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El gobierno de obama sí tiene la potestad para retirar a la habana de la lista de países que ‘apoyan’ el terrorismo

“Cuba nunca ha respondido a presiones”

Josefina Vidal, la delegada cubana, durante una rueda de prensa tras la reunión bilateral que se realizó en el Palacio de Convenciones de La Habana. Foto: AFP
Josefina Vidal, la delegada cubana, durante una rueda de prensa tras la reunión bilateral que se realizó en el Palacio de Convenciones de La Habana. Foto: AFP
24 de enero de 2015 - 00:00 - Agencias internacionales

Aunque no llegaron a acuerdos concretos, Estados Unidos y Cuba rompieron esta semana una ‘parálisis’ de medio siglo al dar los primeros pasos en la senda de la normalización de relaciones diplomáticas, proceso que deberá sortear difíciles obstáculos y profundas diferencias.

La exigencia de Cuba del levantamiento del embargo impuesto desde 1962, ser retirado de la lista de países que patrocinan el terrorismo internacional y la derogatoria de la Ley de Ajuste Cubano de 1966, en contraparte con los reclamos estadounidenses sobre respeto de derechos humanos en Cuba, libertades políticas, de expresión y asociación y la celebración de elecciones libres, son algunos de los espinosos temas a desbrozar en los próximos años.

Tras culminar el primer encuentro de las negociaciones de alto nivel, la delegación norteamericana, presidida por Roberta Jacobson, afirmó el jueves en un comunicado que “presionó al Gobierno cubano para que mejore la situación de los derechos humanos”.

Ante esto, la directora general de EE.UU. en la Cancillería cubana, Josefina Vidal, quien encabeza la representación de La Habana en los diálogos, comentó a periodistas que “la palabra presión no se usó, tengo que decirlo”. “Tuvimos un intercambio en el que cada parte confirmó y afirmó las posiciones, visiones y concepciones que tiene sobre el tema del ejercicio de los derechos humanos. Cuba nunca ha respondido ni responderá a presiones de ninguna parte”, añadió.

En este contexto, la delegación cubana expresó ayer en un comunicado sus preocupaciones sobre la falta de garantías y de protección a los derechos humanos en Estados Unidos. El texto enfatiza en la ilegalidad de las detenciones en la cárcel de la base naval norteamericana en Guantánamo y los actos de tortura que allí se cometen contra los prisioneros. Además, rechaza la brutalidad policial y discriminación racial en EE.UU., lo que a su criterio se refleja en la localidad de Ferguson.

Pese a las divergencias mostradas en este primer encuentro, hay quienes son optimistas de que los diálogos lleguen a buen puerto. “El proceso de normalizar las relaciones tomará tiempo, será tortuoso en ocasiones y sedoso en otras, pero el paso primero ha sido dado y ese es el más importante porque ha roto la parálisis”, dijo el portavoz de la Arquidiócesis de La Habana, Orlando Márquez.

“La cita fue importante porque señala que estamos en una nueva era, vamos a tener conversaciones directas sobre todo tipo de asuntos”, destacó Ted Piccone, exasesor del gobierno de Bill Clinton.

Además, explicó que el embargo y la Ley de Ajuste deben ser eliminados por el Congreso, dominado por la oposición republicana, pero el gobierno de Obama sí tiene la potestad para retirar a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo.

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