El gobierno español acata el rescate de Alemania
Tras un incesante tira y afloja entre el Gobierno español, el Eurogrupo, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, los grandes poderes económicos disfrazados de mercados y todos aquellos interesados en pescar a río revuelto, esta semana hemos conocido parte de lo que conllevará el Plan de “Rescate” a España. A pesar de los esfuerzos del Gobierno de Rajoy en vender el “rescate” como algo necesario y positivo para el despegue de la actividad económica, la realidad es otra: el rescate es un negocio blindado para las entidades financieras del Centro Europeo.
¿Cómo es posible que fueran los alemanes y los franceses los más interesados en “rescatar” a la economía griega y no los propios griegos? ¿Por qué el Eurogrupo ha presionado para rescatar a la banca española? Para comprender este interés, resulta fundamental partir de un hecho con el que seguramente españoles, alemanes, finlandeses y prácticamente toda Europa estará más o menos de acuerdo: la mayoría de las entidades españolas han sido claramente irresponsables. ¿A qué se ha debido esta irresponsabilidad? Principalmente a la borrachera del ladrillo, que no es más que una nueva cara del capitalismo ficticio: un valor de cambio inflado por la especulación y que se alejaba cada día más de su valor de uso. La vivienda no era valorada por su valor de uso, sino por el valor especulativo de cambio.
El sistema financiero repartía préstamos por doquier y se engañaba, sí, se engañaba a los ciudadanos y ciudadanas afirmando que las inversiones inmobiliarias siempre se revalorizaban. ¿Pero, quién prestaba a los bancos españoles? Voilá, he aquí la cuestión: eran los bancos del Centro Europeo (alemanes, franceses e ingleses, principalmente) y estadounidenses. Explicado de forma sencilla; si un Banco A presta continuamente dinero a un Banco B, a sabiendas que este banco B es irresponsable, eso debería de convertir al Banco A en otro gran irresponsable. Sin embargo, el Banco B, que es el banco español, es tachado de irresponsable, mientras que el Banco A (el banco extranjero, por ejemplo, alemán) se considera un afectado de las prácticas poco serias de los países “poco trabajadores y vividores por encima de sus posibilidades” del sur de Europa.
La paradoja europea es aún más maquiavélica: el objetivo es sanear las cuentas tóxicas de la banca del Centro usando una maquinaria propagandística y dominante que focaliza la atención en el plan de “rescate” de la banca periférica. Por ejemplo, España debía a bancos internacionales 740.517 millones de euros (según Banco Internacional de Pagos, año 2011), de los cuales, el 35% está en manos francesas y alemanas. Por tanto, el saneamiento de la banca española es a su vez el saneamiento de la banca alemana y francesa.
¿Y en qué consiste este plan de “rescate”? La Comisión Europea acuerda junto con el Banco Central Europeo y el FMI (la troika) un plan de ayuda para sanear la banca española, que como ya se ha dicho, lo que realmente garantiza es el salvataje del capital financiero del Centro Europeo. En una primera entrega, en este mes de julio, se liberarán 30.000 millones de euros. Ese dinero está destinado a sanear todos los activos tóxicos de la banca española. Sin embargo, la trampa es que el dinero pasará por el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada de la Banca) por lo que computará como Deuda Pública y tendrá previsibles efectos sobre el déficit. El saneamiento de las entidades financieras españolas irá principalmente a pagar las deudas que tienen éstas contraídas con las entidades financieras extranjeras.
Por tanto, finalmente, serán las entidades financieras extranjeras las que consigan deshacerse de sus activos tóxicos. Así, por ejemplo, Alemania no invierte nada en pago extra de intereses para salvar a su propia banca irresponsable (aquella que presta a otra irresponsable). Y además no se ven implicados en política de recortes sociales de corte neoliberal. El consenso de Frankfurt cambia de periferia respecto al Consenso de Washington; la primera aplica medidas en periferia europea (Grecia, Italia, Portugal, Chipre, Italia y España) y la segunda la aplicó ineficazmente en América Latina en los años 80 del pasado siglo.
Alemania permite así, con este círculo virtuoso, resguardar un octavo de su PIB, que es la cantidad que destinó a prestar a la periferia en los últimos años. Por el contrario, la periferia, concretamente España, se queda con una nueva deuda, 30.000 millones de euros, a pagar al 4%, imponiendo más recortes procedentes de 32 recetas neoliberales, según el memorándum europeo. España se queda con un nuevo préstamo que nunca será destinado hacia la economía real productiva porque parte de este importe será inmovilizado en aras de pagar deudas con el exterior y rescatar a la banca del Centro.
Y otra parte se inmovilizará bajo una nueva obligación, la de incrementar los Fondos de Provisiones de las entidades financieras españolas. De este modo el crédito jamás fluirá desde los bancos a las familias o las actividades productivas. Y aún peor, esto ocurrirá mientras el pueblo español pierde su soberanía en favor de la troika, salvo que alguna fuerza política fuera del bipartidismo decida políticamente que la democracia debe ser real, que la deuda privada la paguen los bancos, y que la deuda pública se irá pagando poco a poco, la que se deba, y la que sea ilegítima, no se pagará.
Alfredo Serrano Mancilla
Doctor en Economía, Coordinador América Latina Fundación CEPS (@alfreserramanci)
Sergio Martín Carrillo
Doctorado en Economía, Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (@Sergio_MartinC)