El general Mourao evidencia lo que piensan los militares de Rousseff
El comandante de la Región Sur, general Antonio Hamilon Martins Mourao, fue destituido de su cargo y colocado en una posición burocrática luego de causar revuelo por un discurso de corte golpista en el que convocaba a “despertar para la lucha patriótica” y por haber liberado un homenaje al más célebre de los torturadores de la dictadura militar (19641985).
La decisión fue tomada por el ministro de Defensa, Aldo Rebelo, y el jefe del Ejército, general Eduardo Villas Boas, luego del video en el cual aparece Mourao, quien era el encargado de la región sur del país, limítrofe con Paraguay, Argentina y Uruguay.
El propio Boas dijo que al interior del Ejército de Brasil no “hay chance para un golpe de Estado, porque el país cuenta con instituciones sólidas y maduras”.
El clima golpista en Brasil se ha hecho evidente desde que Dilma Rousseff venció en las presidenciales por tres puntos en la segunda vuelta de octubre de 2014. A partir de allí, parte de la oposición y el submundo de la política que anida en la Cámara de Diputados, sumados a los medios de comunicación claramente identificados políticamente, buscan erosionar el Poder Ejecutivo.
Incluso parte de las instituciones están en la mira: la Policía Federal está investigada por haber actuado de oficio y en forma intimidatoria hacia uno de los hijos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, a quien, cual mensaje mafioso, lo fueron a buscar a las 23 horas a su residencia en Sao Paulo para enviarle una notificación judicial, algo hecho fuera de los cánones legales.
El general Mourao puso en evidencia lo que gran parte de los militares piensan sobre el perfil histórico de la presidenta Rousseff: la hoy mandataria combatió la dictadura desde un grupo armado, fue presa política durante 3 años y sufrió torturas por 22 días seguidos.
Ella creó la Comisión de la Verdad, el informe definitivo sobre la dictadura militar que reclama el cese de la Ley de la Amnistía de 1979, que impide abrir juicios contra los agentes civiles y militares que cometieron crímenes de lesa humanidad.
La Comisión de la Verdad fue resistida por los militares, que nunca han pedido perdón por sus crímenes, sean sancionados o no. “Por esto Brasil es considerado a la cola de la región”, comentó a EL TELÉGRAFO Rose Nogueira, titular de Tortura Nunca Mais en Sao Paulo. Ella fue compañera de celda de Rousseff a inicios de la década del 70. (I)
