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La comunidad internacional aplaude el pacto de conciliación entre el gobierno y el grupo insurgente

El Ejército colombiano y las FARC suspenderán combates el 29 de agosto

Miembros del grupo insurgente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de pie en la formación en un campo en la región Magdalena Medio, departamento de Antioquia, Colombia.
Miembros del grupo insurgente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de pie en la formación en un campo en la región Magdalena Medio, departamento de Antioquia, Colombia.
Foto: AFP
26 de agosto de 2016 - 00:00 - Agencias AFP y Prensa Latina

Bogotá / La Habana.-

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, entregó ayer al Congreso los textos de los acuerdos definitivos alcanzados con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para la terminación del conflicto armado y decretó el cese al fuego definitivo con la guerrilla desde el próximo lunes 29 de agosto.

En medio de un emotivo acto, en el que estuvo acompañado de víctimas del conflicto, ciudadanos, indígenas, entre otros sectores de la población, el mandatario aseguró que: “Con lo que sucedió ayer, en donde todo está acordado, quiero informar a los colombianos que, como jefe de Estado y comandante de las Fuerzas Militares, he ordenado el cese al fuego definitivo desde las cero horas del 29 de agosto”.

Este era uno de los pasos últimos que se esperaba en el marco de la negociación con las FARC, iniciada en 2012, y que, según el propio mandatario, solo se daría cuando todo estuviera acordado. “Se termina el conflicto armado con las FARC”, dijo en medio de los aplausos y gritos de los asistentes que decían: “sí, se pudo”, “paz, paz, Colombia pide paz”.

Los textos de los acuerdos fueron acompañados de una carta en la que el gobernante pide al Congreso avalar los mismos, como también la justificación para convocar el 2 de octubre el plebiscito.

“Ayer (miércoles) sancioné y promulgué la ley de plebiscito que aprobó el Congreso, que se revisó en la Corte Constitucional, que establece claramente que debo informar al Congreso la fecha para realizar el plebiscito, las razones por las cuales se convoca y debo entregar textos completos y definitivos”, manifestó Santos.

En el discurso, el presidente recordó su promesa de campaña en 2014, cuando buscaba la reelección, señalando que “un hecho tan importante que va a cambiar para bien la vida de los colombianos, como es la paz con las FARC, debería ser refrendado con el pueblo para darle mayor legitimidad”. Y agregó que la mejor manera de hacerlo era mediante un plebiscito porque “facilita la decisión del pueblo”.

Finalizó pidiéndole al Congreso pronta respuesta a la convocatoria: “Los colombianos estamos a la expectativa”.

Por su parte, el presidente del Senado, Mauricio Lizcano, al recibir el texto definitivo de los acuerdos, señaló que serán analizados el lunes próximo y para lo cual ya fueron convocadas las plenarias de ambas cámaras.

El legislador explicó que ese mismo día se dará el aval que solicitó el jefe de Estado para convocar el plebiscito. Añadió que también en ese momento se conocerá la pregunta que hará a los colombianos en las urnas para que acepten o rechacen los acuerdos alcanzados entre el Gobierno y el grupo insurgente. También el senador Lizcano urgió al Consejo Nacional Electoral para que expida la norma para reglamentar el plebiscito.

Para ser aprobado, el acuerdo debe tener al menos 4,4 millones de votos afirmativos (13% del padrón electoral) y que estos no sean superados por el ‘No’.
Previo al plebiscito, Santos y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez (‘Timochenko’), firmarán la paz en un lugar y fecha aún por definir (se prevé que sea el 23 de septiembre).

Confiado en un resultado favorable, el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, indicó ayer que no “hay espacio para renegociar” en caso de que gane el ‘No’. Este es el cuarto proceso de paz con las FARC tras intentos fracasados en 1984, 1991 y 1999.

La espera del ‘Día D’

Explicó que la firma del acuerdo será el ‘Día D’ que dará comienzo a la concentración de los rebeldes en 23 zonas y 8 campamentos en Colombia y al consiguiente desarme, que será supervisado por la ONU y los observadores internacionales.

Con el cierre de la negociación en Cuba, las FARC se aprestan a presentar el texto a sus tropas.

Lo pactado con la mayor guerrilla de Colombia, surgida de una sublevación campesina en 1964, dejará atrás en parte una conflagración entre grupos armados de izquierda, paramilitares de derecha y fuerzas estatales, con un saldo de 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados. En el país aún opera el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

El acuerdo fue aplaudido por la comunidad internacional, desde el secretario de la ONU Ban Ki-moon; la alta representante de la Unión Europea, Federica Mogherini; el jefe de la OEA, Luis Almagro; el secretario de la Unasur, Ernesto Samper; pasando por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama; y la candidata presidencial demócrata de ese país, Hillary Clinton.

Aunque el mundo elogia el pacto, no todos los colombianos lo aprueban. Un sector influyente, liderado por el expresidente derechista Álvaro Uribe (2002-2010), se opone firmemente a la paz negociada en La Habana, por considerar que traerá impunidad para los actores del conflicto armado.

El pacto señala que quienes confiesen crímenes atroces ante un tribunal especial podrán evitar la cárcel y recibir penas alternativas. Si no lo hacen, y son declarados culpables, serán condenados a penas de 8 a 20 años de prisión. (I)

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LOS ACUERDOS

Reforma rural integral: Generar buen vivir para la población rural, promover la igualdad, asegurar el goce de los derechos.

Participación política: Dejación de las armas y de la violencia como mecanismo político. Transitar a un escenario en el que impere la democracia para quienes participen en política.

Cese al fuego y hostilidad bilateral y definitivo: Terminación de acciones ofensivas entre la fuerza pública y las FARC-EP. Además, establece la etapa de reincorporación de las FARC a lo económico y político de acuerdo a sus intereses.

Drogas ilícitas: Se promueve una visión que otorgue un tratamiento distinto al consumo y tráfico ilícito.

Víctimas: Sistema de verdad, reparación y no repetición, que combina mecanismos judiciales que permitan la investigación y sanción de las violaciones a los DD.HH.

Mecanismos de implementación y verificación: Se crea comisión de seguimiento del Acuerdo final de paz y de resolución de diferencias. Los países garantes y acompañantes continuarán velando por el cumplimiento. (I)  

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