El kirchnerismo busca recuperar protagonismo
Transición o caos. La velada amenaza partió del periodista Jorge Lanata, portavoz de la oposición mediática tras las elecciones primarias del domingo pasado en Argentina.
Lanata lucía exultante en “Periodismo para Todos”, el show que conduce por Canal 13, la señal estrella del opositor grupo mediático Clarín. El “kirchnerismo” acababa de sufrir un revés en las internas abiertas y obligatorias previas a las elecciones legislativas del 27 de octubre, perdiendo en los principales cuatro distritos del país, incluida la estratégica provincia de Buenos Aires. Pero fue el partido más votado a nivel nacional con el 26,31% del total.
La prensa opositora y los partidos de oposición -como sucedió tras una derrota similar del oficialismo en las elecciones legislativas de 2009- se apresuraron a anunciar el “fin de ciclo” y el inicio del “post-kirchnerismo”. Pero... “Han planteado un fin de ciclo desde que llegó Néstor Kirchner en 2003. El diario La Nación escribió que llegaba con capacidad de poder de un año. Se habló de fin de mandato en 2009. Es el deseo de las estructuras corporativas mediáticas. Quieren generar condiciones para que el gobierno acepte una transición” hasta las presidenciales de 2015, dice a EL TELÉGRAFO el filósofo Ricardo Forster, candidato a diputado por el “kirchnerista” Frente por la Victoria, en la ciudad de Buenos Aires.
DATOS
En las elecciones primarias legislativas celebradas el domingo pasado, a nivel nacional, el oficialista Frente para la Victoria (FpV), partido de Kirchner, fue el más votado al obtener 5,9 millones, es decir 26,31%. En las presidenciales de 2011, la presidenta fue reelecta con un 54% de sufragios.
Distintas fuerzas de la oposición fueron las más votadas en los importantes distritos de Córdoba (segundo mayor padrón), Santa Fe (tercero) y Capital Federal (cuarto). Esos tres distritos, más la provincia de Buenos Aires, reúnen el 62,7% del padrón nacional, de 30,5 millones de electores, sobre 40 millones de habitantes en Argentina.Si algo dejaron claro las primarias es que no habrá reforma de la Constitución para habilitar el tercer mandato consecutivo de Cristina Fernández. La idea, instalada por dirigentes del oficialismo pero negada por la mandataria, fue utilizada mediáticamente por la oposición, que llamó a “frenar” en las urnas un proyecto desmentido por el gobierno. El oficialismo necesitaría controlar dos tercios del Congreso para reformar la Carta Magna, algo imposible de conseguir a la vista de los últimos resultados. “No hay ideas de reelección. Este fue un juego permanente de la oposición tratando de plantear que todo apuntaba a una nueva reelección y a una reforma constitucional a pesar de las desmentidas de la presidenta”, sostiene Forster, miembro de “Carta Abierta”, un espacio creado por un grupo de intelectuales oficialistas.
Forster admite que fue una elección “dura y difícil” para el gobierno, que ganó en 8 distritos y perdió en 14, incluyendo la provincia de Buenos Aires a manos del también peronista Frente Renovador, liderado por el exjefe de gabinete “kirchnerista” Sergio Massa. Pero el filósofo asegura que “el kirchnerismo siempre ha sacado fortaleza en momentos difíciles y la respuesta ha sido muy contundente, desplegando proyectos transformadores”.
¿Y qué se viene ahora en el kirchnerismo”? Por lo pronto “subir varios escalones” en las legislativas y recuperar protagonismo en los últimos dos años de mandato. “Este es un proceso que tendrá que darle forma a quién comandará la continuidad”, dice Forster. “Es muy difícil hoy definir” quién será el abanderado. Pero “el kirchnerismo y Cristina tienen capacidad para jugar una carta fuerte, así como sucedió con el traspaso de poder de Lula con Dilma Rousseff en Brasil. En Argentina están dadas esas mismas condiciones”, indicó.
El oficialismo necesita controlar dos tercios del Congreso para realizar una reforma de la Carta MagnaTras las elecciones, las miradas se posan en tres gobernadores. El primero de ellos es el bonaerense Daniel Scioli, un excampeón de motonáutica considerado un aliado incómodo por sus posiciones moderadas y su origen “menemista”, ya que llegó a la política de la mano del expresidente peronista y neoliberal Carlos Menem (1989-99).
Scioli, de 56 años, ha tenido cortocircuitos con el fallecido Néstor Kirchner, de quien fue su vicepresidente, y también con Cristina. Se le endilga falta de respaldo a políticas oficiales. Sin embargo, sobrevivió en las filas “kirchneristas” por su buena imagen. Fue electo gobernador de Buenos Aires en 2007 y reelecto cuatro años después. En las primarias –en las que se dudó de su lealtad hasta último momento, ganó y perdió: en su territorio lo venció Massa por cinco puntos (35,05 a 29,65) en las listas para diputados y senadores nacionales, pero revirtió el resultado en las de legisladores provinciales, que tendrán repercusión en su gobierno.
Otro gobernador en alza es el de la provincia de Entre Ríos, fronteriza con Uruguay, Sergio Urribarri, de 54 años, que ganó la interna con el 43,29% de los votos. “Es el que sale en las fotos más cerca de la presidenta”, confió a EL TELÉGRAFO el analista político, historiador y periodista Hernán Brienza. Si bien no es muy conocido a nivel nacional, es considerado como uno de los dirigentes con más proyección del “kirchnerismo”.
Pero no está solo. El gobernador de la norteña Santiago del Estero, Gerardo Zamora, de 49 años, obtuvo el 70,48% de los votos, la victoria más holgada del oficialismo. “Te pasaste con el 70%. Mi madre!, muchas gracias”, le dijo la presidenta. Zamora tiene algo que lo diferencia de los demás: viene de la Unión Cívica Radical (UCR), el principal partido de oposición a nivel nacional, pero es un aliado incondicional.
Si bien es temprano para aventurar pronósticos, esta trilogía tiene aristas bien diferenciadas: a Scioli le juega a favor su buena imagen y un discurso “moderado” que irrita al gobierno, pero la desconfianza interna es grande; Urribarri es un fiel y exitoso dirigente “cristinista” pero es casi desconocido fuera de su provincia, y Zamora es una figura “extrapartidaria” que podría sumar a independientes, pero al mismo tiempo no es del riñón “kirchnerista”. Como decía el caudillo Juan Domingo Perón, “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista”.