Una nueva desclasificación de documentos desde Washington develan que el Gobierno de Estados Unidos conocía el alcance de su colaboración hacia las fuerzas opositoras al régimen de Bashar al-Asad, en Siria.

En 2013, Washington decidió apoyar a los "opositores moderados" al gobierno sirio. En ese momento, la capitana de fragata, Elissa Smith, portavoz del Pentágono, defendió la decisión, asegurando que la meta principal es “defender al pueblo sirio”. Sin embargo esto no ocurrió.

Muchos de los combatientes que recibieron el respaldo estadounidense "se unieron a Daesh (Estado Islámico, en árabe), a otros grupos takfiríes o se frustraron gravemente frente a los terroristas y huyeron del campo de batalla", según recoge una nota del portal hispantv.com.

"Su huida dejó como regalo armamento estadounidense a los terroristas, con las cuales los integrantes del Estado Islámico pululan actualmente por ciudades sirias e iraquíes. Ante este hecho, otro vocero del Pentágono, el coronel Steve Warren, afirmó que no había ninguna manera de predecir lo ocurrido. Sin embargo, el nuevo documento desclasificado muestra lo contrario: Estados Unidos era totalmente consciente de que las armas ofrecidas a los opositores moderados sirios, podrían caer en manos de los extremistas, pero prefirió ignorar esta realidad y centrarse en derrocar a Al-Asad", afirma el portal electrónico.

El informe, según hispantv.com, muestra que el Departamento de Defensa de EE.UU. sabía de la infiltración clave de Al-Qaeda en las filas de la oposición “moderada” siria: “AQI (Al-Qaeda en Irak) apoyó la oposición siria desde el principio, tanto de forma ideológica como a través de los medios de comunicación”.

También se hace mención al hecho de que el Pentágono fue informado de los posibles problemas en la zona: la posibilidad del surgimiento del Estado Islámico, el caos en las fronteras sirio-iraquíes y la posible coalición entre diversos grupos terroristas en la región.

“Las fuerzas de la oposición (siria) tratarán de utilizar el territorio iraquí como un refugio seguro para que sus fuerzas se aprovechen de la simpatía de la población fronteriza, mientras tratan de reclutar combatientes y entrenarlos en el lado iraquí”, dice el informe.

“El Estado Islámico, también, podría declarar un Estado a través de su unión con otras organizaciones terroristas en Irak y Siria, lo que crearía un grave peligro para la unificación de Irak y la protección de su territorio”, agrega. A pesar de toda esta información, el plan siguió adelante y no se dudó en intervenir en la crisis siria.

El resultado fue catastrófico; actualmente, el Estado Islámico tiene bajo su control más terrenos (en ambos países Irak y Siria) que nunca, y ha llevado a cabo la matanza de numerosos ciudadanos sirios e iraquíes.

A esto se suman los bombardeos de la denominada coalición anti-Estado Islámico, liderada por EE.UU., que alega luchar desde el aire contra Daesh en la región; no obstante, las bajas civiles son inevitables; más de 70 civiles han muerto en estas operaciones, según el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). (I)