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La construcción se derrumbó un 20% en Argentina

El desempleo trepa al 9,3% en ocho meses de gobierno de Macri

Argentinos desempleados participaron el mes pasado en una marcha contra las políticas del gobierno de Mauricio Macri.
Argentinos desempleados participaron el mes pasado en una marcha contra las políticas del gobierno de Mauricio Macri.
Foto: AFP
26 de agosto de 2016 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

La estantería social y económica comienza a desmoronarse en Argentina a ocho meses de la asunción del presidente Mauricio Macri. En esta nueva etapa neoliberal caen todos los indicadores. Hasta la imagen del jefe de Estado.

Los números son contundentes. El dato que más golpea a la realidad es la caída de la economía y su consecuente impacto negativo en el empleo. Según el renovado  Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), que se hundió en el descrédito durante el último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por una contínua manipulación de datos, la actividad económica se retrajo 4,3 por ciento en junio pasado en relación con igual mes del 2015. Y el desempleo trepó al 9,3 por ciento, el índice más elevado de la última década.

Pero no fue la única cifra que hizo estremecer a los argentinos. La construcción se derrumbó un 20 por ciento en el mismo período. Este sector, vital en la expansión económica de los últimos años, es hoy uno de los más golpeados por la crisis. Se estima que en estos ocho meses de gobierno perdió 50.000 empleos a raíz de una dura política de ajuste que trajo aparejada una recesión que está horadando el tejido social del país austral. La producción manufacturera cayó a su vez 6,4 por ciento en junio, según el Indec.

La caída de la actividad económica se nota no sólo en los números, sino también en la calle. Son cada vez más los comercios que cierran sus puertas ante la caída del consumo. Este jueves numerosos comerciantes del barrio de Boedo, en el corazón tanguero de Buenos Aires, realizaron un “veredazo” para  visibilizar esta situación, sacando sus mercaderías a las veredas. “El domingo que viene es mi último día. Cierro mi local de comidas”, resumió una mujer en lágrimas entrevistada por el canal C5N. El “tarifazo” en las facturas de luz y agua con aumentos del 400 por ciento, más la caída del consumo, fueron un cóctel letal que acabó con su negocio. Según la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés y la Unión de Trabajadores de Hoteles y Gastronomía, sólo en el primer semestre de este año cerraron alrededor de 400 restaurantes en la ciudad de Buenos Aires.

En el primer semestre la caída del consumo general fue del 1,3 por ciento, según la consutora CCR. Solo en julio el derrumbe en la compra de alimentos de la canasta básica fue del  5,4 por ciento, de acuerdo a la consultora Scentia. Cáritas abrió 25 nuevos comedores en los últimos meses para atender las necesidades alimentarias de una franja de la población que cayó en la miseria. Según el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), 1,4 millones de personas fueron atrapadas por la pobreza este año.

La gente tiene hoy miedo de perder su empleo. La desocupación, según el Indec, trepó al 9,3 por ciento, casi tres puntos más que el 6,6 por ciento del 2015. El gobierno asegura que los datos de la desocupación estaban manipulados en el gobierno “kirchnerista” y que el índice anterior en realidad era mucho mayor.

Pero un estudio de la consultora liderada por el exdiputado y economista Claudio Lozano, que fue un férreo opositor al último gobierno, calculó que en ocho meses se perdieron 200.000 empleos.

La desocupación presenta casos de suma gravedad en los centros industriales. Los más complejos se presentan en Rosario (300 kilómetros al noroeste de Buenos Aires), con 11,7 por ciento, la ciudad balnearia de Mar del Plata con 11,6 por ciento y la provincia de Córdoba (centro) con 11,5 por ciento.

Ante estos datos negativos, el gobierno se defiende afirmando que su plan de ajuste dará resultados recién en el 2017 (y no en este segundo semestre como había vaticinado al asumir) y que incluso ya empezó a dar sus frutos en el campo, un sector vital de la economía argentina. Después de asumir su gestión, Macri acabó con la política de retenciones a las exportaciones de granos aprobada durante la anterior administración. Gracias a esa política este año se proyectan fuertes aumentos en el área rural sembrada, estimada en un 30 por ciento más que el año anterior.

“Esto significa que volvemos al modelo de país agroexportador que imperó a principios del siglo XX en detrimento de la industria” impulsada durante las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón (1946-55)”, dijo el expresidente de la Cámara de Diputados durante el “kirchnerismo”, Julián Domínguez.  El dirigente peronista recordó que el campo produce mucha riqueza pero poco empleo y precisó que se está “desindustrializando” al país como ocurrió en los años 90 durante la era neoliberal del expresidente Carlos Menem (1989-99).

Esta difícil coyuntura social y económica hizo descender la popularidad del presidente Macri en la población. Según el último sondeo de la consultora  Ricardo Rouvier y Asociados,  la imagen positiva del mandatario cayó al 47 por ciento contra un 50,6 por ciento de imagen negativa. Macri llegó a tener una aceptación de más del  65 por ciento cuando asumió el cargo. El relevamiento señaló que casi cuatro de cada diez argentinos considera hoy “mala o muy mala” su gestión.

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