrota de Scioli y comenzaban los pases de factura entre dirigentes y viejos caudillos, con acusaciones de traición por respaldar debajo de la mesa a la derecha para posicionarse en el futuro como referentes de un peronismo derrotado. La guerra está desatada.

Todas las miradas apuntan hoy a la presidenta saliente. Varias veces dijo que, tras dejar el poder, se refugiaría en su casa de Calafate, en la Patagonia profunda. Pero en los últimos días, en un discurso ante miles de simpatizantes, les prometió: “No me voy, quédense tranquilos. Siempre voy a estar con ustedes, siempre, siempre...”.

Ella ocupará “el lugar que en definitiva le asigne la sociedad”, dice Juan Manuel Urtubey, gobernador de Salta -fronteriza con Bolivia- y cercano al ‘sciolismo’.

Este joven gobernador representa al peronismo que respaldó al matrimonio Kirchner en estos últimos 12 años, pero que ahora quiere quitarse el tatuaje kirchnerista para unificar al movimiento. Algunas señales ya se dieron en el Congreso cuando varios diputados del hasta hoy oficialismo se negaron a dar quórum para el tratamiento de 100 leyes favorables a los trabajadores. El grueso de la oposición, liderada por el ‘macrismo’ y el ‘massismo’, se retiró del recinto argumentando que no se podían aprobar estas leyes en un final de mandato. El kirchnerismo logró su objetivo con el apoyo de legisladores de izquierda que respaldaron esos proyectos.

“El peronismo lo que tiene que hacer es ir a un proceso electoral interno democrático. La presidenta ha dicho que aparte del peronismo hay otros partidos en el frente. Si tiene voluntad de participar en el peronismo, competiremos todos aquellos que en definitiva nos tenemos que presentar ante la sociedad”, expuso Urtubey, que en los últimos tiempos se fue alejando del kirchnerismo, aunque se mantuvo dentro del FpV.

Y agregó: “Yo quiero un peronismo relegitimado ante la opinión pública a través del voto de afiliados en forma libre, democrática, transparente, donde emerjan nuevos liderazgos, no a espaldas de la gente, sino como consecuencia de la opinión ciudadana”.

“No hay que tenerle miedo a la gente, tenemos que validarnos en procesos internos. Construir institucionalidad en el peronismo. Abandonar de una vez por todas esa vieja lógica del acuerdo político, la rosca del dedo que dice: tal señor va a tal lugar y tal va a tal otro. Hay que terminar con todo eso. Esto nos da una oportunidad para oxigenar fuertemente prácticas, métodos y fundamentalmente miradas que tienen que pensar mucho más en el futuro que en el pasado”.

Pero los movimientos internos se irán acomodando a medida que avance el nuevo gobierno de Macri. Los gobernadores peronistas –que dominan el sur y el empobrecido norte del país– tendrán una importante cuota de poder, pero habrá que ver cómo se posicionan ante el Ejecutivo, en especial para conseguir réditos económicos para cobrar impulso en su propio partido. En el Congreso, el kirchnerismo dominará el Senado y será primera minoría en diputados, mientras el ‘massismo’ funcionará como un equilibrista entre el oficialismo saliente y el nuevo Ejecutivo, ya que sus votos serán esenciales para darle gobernabilidad a Macri.

“Los peronistas tenemos una responsabilidad enorme en lo que es garantizar y elevar los niveles de institucionalidad del país”, manifestó Urtubey.

En el futuro del peronismo aparecen nombres como Massa y su principal socio en el frente renovador, el gobernador cordobés José Manuel de la Sota; pero también figuras emergentes, como el dirigente de la provincia de Santa Fe, Omar Perotti, que buscan diferenciarse del kirchnerismo, lo mismo que Urtubey. El FpV combatirá en especial desde el Congreso con su ala juvenil La Cámpora y su fidelidad absoluta a Cristina Fernández. El rol de Scioli es una incógnita: el peronismo no perdona jamás a los perdedores, pero paradójicamente es visto como una figura moderada que puede funcionar como eje de un liderazgo en la provincia de Buenos Aires. (I)

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