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La transición inicia entre el show mediático y la discreción

Cristina: "Vamos a velar por derechos de los argentinos"

La presidenta Cristina Fernández, al encabezar ayer un acto en el Hospital Posadas de Morón, en Buenos Aires. Foto: AFP
La presidenta Cristina Fernández, al encabezar ayer un acto en el Hospital Posadas de Morón, en Buenos Aires. Foto: AFP
26 de noviembre de 2015 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

El traspaso de poder no será sencillo en Argentina. La cumbre celebrada el martes entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri ahondó aún más las divisiones entre dos mundos ideológicos opuestos. Desde el gobierno saliente acusan a las huestes del presidente electo de querer montar un show mediático hasta el 10 de diciembre y en la derecha argumentan que la jefa de Estado quiere “una transición clandestina y oculta”.

En concreto, Macri quería fotografías, cámaras de TV y ruedas de prensa antes, durante y después de su reunión con la presidenta este martes por la tarde-noche en la residencia de Olivos, en la periferia norte de la capital. Pero nada de eso ocurrió: en un marco de discreta formalidad, sin la presencia de reporteros gráficos, periodistas o camarógrafos, a solas y a puertas cerradas la presidenta recibió a Macri en su despacho. No hubo ni siquiera una foto oficial ni un ejército de asesores presentes. La maraña de reporteros se quedó en la puerta de la residencia, rodeada de simpatizantes “macristas” que repetían el latiguillo “sí se puede”.

La reunión duró apenas 20 minutos, 45 en total desde que Macri llegó y se retiró en automóvil. En un primer momento fue cauto. “Fue una reunión cordial donde hablamos de la ceremonia de traspaso. Nos encontraremos el 10 de diciembre. No hubo mayores temas que estos”, dijo el presidente electo. Pero luego, por televisión, encendió la mecha.

“La reunión no valió la pena”, sentenció Macri en el canal TN del Grupo Clarín. Según afirmó, la presidenta lo felicitó por su triunfo en el balotaje y le comunicó que sus ministros hablarán con sus equipos solo “después del 10 de diciembre”, la fecha de asunción del nuevo gobierno.

Voceros “macristas” dijeron que Macri se fue con un sabor amargo porque quería profundizar en temas como el futuro del presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, a quien el presidente electo quiere fuera del organismo para colocar allí a alguien de su confianza.

El encargado de responderle fue el jefe de gabinete, Aníbal Fernández: “La presidenta entiende que estas cosas son mucho más saludables cuando se manejan con discreción. Si el show es para la cámara y la foto y por eso no se quieren reunir, así no va”.

El funcionario agregó que “ella (la presidenta) me pidió que lo llamara esa noche a Marcos Peña”, designado futuro jefe de gabinete de Macri. “Lo llamé para encontrarnos y me dijo que no. Que habían estado hablando con el presidente electo y que este tipo de encuentros debían ser públicos”, acotó.

“Yo lo invité a mi despacho público, no a un bar en (el barrio de) Pompeya, no a una reunión secreta, sino en la Casa de Gobierno, donde hay cantidad de cámaras. Lo que está diciendo Marcos Peña no es verdad. La charla fue muy cordial, lo que me dijo es que prácticamente no tenía autorización para hacerlo, porque el presidente electo quería hacerlo con las cámaras. Pero no hemos tenido nunca la intención de no colaborar, y dar toda la información que sea necesaria”.

Pero Peña aseguró que la presidenta le planteó a Macri “una transición clandestina y oculta” y denunció que el equipo de la Presidencia se negó a facilitarles una sala para realizar una rueda de prensa posterior.

En tanto, la presidenta, acompañada por el candidato derrotado Daniel Scioli, volvió este miércoles a aparecer en público por primera vez desde el balotaje en un acto en el Hospital Posadas, donde inauguró una sala pediátrica en la periferia oeste de Buenos Aires y le habló a cientos de sus seguidores: “No me voy a ir, tranquilos, siempre voy a estar con ustedes, siempre, siempre”.

Y agregó: “Hubo balotaje y la diferencia entre ambas fuerzas fue muy escasa, muy chiquita. Y me pregunto aquí: ¿Si hubiera sido al revés, que estaría pasando hoy en Argentina? ¿Hubieran reaccionado como lo hicimos nosotros, con grandeza, comprensión y vivencia democrática que debemos tener como argentinos?”.

“Quiero decirles a los argentinos, a los que nos votaron y a los que no, que se queden tranquilos, que nosotros no vamos a hacer las cosas que nos han hecho a nosotros. Vamos a velar por los derechos de todos los argentinos para que sean respetados, reconocidos. Vamos a colaborar. Jamás se nos ocurriría hacer algo que dañara la gobernabilidad”, aseveró, pero advirtió: “Un país no es una empresa, que nadie se confunda”.

“Hemos empoderado al pueblo en sus derechos. Allí estaremos con ustedes defendiendo las conquistas” de estos últimos 12 años, concluyó la mandataria. (I)

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