El "boom" de los "cubañoles"
A punto de concluir el plazo para acogerse a la llamada Ley de Nietos, 66.000 cubanos han recibido ya pasaporte español y se calcula que podrían sobrepasar los 180.000 cuando se resuelvan todas las solicitudes de nacionalidad en trámite, según informaron a Efe fuentes consulares españolas.
El próximo 27 de diciembre es la fecha tope para que nietos de emigrados puedan optar a la nacionalidad española, una puerta que abrió la Ley de Memoria Histórica y que en Cuba ha supuesto una sostenida avalancha de solicitudes y largas colas diarias ante el Consulado de La Habana desde que la disposición entró en vigor a finales de 2008.
Hasta el momento se han concedido 66.000 pasaportes pero, pasado ese plazo, la administración consular seguirá trabajando en el examen y resolución de las solicitudes pendientes: a primeros de diciembre ascendían a 110.000 y se espera recibir unas 15.000 más en los últimos días de vigencia de la norma.
Teniendo en cuenta que el porcentaje de denegaciones está en torno al cuatro por ciento, el número de nuevos españoles en Cuba será de entre 180.000 y 190.000 (cerca del 1,7% de la población de la isla) cuando finalice todo el proceso, según estima el cónsul general de España en La Habana, Tomás Rodríguez-Pantoja.
Eso sin contar con el "efecto multiplicador" que tiene la ley ya que esos nuevos ciudadanos españoles pueden también pedir la nacionalidad para sus hijos si son menores de edad.
Antes de la entrada en vigor de la Ley de Nietos la colonia española en Cuba era de unas 28.000 personas.
Recuperar la nacionalidad de los abuelos españoles se ha convertido en los últimos tres años en un "boom" en la isla porque muchos cubanos ven en el nuevo pasaporte más facilidades para viajar al exterior o simplemente para emigrar.
El fenómeno llegó incluso a la música: "Oye mi hermano cómo es esto/ ya nadie quiere ser cubano/ y todo el mundo anda buscando como cosa buena a sus antepasados (...) Están logrando los ibéricos lo que los gringos no lograron/ Tal vez para el año que viene ya seamos súbditos del rey Juan Carlos", ironiza "Cubañolito", una canción del grupo "Buena Fe" y Frank Delgado.
La ciudadanía española no otorga a los cubanos ningún derecho adicional dentro de la isla, porque Cuba no reconoce la doble nacionalidad y, hasta el momento, para salir del país y regresar deben hacerlo con pasaporte cubano y los permisos que exigen las autoridades, según explicó el cónsul.
Sea como sea, muchos cubanos apuran los últimos días de vigencia de la Ley de Nietos y esperan pacientes las largas colas ante el Consulado para presentar sus papeles y solicitar el pasaporte.
"Me metí en esto porque quiero ir a España, visitar a unos amigos que tengo por allá, compartir, conocer y trabajar si puedo", relató a Efe Félix, cuyo abuelo nació en Canarias, donde a este habanero de 43 años le quedan familiares con quien mantiene comunicación.
"Un primo mío ya terminó los trámites y viajó hace poco. Yo pienso ir en cuanto pueda, cuando planifique mi vida en Cuba. Tengo un hijo menor que también podría acogerse a esto", explicó Félix.
Otros piensan en emigrar como Liuba, de 35 años, que quiere irse a España, donde ya vive su madre, con su esposo y su hija de seis años, dispuestos a trabajar "en lo que sea".
En esas colas no faltan incluso cubanos bisnietos de españoles que intentan acogerse a la ley, aunque esa opción no se contempla: María, economista de 42 años quiere de todos modos probar suerte porque ve en el pasaporte español "un camino abierto para el futuro".
La aplicación de la Ley de Nietos ha destapado en Cuba situaciones polémicas como el caso de los descendientes de abuelas españolas que tras emigrar se casaron con extranjeros: con ello perdían su nacionalidad de origen de acuerdo al código civil español de 1954.
Esa discriminación preconstitucional ha impedido ahora a los nietos de aquellas emigradas (no así a los de exiliadas por la Guerra Civil o la dictadura franquista) acceder a la nacionalidad, como denuncia desde hace tres años Jorge Félix Medina, cubano de 39 años, con abuela canaria, y que ha apelado, sin éxito, ante instancias españolas como el Defensor del Pueblo, la Presidencia del Gobierno o el Instituto de la Mujer.
A lo largo del proceso, el Consulado español también se ha tenido que enfrentar a situaciones fraudulentas como falsificación de documentos o "mercadeo" con las citas para presentar las solicitudes, entre otros.