Decreto presidencial desata fuertes protestas en Egipto
Manifestantes egipcios incendiaron ayer tres sedes del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), de los Hermanos Musulmanes, en una jornada de protestas a favor y en contra de la decisión del presidente islamita, Mohamed Mursi, de arrogarse más poderes. Según la televisión pública, las oficinas del PLJ, el partido de Mursi, fueron incendiadas en las ciudades Ismailiya y Port Said.
En Alejandría, los manifestantes incendiaron también unos locales del partido de los Hermanos Musulmanes, tras los enfrentamientos con partidarios de Mursi. En Sharm el Sheij, a orillas del Mar Rojo, cientos de manifestantes gritaban: “No a una revolución combinada al autoritarismo”.
Mohamed Mursi, primer presidente civil e islamita del país más poblado del mundo árabe, se arrogó el jueves en una declaración constitucional el derecho de tomar decisiones o medidas inapelables para proteger la revolución de 2011.
“Las declaraciones constitucionales, decisiones y leyes emitidas por el presidente son definitivas y no pueden ser apeladas” hasta la adopción de una nueva Constitución, que se espera esté redactada en febrero”, dice la declaración.
Respondiendo a sus detractores, que lo acusan de haber dado un golpe de Estado y de arrogarse más poderes que su denostado predecesor Hosni Mubarak, Mursi afirmó ayer que está decidido a asumir sus funciones reforzadas. “Nadie puede detener nuestra marcha hacia adelante (...) Estoy cumpliendo mi función para servir a Dios y a la nación y tomo decisiones tras consultar con todo el mundo”, dijo el presidente, tras prometer que respetará la democracia.
Tras la oración semanal del viernes, los opositores, en su mayoría liberales y laicos, se reunieron en la plaza Tahrir, epicentro de la revuelta prodemocrática de enero-febrero de 2011 que terminó con tres décadas de poder de Mubarak.
A ellos se sumó Mohamed ElBaradei, ex director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, quien acusó a Mursi de haberse “proclamado nuevo faraón”.