Con el juicio político avanzando rápidamente en su contra, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, denunció hoy por violacion de la"soberanía nacional" al juez federal Sergio Moro, quien le interceptó una conversación telefónica y la divulgó a los medios, aparentemente para aumentar la crisis del gobierno y frenar la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva como ministro.

"Moro, cuando tomó la decisión de divulgar una conversación que involucra a la presidenta puso en riesgo la soberanía nacional, y ofendió al Estado Democrático de Derecho", dice la demanda presentada por la Abogacía General de la Unión (AGU) ante el Supremo Tribunal Federal.

Moro, según los juristas, debió parar de grabar a la presidenta y enviar esa parte de su investigación al Supremo Tribunal Federal, que se encarga de las personas con fueros.

La presentación ocurre cuando el Supremo Tribunal Federal debe decidir si acepta o rechaza el fallo de uno de los juecesq ue impidió a Lula asumir como jefe de ministros.
El escrito con la acusación al juez Moro se debe a que el magistrado a cargo del caso de corrupción en Petrobras 'pinchó' una conversación entre Rousseff y Lula, en la queal parecer seacordó que éste reciba con anticipación el acta para asumir como ministro, con fueros, y escapar de cualquier intento de la investigación de Moro.

El escrito de la Abogacía General de la Unión solicita al Supremo que se deje sin efecto la decisión del ministro Gilmar Mendes, quien el viernes pasado suspendió el nombramiento de Lula como jefe de la Casa Civil por considerar que su  designación fue una salvoconducto a la investigación de Moro.

Moro es considerado un héroe por parte de la oposición a raíz de que incluyó en su investigación al expresidente Lula por supuesta ocultación de patrimonio, algo que el exsindicalista niega.

La crisis política se aceleró este lunes en Brasilia, ya que la comisión de juicio político de la Cámara de Diputados estimó que el 11 de abril habrá votado y enviado a votación en el plenario la destitución de Rousseff, para la cual se necesitan dos tercios de los votos.

En Brasilia fuentes políticas especulaban con la posibilidad de Lula abandonar el cargo de jefe de ministros para dedicarse apenas a la articulación política para evitar que votos del cada vez más díscolo aliado del partido del vicepresidente Michel Temer se escapen a la oposición y aprueben la destitución.