Parece que Cuba termina el año de la mejor forma. Su regreso al primer plano de la política internacional fue sellado con el ¿aparente? fin de las hostilidades de Estados Unidos. Si todos los ofrecimientos que hizo Barack Obama se concretan, a la isla solo le queda por delante pampa.

Todos ya saben que habrá restablecimiento de relaciones diplomáticas y que hubo intercambio de prisioneros. Pero en América Latina, una región acostumbrada a la doble moral de Washington, son muchos los que se preguntan cuáles son las verdaderas intenciones de Estados Unidos.

No es que Obama está abrazando al socialismo y al imperialismo. Si fuese así habría rechazado las sanciones a Venezuela y el castigo económico a Rusia.

A Bill Clinton se le atribuye una frase: “Es la economía, estúpido”. El expresidente se refería a qué aspecto marca la política. Y por allí podría estar la respuesta.

Brasil está modernizando el puerto de Mariel, en La Habana. La Unión Europea negocia un acuerdo comercial con la isla. Y México busca un acercamiento con Cuba. Y todo eso ocurre cuando Raúl Castro ha lanzado una serie de reformas económicas que permite a los cubanos acceder a la propiedad privada e invita a las empresas extranjeras a invertir.

Con ese panorama, Estados Unidos se quedaba fuera. Serían extranjeros los que disfrutarían de las riquezas que generará una isla que está apenas a unos kilómetros al sur de Florida.

¿Quién diría que ahora son las grandes potencias las que se disputan su participación en Cuba? No hay que olvidar que este año Raúl Castro recibió en su despacho a los presidentes de Rusia y China. Por eso el futuro es prometedor. Y eso lo saben los jóvenes, los que más apoyan el acercamiento, tanto en Miami como en La Habana.

Pero este proceso tiene sus ganadores. Allí está Obama que cierra un año de regreso a Latinoamérica: firmó una reforma migratoria y rompió décadas de política anticubana.

El Primer Presidente afroamericano supuestamente estaba postrado en la intrascendencia, luego de su devastadora derrota en las elecciones legislativas.

La doctrina política norteamericana dicta que en los últimos 2 años de su mandato, el Presidente se dedique a la política internacional. Y eso parece que hará Obama. No solo está Cuba, sino la eterna crisis de Medio Oriente, la guerra en Ucrania, el ascenso del Estado Islámico, la retirada de Afganistán, conflictos cuya resolución decidirán el destino del planeta.

Y junto a Obama está Francisco. El primer Papa latinoamericano parece que llegó para hacer Historia. No solo dentro de la Iglesia ya que sus metas lo han llevado a intervenir en varios conflictos: reunió a los presidentes israelí y palestino, pidió por la paz en Siria, abogó por el fin de las hostilidades entre Turquía y Armenia, entre otros más.

Después de lo sucedido en Cuba, el Sumo Pontífice es líder mundial. Y claro, Castro también gana. En la isla quedó en el pasado la gerontocracia, como alguna vez definió el exilio cubano a la generación que combatió en la Sierra Maestra y gobernaba con Fidel Castro.

Raúl es mucho más pragmático. Y lo más importante y lo que ha despertado la admiración del continente: no se ha renunciado a ningún principio de la Revolución a cambio del acercamiento. Es la Casa Blanca la que cambió su política, fracasada como bien dijo Obama.

Para el escritor cubano Rafael Rojas, el episodio cierra un epílogo de la Guerra Fría, aunque estima que la normalización de las relaciones será “muy trabajosa y no carente de retrocesos, ya que deberá enfrentarse a resistencias provenientes tanto de La Habana como de Washington”.

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En enero el presidente Obama anunciará las nuevas medidas ejecutivas vinculadas a mejorar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Muchos apuestan por un flujo importante de divisas fuertes hacia Cuba proveniente del aumento de los viajes y de las remesas de los cubanos en el exterior; asimismo se espera un aumento del turismo estadounidense de masas hacia la isla.

En el plano internacional, el analista Luis Eduardo Ritter destaca que hay un alivio mundial, ya que el bloqueo comercial impuesto a la isla ha sido uno de los focos de tensión de Estados Unidos con algunos gobiernos de la región, que han demandado en diversos foros su inmediata suspensión.  

En este contexto la VII Cumbre de las Américas, que se realizará los próximos 10 y 11 de abril en Panamá, será un encuentro esperado por muchos, ya que marcará la primera participación de Cuba en este tipo de citas, destaca Jaime Alemán, exembajador  de Panamá en Washington.  

Raúl Castro confirmó su asistencia a la cumbre a la que también asistirá Barack Obama. El presidente cubano resaltó que la participación de Cuba en la cumbre es el resultado del “sólido y unánime consenso” de América Latina y el Caribe.

En este contexto, analistas coinciden en que el éxito del líder cubano es evidente en estas negociaciones, ya que Estados Unidos logró ceder más que nunca. Mientras, Obama recobró cierto prestigio político que había perdido, en parte, con los escándalos de espionaje y un reciente informe senatorial sobre las torturas de la CIA a sospechosos de terrorismo.

La derecha latinoamericana ahora apunta contra Venezuela. Supuestamente La Habana ha abandonado a Caracas al abrazar a Washington. No hay tal cosa. El propio Nicolás Maduro destacó el gesto de Obama y eso no le impidió protestar por las sanciones. El ALBA en pleno le mostró su respaldo.

El mundo gira así. Se cierra un conflicto y se abre otro. Puede que la situación en Cuba mejore, pero ahora Venezuela enfrenta el hostigamiento norteamericano.