Se produjeron incidentes aislados entre manifestantes y fuerzas de seguridad en el interior del país
El paro contra el gobierno argentino tuvo un impacto dispar a nivel nacional (Galería)
El tercer paro general contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández se sintió con fuerza en el país austral, aunque sin ser contundente. La medida, convocada por las tres centrales obreras opositoras, se cumplió contra “la caída del empleo”, el impuesto a las ganancias que grava los salarios y la inflación que supera el 30% anual.
El impacto del paro fue muy importante en las principales ciudades del país, aunque el gobierno dijo que tres de cuatro trabajadores no se adhirieron a la medida. “El 75 por ciento de los trabajadores manifestaron su voluntad de trabajar y no se adhirieron al grupo de sindicatos opositores que propician el paro”, afirmó el jefe de gabinete, Jorge Capitanich.
La huelga fue convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) del líder camionero Hugo Moyano, antiguo defensor del kirchnerismo; la CGT Azul y Blanca del sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo, exaliado del gobierno liberal peronista de Carlos Menem, y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA, centroizquierda) de Pablo Micheli y respaldada por grupos de izquierda. La CTA disidente del maestro Hugo Yasky y la CGT oficialista, del líder metalúrgico Antonio Caló, no se adhirieron a la medida.
El real acatamiento de la huelga fue muy difícil de medir. No hubo trenes y el metro de la capital argentina funcionó solo en algunas líneas y con demoras. Pero sí hubo ómnibus de pasajeros ya que la Unión Tranviarios Automotor (UTA), que nuclea a los choferes del transporte público, no se plegó a la medida, como sí lo hizo en la última huelga general del 10 de abril pasado. Pero varias unidades sufrieron ataques en el sur del Gran Buenos Aires y cinco líneas interrumpieron el servicio “por precaución”.
Muchos trabajadores eligieron quedarse en sus casas ante el temor de incidentes a raíz de los numerosos “piquetes” levantados por partidos de izquierda minoritarios en puntos de acceso a las grandes ciudades, en especial la capital. Estos cortes en las principales vías impidieron el libre tránsito de quienes buscaban llegar a sus trabajos. También hubo cancelaciones de vuelos domésticos e internacionales y estuvo paralizada la actividad bancaria, portuaria, de cargas y de recolección de residuos, así como el expendio de combustible.
En cambio, fue parcial el paro en educación, salud y justicia. En el interior del país, la adhesión fue dispar. Fue fuerte en la provincia andina de Mendoza, en la céntrica Córdoba y en la ciudad de Rosario, la segunda más importante del país, pero parcial en el resto del territorio. En algunos cortes de tránsito se produjeron incidentes aislados entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
“El éxito de la huelga es contundente”, aseguró Moyano, quien estimó en “un 85% el acatamiento” del paro. “Si no hay respuestas” del gobierno a los reclamos gremiales “las medidas se van a profundizar”, advirtió el sindicalista.