El FMI condiciona su ayuda a Grecia
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció ayer en un comunicado que condiciona la continuación de su ayuda financiera a Grecia a la adopción de medidas económicas prometidas por el Gobierno de Atenas, lo que generó nuevas protestas.
“Estamos dispuestos a continuar apoyando a Grecia con la condición de que se adopten las reformas de política económica acordadas con las autoridades griegas”, afirmó la portavoz del FMI, Caroline Atkinson, en un comunicado.
“Se ha avanzado en las negociaciones para asegurar la financiación total del programa y anticipamos un resultado positivo al respecto en la próxima reunión del Eurogrupo”, agregó.
Atkinson subrayó que la conclusión de la revisión del programa está sujeta a la aprobación del consejo ejecutivo del organismo internacional. El primer ministro griego, Yorgos Papandréu, tenía previsto anunciar la formación de su nuevo gobierno y se presentó ante el Parlamento para obtener un voto de confianza, paso previo a la adopción de un cuestionado plan de austeridad para este país al borde de la quiebra.
El plan, juzgado indispensable para obtener un segundo paquete de ayuda de la Eurozona y del FMI, es impugnado en su propio partido, el Pasok, y por miles de manifestantes en las calles, que el miércoles se manifestaron en la tercera huelga en lo que va del año.
Papandréu pidió ayer a sus diputados que no lo abandonen en la lucha para evitar la quiebra del país, ante el creciente descontento entre sus correligionarios por las impopulares medidas de austeridad.
“Ahora no es el momento de renunciar, ahora es el momento de seguir adelante”, dijo Papandréu en un discurso extraordinario dirigido a su grupo parlamentario, que cuenta con una mayoría absoluta de 155 diputados de los 300 del hemiciclo.
El Gobierno griego, con la oposición de todas las fuerzas políticas, pretende pasar antes del 29 de junio el draconiano reajuste económico, que consiste en un programa de recortes y privatizaciones de 78.000 millones de euros hasta 2015. Esta condición es impuesta por la Unión Europea (UE) y el Fondo para entregar el siguiente tramo de ayuda del rescate acordado en mayo de 2010. La nueva ayuda deriva de la certidumbre de que los 110.000 millones comprometidos el año pasado por la UE y por el FMI para sacar a Grecia del agujero son claramente insuficientes y que harán falta más millones, se habla de otros 105.000, para que Grecia pueda recuperarse, como todos dicen desear.
Es así como un año después de lanzar un rescate para Grecia, Europa vuelve a hallarse entre la espada y la pared para adoptar rápidamente un segundo plan de ayuda que evite la bancarrota del país heleno y frene el riesgo de contagio a otros socios frágiles de la zona euro. “Todos los países europeos deben hacer gala de responsabilidad y del sentido del compromiso (...) Debemos defender la moneda única”, conminó ayer el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ante las divisiones que dificultan la aprobación del nuevo rescate.
Mientras tanto, la prima de riesgo de las obligaciones de Grecia sigue marcando nuevos récords en los mercados y contagiando de paso las del resto de países considerados frágiles en la zona euro, especialmente de Portugal, Irlanda y España.
Pese a la creciente presión, los ministros de Finanzas de la Eurozona se reunieron el martes sin lograr avances. El domingo y el lunes volverán a encontrarse en Luxemburgo para trabajar en el plan, llamado a sumarse a los 110.000 millones de euros en préstamos aprobados por la UE y el FMI en 2010 por un período de tres años.
“Insto a los ministros de Finanzas a superar las diferencias que subsisten para llegar a un acuerdo responsable en este momento crítico”, declaró ayer el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
Según fuentes diplomáticas, el programa corre el riesgo de no ser aprobado hasta septiembre. Como solución inmediata, los europeos podrían desbloquear la próxima partida de 12.000 millones de euros prevista en el rescate de 2010, siempre y cuando el Fondo Monetario Internacional dé su visto bueno. De esta forma, Atenas disfrutaría de un respiro hasta septiembre y la Eurozona dispondría de más tiempo para aprobar el segundo salvavidas.