“EE.UU. quiere imponer su recolonización”

Las fuerzas del neoliberalismo cometen “un pecado social que afecta directamente a Dios” con su estrategia de “recolonización” que impide la emancipación de los pueblos latinoamericanos, dice el teólogo brasileño Leonardo Boff.

El sacerdote franciscano llevó su bagaje de ideas a Buenos Aires para participar del foro “Emancipación e Igualdad” organizado por el ministerio de Cultura argentino. El encuentro celebrado en el Teatro Cervantes se convirtió durante tres días en una virtual cumbre del progresismo latinoamericano con la asistencia de pensadores, políticos y dirigentes sociales de toda la región.

En diálogo con un reducido grupo de periodistas en un salón del hotel Panamericano, Boff  sostiene que, “desde el imperio, Estados Unidos quiere imponer a todo el mundo la estrategia de recolonización y reservarnos como exportadores de bienes naturales hacia los países centrales, impedir nuestra autonomía tecnológica y que seamos aliados secundarios del gran proyecto de globalización”.

“De esa manera perderíamos nuestra capacidad de hacer una historia propia y más que nada la emancipación. Esa estructura hace crecer las desigualdades y la injusticia social. Eso es un pecado social que afecta directamente a Dios, que tiene un oído especial con los excluidos, los que gritan”, asevera.

Boff  puede pasar horas hablando de política, ecología y del futuro del planeta, pero en especial del Papa Francisco, con el que se muestra encantado tras dos años de Pontificado y menciona en cada tema que aborda. “Este es el primer Papa que reúne a los movimientos sociales en Roma. No llamó a sociólogos o eruditos. No,  los que sufren fueron invitados. El Papa invitó al presidente boliviano Evo Morales como representante de los movimientos populares”.

“El Papa tiene esa valentía, gracias a Dios es argentino” y por ende  politizado. “Es un gran líder mundial y religioso, que da el ejemplo. Y va con su cuerpo, no teme ser muerto. Ha desaparecido esa figura (tradicional) del Papa… porque antes era un faraón. Francisco muestra un viraje en la Iglesia”, afirma.

Boff guarda especial interés por los movimientos sociales como fuerza emergente en la lucha contra el neoliberalismo. “En América latina vivimos una situación muy diferente a lo de los años 60. Han crecido mucho estos movimientos sociales”, afirma.

En el caso del Brasil, “en los últimos 10 años, el Partido de los Trabajadores (PT), primero con Lula y ahora con Dilma (Rousseff),  ha incluido a toda una Argentina de personas, más de 45 millones que fueron incluidos en la ciudadanía. Estamos creando un frente de resistencia alternativa, de rostro nacional, en diálogo con los demás países” de la región.

El sacerdote, teólogo y escritor brasileño suele alzar su voz en forma constante sobre el riesgo que se cierne sobre el planeta con el calentamiento global. Y advierte: “está amenazada la supervivencia de la especie humana. En principio no lo aceptamos. Pero necesitamos otro tipo de relación con la tierra, con la naturaleza. Este proceso puede ser un abismo sin freno y fatal”.

Boff  insiste en instalar en el debate internacional la cuestión ecológica “porque no es seguro –dice- que existe un futuro. En la cumbre de Río + 20 la comunidad científica alertó que para mitad de este siglo aumentará la temperatura del planeta” de manera tal que “gran parte de la humanidad va a desaparecer”.

“Esta discusión no existe en la política. Hay que incluir la ecología en el discurso político.

El Papa se dio cuenta de ello y prepara una encíclica” sobre el tema, apunta.

El tiempo pasa y en cada tema que toca en su charla aparece la figura del Papa. Incluso cuando habla de la emancipación de las mujeres. Francisco “dijo que hay que involucrar a las mujeres en el gobierno de la Iglesia. Tienen que participar en los cambios de la Iglesia”.

Y agrega: “muchos piensan que pueda (llegar a) nombrar a mujeres cardenales, pero se está demorando. El dijo: déjame (primero) arreglar la casa. Yo creo que es urgente”.

La charla llega a su fin. Boff advierte que la región atraviesa momentos complejos que ponen en jaque a las democracias progresistas. “Hay sectores de la derecha” que cargan contra la institucionalidad “con ayuda de la prensa, con los instrumentos de poder. Dilma acaba de ser reelecta y le piden juicio político. La derecha no acepta la democracia. Hay un odio al pueblo pobre que se ha levantado.  Quieren terminar con estas fuerzas emergentes”, acota.

¿Y dónde están las esperanzas?

“En las fuerzas populares. Las fuerzas de dominación clásica, cada vez más utilizan la violencia para imponerse porque ya no alcanza la argumentación. Aquí hay un cambio. La Teología de la Liberación entiende al pobre como oprimido. No solo es rezar, sino comprometerse con los pobres. Derechos Humanos sí, pero desde los últimos,  desde los pobres. El primer derecho es la vida, no la libertad de expresión” como pregonan desde Europa o Estados Unidos.

“Un cadáver no puede hablar”, señala.

¿Y cuál es la solución?

 “Incluir a los pobres. En América latina vivimos una situación muy diferente a lo de los años 60. Han crecido mucho los movimientos sociales. El Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil es el mayor movimiento social mundial. La globalización facilita el entramado para la dominación, pero también permite fortificar a las víctimas. O cambiamos o morimos. Hay fuerzas nuevas, esa es la esperanza. Hoy la derecha lleva todo a la Suprema Corte. El único camino que les queda es la justicia, pero que la justicia no sea un partido (político) contra el pueblo. Ya no se acepta más el tipo de dominación de antes. Tenemos que negociar el gana-gana y no el pierde-pierde. La fuerza de futuro viene desde abajo, de arriba viene la calumnia y la dominación del imperio”.

-    ¿Y cómo lo ve al Ecuador? –le pregunta EL TELEGRAFO en un aparte.

-    A Ecuador lo acompaño desde afuera. Me gusta todo lo que viene desde abajo. Rafael Correa debe siempre buscar el apoyo de las fuerzas populares. Si lo hace, se fortalece”.