Las Entidades de DD.HH. le piden a la mandataria que ofrezca a Barack recibir en Brasil presos de Guantánamo
Dilma viaja a Estados Unidos tras superar el espionaje de su Ipad y correos
Dilma Rousseff y Barack Obama intentarán dejar relegado de la agenda de Brasil y Estados Unidos, las economías más fuertes del hemisferio, el escándalo de espionaje que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) norteamericana le realizó al propio Ipad y correo electrónico de la mandataria brasileña, un hecho que congela desde 2013 las relaciones bilaterales, tras las revelaciones del exespía Edward Snowden. El caso de espionaje provocó la cancelación de una visita de Estado de Rousseff en 2013.
Esta vez es distinto y la Presidenta llega el domingo a EE.UU. en una gira oficial, que incluye una agenda de negocios en Nueva York, una cita de política e institucional en Washington y un evento de tecnología e intercambio universitario en San Francisco, adonde se reunirá con líderes del Valle de Silicio.
Desde Brasil, organizaciones de derechos humanos, como Conectas, reclaman que -tras el escándalo Snowden- Rousseff aproveche el rol de la diplomacia brasileña en el plano global y se comprometa a acoger a internos de la prisión instalada por el expresidente George W. Bush en la base militar de Guantánamo que Washington posee en Cuba para acoger a presos acusados, sin pruebas, por terrorismo.
“Dilma debería tocar el asunto de Guantánamo, que es una prisión ilegal en nuestro continente, un foco de violaciones a los derechos humanos. Brasil debería ofrecer la acogida humanitaria de prisioneros de Guantánamo como ya lo hacen en el continente El Salvador y Uruguay”, dijo ante una consulta de EL TELÉGRAFO Camila Asano, coordinadora de Política Exterior y Derechos Humanos de la ONG Conectas, en diálogo con corresponsales extranjeros.
El Salvador recibió a 2 exprisioneros de Guantánamo mientras que Uruguay ha acogido a 6. Asano sostuvo que la oposición conservadora estadounidense impide la promesa de Obama para cerrar Guantánamo. Y que la única forma que Obama tiene para actuar sin el cerrojo del Congreso es “vaciar la prisión”.
“Nos gustaría –según Asano- ver a Brasil más activo en la cuestión de derechos humanos y esta es una buena oportunidad. Tanto Dilma como Obama son defensores de los derechos humanos y están sufriendo una ola conservadora en sus respectivos países”. Rousseff, recordó, fue una presa política torturada durante 22 días seguidos al inicio de su prisión de casi 3 años, a inicios de la década del 70.
Brasil, sostuvo, puede ser una “solución y no un problema” para el asunto de Guantánamo, a raíz de su tradición de recibir personas en busca de asilo o de refugio. “El caso de espionaje es un asunto superado”, afirmó el subsecretario general de política de la cancillería brasileña, Carlos Antonio Da Rocha Paranhos. El espionaje, además de provocar la cancelación de la visita de Estado, puso en alerta a Brasil y a otros países como Alemania, que comandaron en la ONU un proyecto de acuerdo global sobre privacidad en las redes.
Las relaciones entre ambos países fueron congeladas pese al diálogo telefónico frecuente entre Obama y Rousseff. Desde 2009 EE.UU. fue superado por China como principal socio de Brasil.
Pero en el aspecto económico, con Brasil en medio de un ajuste y un escenario de caída económica, las exportaciones de manufacturas de gran porte hacia Estados Unidos parecen ser parte de la salida que espera el gobierno para aumentar las ventas externas y el ingreso de divisas a la industria nacional.
Durante la visita se esperan acuerdos en el área de defensa y de cooperación militar, además de negocios entre las constructoras aeronáuticas Boeing y Embraer. Este domingo Rousseff tendrá el primer contacto con empresarios en Nueva York, lo mismo que el lunes, acompañada por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, el hombre que lleva adelante el ajuste y fue puesto en esa función para atraer confianza del mercado financiero.
Luego se reunirá con Obama en Washington, con quien debe anunciar varios acuerdos. Como novedad se incluyó en la agenda un viaje a San Francisco para visitar, en el estado de California, la sede de la empresa Google y mantener un encuentro con inversores del sector espacial en el centro de investigaciones de la agencia espacial estadounidense, NASA. (I)