Premier israelí llama a reconocer responsabilidad en el genocidio
El éxito de la ultraderecha alemana inquieta a los judíos
Jerusalén.-
El histórico éxito electoral de la extrema derecha en Alemania fue acogido en Israel con una mezcla de inquietud y relativa distancia, dada la naturaleza del partido AfD y la estrecha relación entre ambos países.
“Israel está inquieto ante el aumento del antisemitismo observado en los últimos años por parte de elementos políticos de derecha y de izquierda, así como de elementos islamitas”, dijo el primer ministro, Benjamin Netanyahu, en una conversación telefónica con su homóloga alemana, Angela Merkel.
Netanyahu llamó al próximo Gobierno alemán a apoyar y reforzar a quienes “en Alemania aceptan la responsabilidad histórica” de su país en el genocidio judío.
Como todas las noticias procedentes de Berlín capaces de despertar el espectro del Holocausto, la emergencia de Alternativa para Alemania (AfD), que logró el tercer lugar en las legislativas del pasado domingo (13% de votos), alarmó a los supervivientes de la Shoah en Israel.
Berthe Badehi, de 86 años, que vivió escondida con campesinos franceses durante la Segunda Guerra Mundial, declaró estar “conmocionada” y “tener miedo” por el futuro de Europa. “Es como un cáncer que se extiende, es chocante que ocurra en Alemania”, afirmó la mujer.
“Tenemos un enemigo en Alemania”, coincidió Saul Oren, otro judío de Jerusalén, instalado en Israel desde 1968 tras haber sobrevivido a los campos nazis de Auschwitz y de Sachsenhausen.
Esta preocupación está extendida entre los judíos. Ronald Lauder, presidente del Congreso judío mundial -federación internacional de comunidades y organizaciones judías- calificó al AfD de “vergonzosa” formación “reaccionaria”, que recuerda “lo peor del pasado de Alemania”.
Alemania afronta su “mayor desafío” desde el nacimiento de la República federal en 1949 con la entrada en el Parlamento de un “partido que tolera en sus filas ideas de extrema derecha y que denigra a las minorías”, según el Consejo Central de los Judíos en Alemania.
“Un día negro para la democracia alemana con la entrada en el Bundestag de un partido racista y antisemita”, tuiteó el exdirigente laborista Amir Peretz. Pero uno de los jefes del AfD, Alexander Gauland, quiso tranquilizar a los judíos.
“No hay nada en nuestro partido, en nuestro programa, que pueda o deba inquietar de alguna manera a los judíos que viven en Alemania”, dijo a la prensa en Berlín.
El AfD, partido antiislam y antiinmigración creado en 2013, no ha hecho suyo el discurso violento de los grupúsculos antisemitas, y tampoco es considerado como de extrema derecha por el Gobierno de Berlín.
Pero algunos de sus miembros han abogado por poner fin al arrepentimiento por los crímenes nazis. Gauland generó controversia al declarar que sus compatriotas podían al fin estar “orgullosos” de la labor de los soldados alemanes durante las dos guerras mundiales.
Otro miembro del AfD, Björn Höcke, calificó en enero el monumento del Holocausto en Berlín de “monumento de la vergüenza”.
Setenta años después el genocidio judío sigue siendo la piedra angular de las relaciones entre Israel y Alemania. Pese a las crispaciones recientes, Berlín es uno de los más firmes apoyos de Israel en el seno de la Unión Europea (UE).
“Felicitaciones a Angela Merkel, verdadera amiga del Estado de Israel, por su reelección como canciller alemana”, escribió Netanyahu en su página Facebook. Pero no hizo alusión al AfD.
El AfD “no es un partido neonazi como pretenden sus adversarios, incluso si neonazis votaron por él”, escribió en un editorial el diario Israel Hayom, afín a Netanyahu.
El AfD “no es un partido racista y antisemita, aunque algunos de sus miembros tienen opiniones racistas y antisemitas”, añadió.
La mayoría de los electores del AfD ha “expresado un hartazgo, el mismo que condujo a Donald Trump al poder”, abundó Avi Primor, exembajador de Israel en Alemania, en el diario Maariv. (I)
DATOS
El partido Alternativa por Alemania (AfD) nació en 2013 para protestar contra el euro. Ese año logró el 4,7% en las generales que casi le abre las puertas del Bundestag.
Pero con el paso de los años se ha transformado y radicalizado hasta convertirse en un partido antiislam y antiinmigración.
Ha radicalizado su discurso a golpe de encuestas porque la estrategia pasaba por asegurar al núcleo duro de seguidores y llegar al Parlamento y para ello no dudo en exaltar la labor de los soldados alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
La llegada de 1,3 millones de refugiados en los últimos 2 años ha sido el gran caballo de batalla del AfD en esta campaña en la que se afanó en vincular la criminalidad con la inmigración y el asilo y en la que exacerbó el sentimiento de identidad nacional. (I)