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Hoy las primarias se trasladan a las provincias de Mendoza y Santa Fe

El “kirchnerismo” debate su futuro electoral para las presidenciales en octubre

El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, es visto con desconfianza por cierto sector del gobierno de Cristina Fernández. Foto: Tomada de Internet
El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, es visto con desconfianza por cierto sector del gobierno de Cristina Fernández. Foto: Tomada de Internet
19 de abril de 2015 - 00:00 - Por Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

El “kirchnerismo” analiza puertas adentro su futuro político con un nuevo giro que tiene nombre y apellido: el “liberal” gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. ¿El motivo? Algunas encuestas y el inicio del calendario de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) dibujan un panorama más esperanzador del que asomaba a fines del año pasado.  

La imagen positiva de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ronda entre el 45% y 47%, según un sondeo de Poliarquía, encuestadora más cercana a la oposición. Se trata de un porcentaje importante para un movimiento político que tiene ya 12 años en el poder.  

Las sonrisas dibujadas en los rostros de los principales referentes del oficialismo después del rotundo triunfo de su candidato en las primarias de la provincia de Salta, limítrofe con Bolivia, eran directamente proporcionales a las caras de preocupación de los dirigentes de la oposición. Allí, el 12 de abril pasado, el 48% del electorado decidió participar en  las internas del oficialismo ganadas por el gobernador “kirchnerista” Juan Manuel Urtubey. En las primarias obligatorias argentinas cada elector elige en qué interna participar y se da entonces por descontado que esa decisión marcará su voto en las presidenciales de octubre próximo.

Pero este domingo 19 primarias se trasladan a las provincias de Mendoza (frontera con Chile) y Santa Fe (noroeste de Buenos Aires), bastiones de la Unión Cívica Radical (aliada en el país con la derechista Propuesta Republicana/PRO de Mauricio Macri) y el socialismo, respectivamente. Una semana después, las internas seguirán en Buenos Aires, donde gobierna la derecha. En los 3 territorios el “kirchnerismo” aspira a mantener su caudal de votos que en las elecciones de medio término de 2013 fue de 33% promedio, aunque en esos 3 distritos el porcentaje fue menor.

Las encuestas, sumadas las intenciones de votos de todos sus candidatos presidenciales, redondean más del 30% para el oficialismo, lejos aún de la imagen positiva de la jefa de Estado, a quien la Constitución le impide aspirar a un tercer mandato consecutivo.

Para consagrarse presidente en Argentina basta el 40% de los votos con más de 10 puntos de ventaja sobre el segundo postulante más votado. Hoy, solo la presidenta parece capaz de arrastrar semejante carro. Las encuestas dan al oficialismo perdedor en una eventual segunda vuelta que se celebraría en noviembre. Entonces el dilema se abre dentro de las filas “kirchneristas”. Y ese ‘problema’ se llama Daniel Scioli.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, que concentra el 40% del PIB y el 38% del electorado, es el dirigente más popular del “kirchnerismo”. Reúne entre el 20% y 25% de los votos según distintos sondeos e ingresaría al balotaje junto a Macri o el peronista opositor Sergio Massa.

Pero Scioli es mirado con suma desconfianza por el núcleo duro del gobierno que lo tilda de neoliberal por sus fluidos contactos con el empresariado, incluso con el opositor grupo mediático Clarín. En público, defiende las políticas sociales y económicas del gobierno, aunque con matices.

Scioli está decidido a participar en las internas del oficialista Frente para la Victoria (FpV). Allí le lleva 12 puntos de ventaja a su más inmediato perseguidor, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, según distintas encuestas. Hasta hace poco el “cristinismo” duro apostaba ir con un candidato propio a las presidenciales para asegurarse un piso del 30% que lo convierta en la primera oposición y trabajar para volver al gobierno en el año 2019.

Ahora las lecturas empiezan a ser diferentes. La buena imagen de la presidenta podría arrastrar a Scioli hasta los 40 puntos necesarios para ganar en primera vuelta si la jefa de Estado decide involucrarse de lleno en la campaña para apuntalar una eventual candidatura del gobernador bonaerense.

El dilema entonces está planteado. ¿Ir por todo con un candidato que no es el del riñón “kirchnerista” o agazaparse para dar el zarpazo en 4 años? En los pasillos de la Casa Rosada, según fuentes consultadas por EL TELEFRAFO, son cada vez más quienes se hacen esta misma pregunta en voz alta.

Las ideas se suceden: ¿consensuar con Scioli un vice “cristinista”, como el ministro de Economía, Axel Kicillof, y rodearlo con cuadros fieles incluso en un futuro gabinete? La negociación sería ardua y con concesiones de ambas partes porque las 2 puntas del ovillo se necesitan.

Por lo pronto, el “kirchnerismo duro” ya plantó su primera espada: prepara el lanzamiento de Máximo Kirchner, hijo de la presidenta, como cabeza de lanza de la lista para diputados nacionales en la provincia de Buenos Aires, que gobierna Scioli. “Todo está dado -resumió el jefe de gabinete, Aníbal Fernández- para que Máximo sea candidato”. La interna recién comienza. (I)

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