El 12 de noviembre pasado, 44 personas murieron y 200 resultaron heridas por un atentado reivindicado por el Estado Islámico, en un feudo del Hezbolá chiita en el sur de Beirut, en Líbano. Pero la cifra de fallecidos pudo aumentar, de no ser por la acción de Adel Termos.  

El día del atentado, Adel estaba con su hija en un mercado de la capital libanesa cuando escuchó una explosión. Pero en vez de huir, al ver que un segundo kamikaze pretendía ingresar a una mezquita, lo derribó y este detonó la carga explosiva que llevaba consigo, provocando la muerte de este padre de familia. Pero su heroica acción salvó la vida no solo de su hija, sino también de cientos de personas. 

"Él se tiró al suelo haciendo que el segundo suicida detonase la bomba. Había muchas familias, cientos probablemente que le deben su sacrificio", aseguró a la cadena de radio estadounidense PRI, Elie Fares, un médico y bloggero libanés, según recoge la BBC. 

"Cuando mi gente muere, ningún país se molesta en iluminar sus edificios emblemáticos con los colores de su bandera", se quejó.

"Su muerte fue una mota en el ciclo internacional de noticias, algo que pasa en esas partes del mundo", escribió.

Termos fue honrado el pasado viernes en las calles de la sureña localidad de Tallousa. Su féretro fue cubierto con una bandera del Hezbolá y acompañado por una multitud durante un recorrido por la ciudad.

Entre julio de 2013 y febrero de 2014, hubo 9 atentados contra feudos del Hezbolá o en regiones fieles al movimiento, la mayoría de ellos reivindicados por grupos yihadistas que actuaban en represalia por la decisión del Hezbolá de mandar a miles de combatientes en apoyo del presidente sirio Bashar al Assad. (I)