La penitenciaría de más alta seguridad en Estados Unidos está en Florence, Colorado. Desde su apertura en 1994, ningún prisionero ha escapado de la Instalación Máxima Administrativa, conocida como “ADX”.

De acuerdo con el diario The Washington Post, un exmiembro de la policía federal espera que el líder narcotraficante del cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, pase el resto de su vida allí. “Para que él escape tendría que tener un guardián en el bolsillo”, señaló bajo anonimato.

Sin embargo, el mexicano deberá esperar hasta el 25 de junio, fecha pautada por el juez, para dar la sentencia final. 

Tanto la fiscalía como el jurado determinaron que Guzmán es culpable de 10 cargos en EE.UU., que son   desde distribución de drogas, uso de armas de fuego y lavado de dinero.

Los abogados defensores, por su parte, anunciaron que pedirán la nulidad.

De ser ratificada la sentencia, Guzmán se unirá a los 400 reclusos de ADX. No obstante, las autoridades analizan una cárcel apropiada para que no se fugue. El líder de Sinaloa se escapó dos veces de las cárceles mexicanas (2001 y 2015).

Para muchos visitantes de la “ADX”, la parte más memorable de la penitenciaría es el silencio espeluznante que rodea los pasillos.

“No creo que haya visto a otro preso mientras estaba allí”, enfatizó el exfiscal federal Allan Kaiser sobre la visita a su cliente, Sal Magluta, declarado culpable y sentenciado a 200 años.

Deborah Golden, abogada del Centro de Defensa de los Derechos Humanos, que ha visitado la “ADX” varias veces, detalló que cada celda austera tiene una cama (de cemento con un fino colchón) y un “combo de lavabo, agua y unidad de agua potable” tres en uno.

Hay dos tipos de prisioneros que cumplen funciones en la “ADX”, explicó Golden: La mayoría es transferida por motivos disciplinarios o administrativos. Un número más pequeño en función de su condena o historial anterior, como el de la fuga de “El Chapo”. (I)