El gobierno cubano pide además la devolución del territorio donde está ilegalmente la base naval de Guantánamo
Cuba y EE.UU., cada vez más cerca
La apertura de las embajadas en La Habana y Washington constituye el avance diplomático más concreto desde que el presidente Barack Obama anunció el restablecimiento de las relaciones entre ambos países en diciembre pasado.
La instalación de las oficinas implica además el inicio de un complejo proceso hacia la normalización bilateral, que terminaría con el levantamiento del embargo comercial a Cuba.
Esto podría estar muy cerca, según el diario The New York Times, puesto que Obama ha hecho un llamado de atención a los congresistas republicanos quienes por años han apoyado la medida.
Tanto Obama como Raúl Castro informaron ayer la decisión de restablecer relaciones diplomáticas plenas y proceder con la reapertura de sus embajadas en La Habana y Washington el 20 de julio.
“Nuestras naciones están separadas solo por 90 millas, y en medio hay profundos lazos familiares y de amistad, pero también han existido diferencias entre los gobiernos, y a veces nos quedamos atrapados en esta situación”, dijo Obama en el Rose Garden de la Casa Blanca, con el vicepresidente Joe Biden a su lado.
A su vez, Castro envió a su homólogo norteamericano una carta expresando que Cuba “asume esta decisión, animada por la intención recíproca de desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación entre nuestros pueblos y gobiernos”.
Según lo anunció el propio Obama, su secretario de Estado, John Kerry, viajará “este verano” a La Habana para abrir la embajada estadounidense en Cuba, con lo que se convertirá en el cargo de más alto rango en visitar la isla en más de medio siglo.
Como estaba previsto, las sedes estarán ubicadas en los edificios que ahora ocupan las respectivas Secciones de Intereses, las cuales dejarán de funcionar con ese estatus especial que tienen desde su establecimiento en septiembre de 1977 bajo la administración de James Carter (1977-1981).
El escenario entre los 2 países vecinos tuvo un punto clave el 17 de diciembre pasado cuando el presidente cubano y su homólogo estadounidense informaron la decisión de reanudar los nexos diplomáticos, tras varios meses de negociaciones encaminadas hacia ese objetivo.
VIDEO
Temas pendientes
A pesar de los pasos en la dirección correcta en los últimos meses, sigue en pie lo que La Habana considera como principal escollo hacia la normalidad: el bloqueo económico, comercial y financiero que provocó daños por más de un billón de dólares a los cubanos.
Obama pidió ayer al Congreso que dé los pasos para levantar el embargo que impide que los estadounidenses puedan viajar y hacer negocios en Cuba. “No podemos quedarnos prisioneros del pasado, cuando algo no funciona, simplemente hay que cambiarlo”, agregó.
En la lista de asuntos pendientes también está el reclamo de Cuba de que Estados Unidos le devuelva el territorio que ocupa ilegalmente la base naval de Guantánamo, en el este de la isla, abierto allí contra la voluntad del pueblo y Gobierno de la isla.
Además, la nación caribeña exige el cese de las transmisiones ilegales de la radio y televisión Martí porque violan la soberanía nacional y están en contradicción con importantes convenios internacionales en la esfera de las telecomunicaciones.
Washington tiene en sus prioridades el trabajo “normal” de sus funcionarios diplomáticos en La Habana, algo que ambas partes coinciden en que debe basarse en los postulados de la Convención de Viena y la Carta de las Naciones Unidas.
En numerosas ocasiones las autoridades cubanas denunciaron actividades que califican de subversivas por parte de funcionarios de la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA, por sus siglas en inglés).
Para Estados Unidos es importante también discutir el tema de las compensaciones por las propiedades nacionalizadas a principios de la Revolución liderada por Fidel Castro, y La Habana ratificó su disposición a discutir este y cualquier otro tema de interés bilateral.
Cuba, por su parte, pide que se eliminen los programas dirigidos a promover la subversión y la desestabilización internas, y se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de Estados Unidos.
Solo una minoría del Capitolio apoya el bloqueo a Cuba
Entre los progresos que hubo desde el 17 de diciembre hasta la fecha se destaca la reciente exclusión de la isla caribeña de la lista de naciones que, según Washington, patrocinan el terrorismo, anunciada el 29 de mayo por el Departamento de Estado.
La decisión fue ratificada el 4 de junio con la publicación del texto en el Registro Federal, diario oficial del Gobierno norteamericano, poco menos de una semana después de que el Departamento de Estado informó el vencimiento del plazo de 45 días que tuvo el Congreso.
Otro paso en la dirección correcta fue la reanudación de los servicios bancarios de la Sección de Intereses de Cuba en Washington (SICW), aspecto esencial para el normal desarrollo de las actividades de la sede.
En este contexto, legisladores que visitaron Cuba en las últimas semanas coinciden en señalar que existe consenso bipartidista a favor del levantamiento de las sanciones unilaterales.
Así lo expresó el 27 de junio, en una conferencia de prensa, en el habanero hotel Saratoga, el senador demócrata Patrick Leahy, presidente pro témpore emérito de la Cámara alta, quien estuvo acompañado por su correligionario Benjamin Cardin y el republicano Dean Heller.
Según Leahy, apenas una pequeña minoría en el Capitolio apoya el mantenimiento del bloqueo y la inmensa mayoría del pueblo norteamericano favorece el acercamiento entre las dos naciones vecinas. (I)
¿Qué implica la apertura de embajadas?
Actualmente, Estados Unidos y Cuba mantienen una oficina de intereses en las respectivas capitales que ofrecen solamente servicios consulares.
Previsiblemente, esas oficinas ahora se convertirán en embajadas con el izamiento de las banderas de cada país en su legación. William Arcos, director de la Unidad de Titulación del Instituto de Diplomacia de la Universidad de Guayaquil, explica que el cambio -sobre todo- es político.
Cuando se nombren embajadores, estos serán los representantes de su Gobierno. Por ejemplo, el representante cubano en Washington será el canal por donde se comunique el Departamento de Estado con La Habana.
Ese diálogo directo es el principal cambio, puesto que, con la ruptura de relaciones diplomáticas, ambos países no mantenían vías de comunicación.
Según el derecho internacional, agrega Arcos, el lugar donde se asienta la embajada es considerado territorio soberano de ese país, por lo que es inviolable. El país anfitrión es el responsable de la seguridad del recinto y la correspondencia es inviolable.
El embajador tiene libertad de movimiento en todo el país, sin embargo, no puede intervenir en los asuntos internos del Estado que lo acoge.
Todas esas reglas están contenidas en los acuerdos de Viena que rigen las relaciones diplomáticas en todo el mundo.
Las embajadas también pueden recibir solicitudes de asilo o refugio, además de brindar servicios consulares. (I)
Datos
En 1974 se abrieron las Oficinas de Intereses, que el 20 de julio se convertirán en embajadas. Ninguno de los 2 países ha hecho pública su designación de embajador.
Los diplomáticos estadounidenses en Cuba tendrán mayores libertades de movimiento una vez que se concrete la reapertura de su embajada en La Habana, aunque el entorno seguirá siendo restrictivo.
En Nueva York, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, saludó el anuncio de restablecimiento de las relaciones diplomáticas y manifestó su esperanza de que el “paso histórico beneficie a los pueblos de los dos países”.
En las calles de La Habana, ciudadanos cubanos mostraban esperanzas de que los anuncios de ambos gobiernos conduzcan efectivamente a una mejora en las relaciones y que el proceso tenga efectos en la vida cotidiana.