Un sondeo de Datafolha indicó que bajó a 8% el apoyo a la gobernante
Dilma: “Sé soportar presiones e injusticias”
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, lanzó ayer un contraataque a las movidas desestabilizadoras de los conservadores de la oposición al afirmar que sabe “soportar presiones y hasta las injusticias”.
En el programa televisivo obligatorio que la legislación le otorga a los partidos políticos, Rousseff afirmó que este año “es una travesía” para lograr “un lugar mejor, con crecimiento” de la economía.
La presidenta dio el discurso luego de que la empresa Datafolha, del diario Folha de Sao Paulo, divulgara que el 71% reprueba su gestión y apenas el 8% la considera buena o satisfactoria, el índice más bajo desde 1990. “Quien piensa que nos falta energía está equivocado”, sostuvo Rousseff, exguerrillera que fue presa política de la dictadura y torturada durante 22 días seguidos a fines de la década del 70.
El Partido de los Trabajadores, que respalda a Dilma, también hizo un llamado a todas las fuerzas políticas y dijo que el futuro “será sombrío” si la sociedad acepta el camino de la desestabilización.
Por otra parte, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva denuncia la existencia de “oportunistas” y en la propaganda se muestra el rostro de Aécio Neves, candidato derrotado el año pasado por Rousseff que convoca a una marcha opositora para pedir la destitución de Rousseff para el 16 de agosto.
Las previsiones de recesión y de caída de hasta el 1,8% en la economía este año se han sumado a los movimientos desestabilizadores de varios sectores derechistas y ultraconservadores que dominan el Congreso.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) del vicepresidente Michel Temer, promueve el pedido de juicio político para Rousseff. El legislador es acusado del escándalo de corrupción de Petrobras de haber cobrado un soborno de $ 5’000.000. (I)