Treinta subcomisionados de la policía hondureña fueron dados de baja en un proceso de limpieza iniciado en abril, luego de revelarse el involucramiento de altos mandos en el crimen organizado, anunció este miércoles una comisión especial nombrada por el gobierno.

En un comunicado, la Comisión Especial de Depuración dio una lista de 30 oficiales "cancelados por reestructuración, en razón de (crear) la nueva estructura organizacional de la Policía Nacional".

La Comisión también dio una lista de seis subcomisionados "suspendidos por estar señalados en actos sujetos a la investigación de las autoridades" y tres a los que sigue un "proceso de evaluación".

Esta es la segunda gran sacudida en el cuerpo policial hondureño desde el 13 de abril, cuando el presidente Juan Orlando Hernández nombró la Comisión, tras la aprobación de un decreto por el Congreso que declaró cuestión de emergencia y seguridad nacional la depuración de la Policía.

El pasado 29 de abril habían sido separados 26 comisionados, en tanto otros cuatro pidieron su retiro "voluntario".

La emergencia fue decretada por el Congreso a petición de Hernández, luego de que la prensa local divulgara un informe que involucró a altos mandos policiales en el asesinato del zar antidrogas Arístides González, en 2009, y al asesor de seguridad Alfredo Landaverde, en 2011, pagados por un capo narcotraficante.

Omar Rivera, miembro de la Comisión, dijo a medios locales que "se está evaluando a los integrantes de la carrera policial de arriba hacia abajo (de oficiales a tropa) a fin de garantizar que, en primera instancia, la Policía Nacional cuente con un nuevo liderazgo para propiciar la tan ansiada transformación".

"La efectividad de este proceso de profilaxis policial tiene relación directa con habilitar para que sigan en la institución a los altos oficiales idóneos y dignos de confianza, para que generen los cambios que garanticen un desempeño eficiente a las unidades encargadas de combatir al crimen organizado y la delincuencia común", destacó Rivera.

Honduras se ubica entre los países con una de las tasas de homicidios más altas del mundo, 60 por cada 100.000 habitantes, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional. (I)