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Egipto abre una nueva época liderada por Al Sisi

Egipto abre una nueva época liderada por Al Sisi
17 de enero de 2014 - 00:00

El pueblo egipcio aprobó su nueva Constitución con una arrasadora mayoría. Según los primeros recuentos de votos, que se harán oficiales el sábado, más de un 95% de los electores han apostado por el voto afirmativo. Sin embargo, la consulta que se realizó en 2 jornadas, el 14 y 15 de enero, se salda con una baja participación, que no supera el 33%, una de las más bajas en las elecciones celebradas durante los últimos tres años.

“Vote Sí a la nueva Constitución. Dios envió al general Al Sisi para que ayudara a Egipto, quiero que él sea el nuevo presidente. Nuestro país necesita un militar en el poder para que podamos salir adelante”, dijo Talaat Shenoda, un egipcio de 55 años, quien relató efusivamente a EL TELÉGRAFO su participación en las urnas. Desde que el general Al Sisi destituyera del poder al presidente islamista Mohamed Morsi, tras el golpe de Estado perpetrado el pasado 3 de julio, el país sigue la hoja de ruta marcada por los militares. Durante dos días, 52 millones de egipcios estaban llamados a votar en referéndum la recién enmendada Constitución.

Sin embargo, el protagonista de las jornadas fue el general y la consulta supone un fiel medidor de su popularidad. El resultado afirmativo podría legitimar definitivamente el golpe de Estado y dar aprobación democrática a los acontecimientos de los últimos meses. “¡Decid a vuestro país que amamos a nuestro ejército, que amamos a Al Sisi!”, gritó sonriente uno de los votantes desde la fila.

“¡Sisi, presidente!”, exclamó a coro un grupo de mujeres. Y es que, precisamente la semana pasada, el general anunció en los medios de comunicación su posible candidatura a la carrera presidencial. “Me presentaré si hay una demanda popular”, declaró al periódico estatal Al Ahram.

La llegada de Al Sisi a la presidencia supondría el definitivo regreso de los militares al poder en Egipto.

Desde primera hora de la mañana del martes se veían largas filas de votantes frente a algunos colegios electorales del Downtown de El Cairo. Minutos antes de que iniciara la primera jornada, antes de las 9 de la mañana, un atentado sacudió la fachada del tribunal en el barrio de Imbaba. El incidente, sin víctimas mortales, no entorpeció la celebración del referéndum. Pero a lo largo del primer día se produjeron varios enfrentamientos entre seguidores de los Hermanos Musulmanes y miembros de las fuerzas de seguridad, dejando un balance de al menos 10 muertos entre El Cairo, la ciudad de Sohab y Beni Suef.

El sentimiento anti- Hermanos Musulmanes
“He votado Sí porque odio a los Hermanos Musulmanes y quiero que se mantengan ajenos a la política”, cuenta a este diario Hosni, un egipcio de 57 años. Y, efectivamente, la Hermandad está muy presente en las conversaciones de los corrillos de debate que se forman en las puertas de los colegios electorales. El sentimiento anti- Hermanos Musulmanes anima a muchos a apoyar la Constitución. Desde la azotea, un soldado apunta con un arma la escena. Todos los centros de votación cuentan con un amplio dispositivo de seguridad, formado por 160.000 efectivos militares en todo el país.
Hay quien ve en el referéndum una oportunidad para recuperar cierta estabilidad. “No podemos estancarnos, todavía tenemos que elegir presidente y a los miembros del parlamento”, comentó a este diario una mujer cristiana de 40 años. “He votado Sí porque es la mejor Constitución que ha tenido Egipto, protege a los cristianos y facilita la construcción de iglesias”.

Boicot al referéndum
Conforme avanzaba la jornada, era difícil encontrar a algún ciudadano que asegure haber votado No. Amer fue uno de ellos, este estudiante de 20 años se mostró contrario a que la Constitución siga permitiendo los juicios militares contra civiles. “Este texto da mucho poder a los militares”, aseguró. Los grupos opositores al gobierno actual, como los Hermanos Musulmanes o los activistas, han optado por boicotear el referéndum. Las calles de El Cairo, los puentes, las farolas muestran multitud de pancartas que animaban a un voto afirmativo: “Sí a la Constitución”. Pero aquellos que intentaron hacer campaña a favor del No, como el Partido de un Egipto Fuerte, fueron detenidos.

Mahmud, un activista defensor de los derechos humanos, ha pasado 10 días en la prisión de Tora. Las autoridades lo detuvieron en noviembre por manifestarse en contra de la Constitución, precisamente cuando ya se había aprobado la ley que prohíbe las protestas.

“Esta Constitución es una basura, no pienso acudir a votar”, manifestó Mahmud a EL TELÉGRAFO. “Quienes la han redactado son cercanos al círculo de Mubarak. Todo es un teatro para que Egipto vuelva a ser un Estado policial”.

LA TERCERA CONSTITUCIÓN EN TRES AÑOS

La nueva Carta Magna es la tercera en solo 3 años, lo que supone un fiel reflejo de la inestabilidad que atraviesa el país. Algunos sectores opinan que es novedosa en varios términos que no aparecían en los textos anteriores. Por primera vez se reconocen los derechos de todos los menores, que estarán obligados a tener documentación. Anteriormente, aquellos niños que habían nacido fuera de un matrimonio no existían para el Estado. Temas como la igualdad entre géneros, la necesidad de combatir el abuso sexual o la prohibición de la tortura suponen también una novedad. En cambio, los artículos no dejan de estar sujetos a cierta ambigüedad, ya que todos deben regularse con leyes aparte.

Tanto dentro como fuera de Egipto, muchas voces se han alzado en contra de una Constitución que da todavía más poder a las viejas instituciones del Estado. Las principales críticas han sido contra el artículo que permite los juicios militares contra civiles y en contra de que sea el propio Ejército el que elija al líder de las Fuerzas Armadas, el ministro de Defensa. En cuanto a la Policía, se creará un consejo que tendrá la capacidad de aprobar o rechazar las leyes sobre los temas que les concierne. En definitiva, la nueva Constitución da más autonomía a las instituciones más poderosas del país, el Ejército, la Policía y el sistema judicial. Precisamente aquello contra lo que se levantó el pueblo egipcio en la plaza Tahrir y lo que motivó la revolución del 25 de enero de 2011.

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