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Dilma: "Lula llega al gobierno para fortalecerlo"

Los partidarios del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (der.), le brindan su respaldo, en Sao Paulo.
Los partidarios del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (der.), le brindan su respaldo, en Sao Paulo.
Foto: AFP
17 de marzo de 2016 - 00:00 - Pablo Giuliano - AFP

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva será el ministro coordinador  de la presidenta Dilma Rousseff, en un intento para salvar el gobierno, golpeado por denuncias de corrupción y en medio de una severa recesión.

“La llegada de Lula a mi gobierno lo fortalece”, dijo Rousseff, tras asegurar que el exmandatario (2003-10) tendrá “los poderes necesarios” para “ayudar a Brasil”.

Sin embargo, anoche un medio de comunicación publicó una conversación telefónica en la que supuestamente Rousseff le anunciaba a Lula que enfrenta un pedido de prisión preventiva, que se aprestaba a enviarle el decreto de su nombramiento como jefe de gabinete para que pueda “usarlo en caso de necesidad”. Esto provocó que cientos de personas salieran a protestar en las calles en Brasilia y Sao Paulo.

No obstante, el peso de Lula, como un mito para sus seguidores, abre una serie de cuestionamientos sobre el momento en el cual se propone ejercer como un ‘primer ministro’, como dijo el titular del Partido de los Trabajadores (PT), Rui Falcao.

Varias interpretaciones, además de la jurídica, porque ganará fueros frente a investigaciones de jueces de primera instancia, colocaron a Lula nuevo jefe de la Casa Civil como ‘superministro’, ‘primer ministro’ o hasta los más críticos que hablan del fin del gobierno de la presidenta Dilma y el inicio del ‘tercer mandato’ de Lula.

Lula se tornará el superministro del gobierno, con lo cual evitará ser investigado por las primeras instancias y el juez Sergio Moro, encargado del caso Petrobras y quien debe decidir un pedido de prisión hecho por 3 fiscales por ocultación de patrimonio. Pero no podrá impedir ser investigado por los estamentos superiores, como la máxima corte del país y el procurador general de la República, Rodrigo Janot.

“En este fuero nadie tendrá facilidades”, alertó Marco Aurelio Mello, ministro del Supremo Tribunal Federal, hacia donde irá toda la causa investigada por Moro, quien tiene presos a ejecutivos de empresas constructoras acusadas de corromper empresas públicas y partidos políticos.

Lula reemplaza en el cargo a Jacques Wagner, quien pasa a ser el jefe de asesores de Rousseff, informó el Palacio del Planalto en un comunicado.

Los analistas consideran que si bien la imagen de Lula podrá ser preservada de las manipulaciones de los medios y de lo que él llama persecución, se reducirá el nivel de influencia de la presidenta Rousseff, sobre quien pesa un pedido de juicio político que puede comenzar esta semana.

Lula es ahora el jefe político de Rousseff. Él la eligió jefa de ministros en 2006 y la designó su sucesora, hecho que se consumó en las elecciones de 2010. Ahora Lula, que busca volver en 2018, recorre el mismo camino que su delfín político.

Lula también fue alcanzado el martes por la delación premiada del senador Delcidio Amaral, que lo acusó de obstruir la justicia, en una declaración que causó otro terremoto político en Brasil, ya que acusa a la oposición y al Congreso de una serie de delitos de corrupción que vienen de la época de Fernando Henrique Cardoso, sobre todo en Petrobras. Incluso el opositor Aecio Neves aparece vinculado a cuentas secretas en Liechtenstein, supuestamente fruto de desvío de dinero público a inicio de la década pasada.

Por eso, la oposición ha quedado con menos fuerza para rechazar la asunción de Lula, que debe ocurrir el martes. El expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), al ofrecer una conferencia promocionada por la aseguradora Tokio Marine en Sao Paulo, admitió que en su gobierno también hubo corrupción. “En mi gobierno, en los tiempos de Jesucristo, siempre alguien se equivocó, lo que no hay es una organización implicada”, sostuvo.

Varios parlamentarios de la oposición denunciaron ante la justicia que es imposible la asunción de Lula por tratarse de un investigado en primera instancia. El colmo fue el del diputado opositor Bruno Covas, que presentó un proyecto de ley para impedir que alguien sin educación superior o universitaria pueda ser ministro, teniendo en cuenta que Lula no terminó la educación formal primaria.

La asunción de Lula en un cargo de ministro que nunca antes había ocupado ocurre tres días después de una manifestación gigantesca, el domingo pasado, que reclamaba el cese del gobierno y la prisión para Lula.

El viernes la izquierda realiza un acto para respaldar al expresidente, para contraponerlo al domingo. En medio de la intentona desestabilizadora que lleva varios meses, sea por la presión mediática o las movidas judiciales, el mercado reaccionó dispar al nombramiento de Lula, considerado el mejor presidente de la historia para el 35% de los brasileños. (I)

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