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Si bien estados unidos podría nombrar un embajador en la isla, el senado tendría que aprobarlo

El diálogo entre Cuba y EE.UU. fue calificado de ‘productivo’, pero refleja diferencias (Galería)

Un grupo de turistas escucha a una guía turística en La Habana, donde se desarrollan los diálogos de alto nivel entre Cuba y EE.UU. Foto: AFP
Un grupo de turistas escucha a una guía turística en La Habana, donde se desarrollan los diálogos de alto nivel entre Cuba y EE.UU. Foto: AFP
23 de enero de 2015 - 00:00 - Agencias internacionales

Con diferencias marcadas sobre diversos temas, las delegaciones de Cuba y Estados Unidos mantuvieron ayer la segunda ronda de conversaciones de alto nivel. Este histórico encuentro apunta a restablecer las relaciones bilaterales rotas desde 1961 por orden del presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower.

Al terminar la reunión, que aconteció luego de los diálogos migratorios,  ambas partes reconocieron que “el proceso requerirá largo tiempo”.  En el primer encuentro se evaluaron diversos aspectos de las relaciones bilaterales como el cumplimiento de los acuerdos vigentes y la emisión de visas para emigrantes y visitas temporales.

La subsecretaria de Estado norteamericana para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y la directora de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, encabezaban estas conversaciones a puertas cerradas sobre el cronograma de acercamiento tras medio siglo, que sepultará el último resabio de la Guerra Fría en América.

La funcionaria estadounidense y Vidal se sentaron frente a frente en la mesa de negociaciones rodeadas de asesores, en un salón del Palacio de Convenciones de La Habana, 5 semanas después de la histórica reconciliación anunciada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro.

“Hemos conversado sobre los principios sobre los cuales deben ser restablecidas nuestras relaciones diplomáticas (...). Hemos también intercambiado sobre los pasos que debemos dar para oficializar el restablecimiento de relaciones, hemos intercambiado propuestas de cuáles son esos pasos, (y) ambas delegaciones hemos tomado nota sobre las propuestas de cada una”, dijo al cabo de casi 3 horas de pláticas el número 2 de la delegación cubana, Gustavo Machín.

La delegación cubana enfatizó que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas deberán basarse en los principios del derecho internacional refrendados en la Carta de las Naciones Unidas y en las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Relaciones Consulares, indicó Machín.

“El acatamiento de esos documentos, de los que ambos países son signatarios, significa el respeto recíproco al sistema político y económico de cada uno de los países y evitar cualquier tipo de injerencia en los asuntos internos de nuestras naciones”, dijo una fuente de la cancillería cubana al diario oficial Granma.

“Esos principios en esencia son la igualdad soberana, el arreglo de las controversias por medios pacíficos, abstenerse a recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier estado, así como la igualdad de derechos,  la libre determinación de los pueblos y la no intervención en los asuntos que son jurisdicción interna de los Estados”, añadió.     

El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, aclaró en la víspera que los 2 países tienen mucho que negociar todavía antes de normalizar sus relaciones, rotas en 1961.

Concretamente, Estados Unidos busca la eliminación de los límites al personal diplomático estadounidense, las restricciones al movimiento de miembros de la misión y suavizar medidas para recibir envíos del exterior. “Cuando sea el momento y sea apropiado tendré mucho interés en viajar a Cuba para abrir formalmente una embajada, dijo Kerry en Washington. Según Kerry, algunos puntos a negociar son permitir libre acceso a la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA), lo que Washington garantizaría a la representación cubana en EE.UU.

El gobierno cubano, en tanto,  ha dejado claro que quiere dejar atrás la etapa de la Guerra Fría en la cual la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba fue un claro ejemplo para mostrar hasta dónde llegó la hostilidad simbólica de Washington hacia el gobierno de la isla.

El edificio de 6 plantas situado en el Malecón habanero terminó convirtiéndose en un “nido de espías” –dijo en su momento el líder cubano Fidel Castro-, donde el presidente George W. Bush ordenó instalar un cartel luminoso que difundía noticias y comunicados políticos contra el régimen castrista.

Estas oficinas de intereses se instalaron en 1977, tanto en La Habana como en Washington bajo protección de la embajada Suiza, como una manera de formalizar vínculos.

Las autoridades cubanas plantaron en la Navidad de 2004 un bosque de 138 banderas negras con una estrella blanca en el centro -una por cada año de lucha contra el “imperio”- sobre mástiles gigantescos. “Esa etapa, triste consecuencia de los estertores de la Guerra Fría, debe ser enterrada y olvidada. Ahora es preciso mirar hacia adelante pues el futuro ofrece claras oportunidades en educación, salud o la promoción empresarial, destaca el analista Francisco Herranz.

La discusión migratoria del miércoles fue calificada como “productiva” y “constructiva” por ambas partes, aunque se mostraron diferencias en varios puntos. Vidal criticó que Washington mantuviera la Ley de Ajuste Cubano de 1966 y la política de pies secos-pies mojados, a las que acusa de fomentar la emigración ilegal desde la isla. EE.UU. manifestó que ambas reglamentaciones seguirán vigentes.  

Lo cierto es que reestablecer completamente las relaciones diplomáticas, tal cual expresaron Jacobson y Vidal, tomará su tiempo.

Si bien la Constitución de Estados Unidos otorga al poder ejecutivo (en este caso al presidente Barack Obama) amplia autoridad para abrir y cerrar instalaciones diplomáticas, es el Congreso (con mayoría Republicana) que debe aprobar los fondos necesarios para su aprobación y el Senado debe autorizar las nominaciones a embajador.  Elegir un embajador podría ser más problemático porque un solo senador puede bloquear la nominación.

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