La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer un plan presupuestario para el año fiscal 2018, que incluye los $ 1.600 millones para comenzar la construcción del muro en la frontera con México propuesta por el presidente Donald Trump.

Desde que inició su gestión -en enero de este año-, el mandatario ya sugirió destinar $ 2.600 millones para la “planificación, diseño y construcción” de un muro que controle la inmigración en la frontera con México y otros $ 1.500 millones para ampliar la capacidad de “detención, transporte y remoción de inmigrantes ilegales”.

Sin embargo, el Partido Demócrata, que se opone al muro, intentará frenar el proyecto en el Senado. El Congreso tiene hasta el 1 de octubre para aprobar o rechazar el proyecto de presupuesto por Trump.

En una entrevista a la cadena estadounidense ABC, el magnate también reveló que las obras comenzarían “en meses” y que su planificación ocurriría “de inmediato”.

De acuerdo al portal, frontera.info, aunque Trump alardea con su propuesta, considerada como la más polémica de campaña, el muro ya existe en la frontera y no ha demostrado tener resultados. Equivale a kilómetros de vallas de seguridad que construyó Bill Clinton durante su mandato y a los sistemas de control en la frontera que demuestran las carencias de su efectividad, ya que solo generan una mayor confrontación y agravan el drama de los 331.000 inmigrantes que, solo en 2015 fueron retenidos cruzando.

“El muro no detendrá la migración. Es un fenómeno tan fuerte, con redes tan consolidadas, que siempre buscará el resquicio para librarse de los controles”, dice

Fernando Neira, experto en migraciones del Centro de Investigación en América Latina de la Universidad Autónoma de México (UNAM), para quien la obra se enfrentaría a problemas de violencia y xenofobia.

McCain se rebeló contra Trump y salva el Obamacare

La madrugada del viernes se dio la votación más dramática en el Senado de Estados Unidos en su historia contemporánea. El Partido Republicano perdió una vez más -al menos por ahora- su lucha para deshacer  la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Costo (Obamacare), mientras que el senador John McCain, recientemente diagnosticado con cáncer, fue el gran protagonista de la polémica cita.

Los republicanos estadounidenses, minados por los desacuerdos internos, fracasaron de nuevo en su intento de derogar la reforma sanitaria de Barack Obama,  lo que supone un duro revés para el presidente Donald Trump.

Sin embargo, el momento decisivo de la votación, fue cuando el senador John McCain, se alió con dos republicanos moderados y todos los demócratas en la oposición a la reforma legislativa.

La medida fue rechazada por 51 votos en contra y 49 a favor.

“Tres republicanos y 48 demócratas le fallaron al pueblo estadounidense”, reaccionó Trump en Twitter. “Como dije desde el principio, dejemos que Obamacare implosione, luego negociaremos”, agregó.

La votación del viernes, la última de una serie de esfuerzos infructuosos para abolir la norma, se refería a un proyecto de ley conocido como “derogación de mínimos” que eliminaría solo algunas partes de la ley, como la obligación de hacer que los particulares adquieran un seguro de salud so pena de una multa.

Los republicanos pretendían construir una base sobre la que negociar con la Cámara de Representantes y esta “derogación de mínimos” parecía federar al conjunto de los legisladores conservadores, que ya acumulaban dos fracasos consecutivos en la cámara alta.

Pero algunos republicanos, McCain entre ellos, criticaron el proyecto de ley y les preocupaba que la cámara aprobara el proyecto, enviándolo automáticamente ante el presidente Trump, quien ya solo tendría que promulgar la ley.

Los republicanos controlan las dos cámaras del Congreso, pero solo cuentan con 52 escaños de 100 en el Senado, por lo que cualquier defección es un golpe prácticamente mortal.

La Oficina de Presupuesto del Congreso había analizado el proyecto y llegado a la conclusión de que, si la ley se aprobaba, las primas de seguro se incrementarían 20% al año y 16 millones de personas perderían su seguro de salud.

“No estamos celebrando, estamos aliviados porque millones de personas” mantendrán su seguro de salud, dijo el jefe de la bancada demócrata, Chuck Schumer. (I)

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El presidente de EE.UU. despide a su jefe de gabinete

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nombró ayer al secretario de Seguridad Interna, John Kelly, nuevo jefe de gabinete, desplazando de esa forma a Reince Priebus, quien lo acompañó desde su primer día en la Casa Blanca.

Su destitución, tras la salida la semana anterior del portavoz, Sean Spicer, acaba con los dos principales representantes del establishment republicano en el Gobierno. “Tengo el placer de informar que he nombrado al general y secretario John Kelly como jefe del gabinete de la Casa Blanca. Es un gran estadounidense”, anunció Trump en Twitter.

Priebus, quien se desempeñó durante  años como presidente del Comité Nacional del partido Republicano, fue una pieza fundamental en la formación del Gobierno después de las elecciones, en el comité de transición. Sin embargo, la llegada de Anthony Scaramucci a la Casa Blanca como nuevo jefe de Comunicaciones selló la suerte de Priebus.

De acuerdo con Scaramucci, Priebus bloqueó durante cinco meses su llegada a la Casa Blanca.

Además, Scaramucci llegó a la conclusión de que Priebus era el responsable por la incontenible secuencia de filtraciones a la prensa de datos internos de la Casa Blanca, incluyendo informaciones comprometedoras. (I)