El peligro de escuchar música profana en Afganistán
Mirwais tiene 27 años y es aficionado a la música folklórica pero ha decidido llevar en su automóvil cintas con canciones talibán desde que un grupo de insurgentes le diera hace tres días un paliza por escuchar melodías profanas.
Se trata de uno de los muchos ejemplos de la guerra musical que los talibanes han impuesto en paralelo a la militar en este país, en el que conducir por la carretera escuchando música no religiosa entraña el peligro de perder la integridad física.
El problema se plantea de forma más acuciante en el sur y sureste del territorio, en provincias como las de Kandahar, Logar y Paktika, donde los insurgentes tienen mayor implantación y proliferan las agresiones a los conductores que no comparten su gusto musical.
Mirwais cuenta que le pararon y que le dio tiempo a esconder el resto de cintas pero olvidó la que estaba puesta en el reproductor.
"Salí corriendo pero dispararon al aire, lo que me obligó a detenerme. Me cazaron", explica el joven, que tiene aún la espalda dolorida de los golpes que le propinaron con un kaláshnikov, el fusil de asalto soviético con que están armados los talibanes.
Desde entonces, Mirwais no olvida llevar en el automóvil una cinta de canciones talibán que ha comprado en el vecino Pakistán y con la que confía en convencer a los insurgentes de su devoción religiosa en caso de que vuelva a cruzárselos en su camino.
El asunto no se queda ahí; también se la juega quien lleve grabado en el móvil música pop para avisarle de las llamadas.
Residente en la provincia de Patkia, Shahabuddin asegura que "si te encuentras con los insurgentes y comprueban que llevas en el móvil música que no es talibán, te pueden hacer tragar el teléfono".
Shahabuddin se remite a un amigo al que le retuvieron "hasta que prometió que solo llevaría canciones talibán en el móvil".
Consultado por Efe, uno de los portavoces del movimiento insurgente, Zabiulah Muyahid, negó las agresiones a los aficionados a otro tipo de música, aunque admitió que la occidental está considerada "pecaminosa" por los talibanes.
Muyahid defendió que solo se escuchen canciones talibán, cuyo mensaje "mantiene a quien lo escucha en el camino del Islam".
Conocidas como taranas, las canciones talibán están compuestas solo de letra, no van acompañadas de instrumentación, y eran la banda sonora del país cuando los insurgentes estaban en el poder, cuando prohibieron cualquier otro género musical.
"Hey, guerrero, echa a los extranjeros, que se vayan, esta es la tierra de los afganos, no necesitamos extranjeros", son algunos de los estribillos de la actual generación de canciones taranas, que se producen en el mercado negro de la ciudad pakistaní de Pesháwar.
Y que los talibanes cuelgan en sus web, y que tienen cada vez mayor difusión en suelo afgano, según comerciantes locales.
Así lo afirmó Friadon, que ha encontrado un medio de subsistencia en mandar a través de su ordenador taranas a los móviles de conductores que se aventuran por las áreas menos seguras del país y que le pagan, dice, un buen dinero por las canciones talibán.
Las taranas también se han convertido en un nueva área de negocio para Ayatulah Nazari, un vendedor de música enlatada de Kabul que asegura que vende a diario cinco o seis cintas y discos compactos de canciones talibán, "en ocasiones, incluso, a miembros del gobierno".